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La cultura popular uruguaya en el 900

Libro. Linardi y Risso publicó un gran trabajo del historiador y docente Carlos Zubillaga

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Linardi y Risso lanzó al mercado un libro de temática atrapante. Se trata de "Cultura popular en el Uruguay de entresiglos. 1870-1910", donde el profesor universitario Carlos Zubillaga expone un segmento fundamental de la cultura nacional.

Licenciado en Ciencias Históricas por la Universidad de la República y con un doctorado en Historia en la Universidad de Buenos Aires, Zubillaga se desempeña desde hace décadas en la docencia a nivel universitario, centrando su actividad en la investigación y enseñanza de la teoría y la metodología del historiador.

Autor de numerosos libros, ha cultivado la historia social sin desatender los aspectos políticos (y en particular los sindicales), hecho que le permite abordar la historia uruguaya desde una visión privilegiada. Entre los muchos trabajos que tiene en su haber se encuentran aquellos cuatro y valiosos pequeños tomos que titulados Historia del movimiento sindical uruguayo (en colaboración con Jorge Balbis), que son un renglón ineludible en la materia.

Ahora, en Cultura popular en el Uruguay de entresiglos, el historiador desarrolla en extenso muchos temas que ha tratado a lo largo de su carrera, agregando un conjunto de fuentes y reflexiones frescas. Zubillaga comienza el libro preguntando qué se entiende por cultura popular.

A propósito, el libro señala que no siempre es posible desvincular la cultura popular de la letrada o intelectual. De ahí que la dicotomía de Mijaíl Bajtin entre cultura de elite y popular no permita siempre dar cuenta del complejo entramado que suelen presentar las culturas populares. "De manera particular, durante la emergencia y consolidación del movimiento sindical en Uruguay (en el tránsito del siglo XIX a XX), los sectores populares (asalariados, pero también los excluidos de las relaciones formales de dependencia) que constituyeron el paisaje humano del proceso de urbanización, apelaron con frecuencia a modalidades más o menos ortodoxas de la creación literaria y artística, como forma de sublimar sus demandas e identificarse en tanto agente social del cambio", explica el historiador.

Desde esa perspectiva, el libro analiza no solamente las expresiones culturales letradas originadas en el mundo asalariado, sino también todo lo que es propio del pueblo y que se manifiesta en las conductas cotidianas de los sectores más humildes.

También abarca las prácticas menos racionales, en lo referente al cuerpo y a la gestualidad, al habla, a los modos de expresar el amor, la manera de comer, de divertirse, y también el lugar de la enfermedad y la muerte. La visión del mundo de los sectores populares, los elementos de educación y propaganda, el lugar del Estado, el feminismo, la religiosidad, la solidaridad o los ritos laicos son algunos de los puntos que aborda el exhaustivo libro. La reivindicación del domingo como día libre o el peso de las tradiciones son otros de los tópicos que el autor desarrolla con gran amplitud. Las casi 400 páginas de la publicación y la copiosa bibliografía final hablan también de un emprendimiento de largo aliento.

Entre los puntos que llaman la atención, y que Zubillaga explica detenidamente, está el uso del teatro como instrumento de militancia, tanto en filas religiosas como socialistas y anarquistas. El historiador expone los diversos escenarios montevideanos según su diversa naturaleza, atendiendo desde los comerciales hasta los institucionales y propiamente obreros, así como también los repertorios y los debates que el teatro generó. Para esos y otros temas exhumó algunas fuentes poco o nada frecuentadas, aspecto que junto al rigor en la investigación infiere a Cultura popular en el Uruguay de entresiglos un nivel de excelencia muy gratificante para el lector.

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