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Laura Restrepo y un retrato del abuso

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Laura Restrepo

Machismo y violencia

Nueva novela de la autora colombiana.

En relación a los distintos tipos de violencia, determinados comportamientos, pensamientos, ideas y decisiones, provienen de un tronco mucho más grande y extenso en el tiempo que lo que muestra el contexto. Y comprender que ese tronco no es solo el tallo sino sus ramas, sus brotes y sus raíces, y que todo contribuye a su crecimiento, es fundamental para comprender y evitar el crecimiento de las violencias y el surgimiento de nuevas. Este es el mérito principal de Los divinos, la última novela de la escritora colombiana Laura Restrepo.

La novela gira en torno a un grupo de amigos treintones de la clase alta bogotana conocidos por el mote que nombra la novela. En la primera parte el tema es la forma en que se hicieron amigos, los hábitos y rituales que comenzaron a tener y a repetir. Lo más interesante de esta sección es la forma en que muchas veces esa confraternidad masculina, esa lealtad patriarcal, excede la simple amistad y se vuelve una incubadora de machismo y violencia rancia. Ahí está el punto más eficiente de Los divinos, cómo a través de una narración paciente, sutil, más sugestiva que explícita, se hace el tránsito desde una causa, a simple vista sin mucha importancia, a una consecuencia terrible y aberrante.

Más allá de estas virtudes, Los divinos cuenta con muchos problemas. En primer lugar lo mucho que demora en pasar algo. Y no porque no sea interesante la historia de este grupo de amigos, narrada por una especie de nerd poco popular en el secundario (al mejor estilo del Oscar Wao de la novela de Junot Díaz aunque sin la chispa y la complejidad del personaje creado por el escritor dominicano), ni el pasaje entre los ambientes populares y los de clase alta colombianos (que recuerda a la narrativa de Fernando Vallejo aunque sin su crudeza y dominio de la prosa y la oralidad), ni la presencia de las microviolencias patriarcales, sino porque en un momento eso se agota, ese recurso se vence y todo termina por enfriarse.

El segundo problema es su moralina. En un momento de la novela integrantes del grupo se ven envueltos en un hecho delictivo monstruoso y a partir de ese punto, comienzan más de cien páginas en que se subraya, como si no estuviera claro, lo terrible del hecho. Resulta inexplicable como, más allá de que la primera parte se estira quizás mucho, se puede desvanecer tanto un relato que pedía expandirse, complejizarse, en una especie de bajada de línea que tanto en lo estético, lo narrativo, como en lo ideológico termina siendo un vehículo débil.

LOS DIVINOS, de Laura Restrepo. Alfaguara, 2018. Madrid, 248 págs.

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