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El prejuicio más antiguo

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Ma. de Los Ángeles González

EN CIVILIZACIONES antiguas, como Egipto y Babilonia, aun siendo guerreras y violentas, no aparecen indicios claros de misoginia. En La epopeya de Gilgamesh, en Mesopotamia y en la cultura posterior de los celtas nómades del noroeste de Europa, aparecen mitos del paraíso perdido, pero en ellos no se culpa a las mujeres de su pérdida. Esta comprobación llevó a Jack Holland (Irlanda, 1947- Estados Unidos, 2004) a proponer que si la misoginia -el odio y prejuicio más antiguo del mundo, que descalifica a la mitad de la especie humana-, tiene una fecha y lugar de nacimiento, sería en el siglo VIII a. C., en el Mediterráneo oriental. En Grecia y Judea surgen historias de la creación que adquirirán valor de mito, describiendo la caída del hombre y atribuyendo a la mujer la responsabilidad del sufrimiento y aun de la muerte. Pandora y Eva asientan los orígenes de la civilización occidental sobre la culpabilización de la mujer de los grandes males y el castigo a su insolencia. La historia de Helena de Troya liga la desgracia a una mujer: la belleza provoca el deseo, que da lugar al ciclo inevitable de vida y muerte. Para la mentalidad dualista griega, la naturaleza representa las debilidades y limitaciones humanas, y la mujer encarna la naturaleza. El pensamiento griego dio sustento racional a la misoginia, desde el consejo pragmático de Tales, quien recomendaba no enseñar letras a la esposa porque era darle "veneno a la serpiente", hasta las teorías de Platón y Aristóteles, las más influyentes para la posteridad.

Con rigor de historiador y amenidad de periodista, Holland, también narrador y poeta, registró y analizó las formas de la misoginia en distintas etapas de la Humanidad, aunque bajo iguales argumentos: inferioridad natural, tendencia a la lascivia, reducción a la maternidad. La historia de la misoginia es la historia de las mujeres. De especial interés resulta el capítulo dedicado a Roma, cuando la mujer conquistó más derechos y concentró más poder en el mundo antiguo, a la vez que se atrevió a los gestos de mayor enfrentamiento al modelo patriarcal, hasta en manifestaciones colectivas reclamando derechos políticos. Cuando Augusto promulga una rígida ley contra el adulterio, muchas nobles romanas se inscribieron como prostitutas para poder recibir a sus amantes casados sin infringirla. La primera condenada al destierro por este delito es su propia hija, Julia, quien, según Séneca, y en clara actitud de desafío, "había recibido hordas de amantes, escogiendo para sus placeres el Foro y la tribuna misma donde su padre había propuesto la ley". Entregando su cuerpo, estaba reivindicando su poder sobre él. No más dóciles fueron Mesalina -esposa de Claudio y acusada de escaparse por las noches a prostituirse en los burdeles-, y Agripina, la que mayor poder acumuló como esposa y madre de emperadores.

En lo que sigue, el libro revisa la misoginia cristiana medieval, que polarizó la figura femenina, encumbrando a María como modelo inaccesible de virgen y madre, a la vez que persiguió a las mujeres hasta el fanatismo de la quema de brujas. El Humanismo, el avance de la ciencia y la Reforma Protestante, con sus cuestionamientos a la autoridad tradicional, abrieron los primeros cauces al cambio de estatuto de la mujer en el mundo moderno. Sin embargo, como observa Holland, fue más fácil aceptar que la tierra se mueve alrededor del sol, y hasta el evolucionismo, que cambiar los prejuicios y prácticas misóginas, que sufren nueva embestida cada vez que la mujer conquista derechos. El siglo XIX, mientras alentó su educación y el industrialismo necesitó su mano de obra, dio lugar a la moral victoriana y al modelo de "ángel del hogar" pasivo y asexuado, que perduró hasta muy avanzado el XX, cuando la píldora, con la posibilidad de control reproductivo, le permitió elegir cuándo ser madre, con enormes consecuencias sociales. Hitos sombríos en la historia contemporánea son el nazismo y el extremismo talibán, entre otros, que se ilustran con anécdotas tan dolorosas que dificultan la lectura, porque el horror cercano es más difícil de soportar. Que "los grandes males constituyan la base de la historia", como afirmó el historiador J. Huizinga, no significa que revelarlos mejore las cosas. Pero es un comienzo.

UNA BREVE HISTORIA DE LA MISOGINIA. EL PREJUICIO MÁS ANTIGUO DEL MUNDO, de Jack Holland. Océano, 2010. México/España, 265 págs. Distribuye Océano

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