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Tapan pozo en zona de playa en Salto que causó ahogamientos

Ayuí. Hueco tenía 3 metros de profundidad

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Ante la bajante del río Uruguay -una de las más prolongadas de los últimos 30 años- la Intendencia de Salto aprovechó para tapar un pozo en el Ayuí. A lo largo del tiempo decenas de personas fallecieron ahogadas por ese hueco.

"El pozo es un desnivel abrupto -a modo de precipicio- de más de 3 metros de profundidad, en un área de 15 por 10 metros (150 metros cuadrados)" en esa zona de playas de la costanera norte de la capital salteña, según informa la Intendencia en su web.

La comuna rellenó un área muy cercana a la costa de unos 150 metros cuadrados con 350 metros cúbicos de material -la carga de unos 50 camiones- . El trabajo para hacer desaparecer esa trampa natural, en donde comienzan las cascadas del Salto Chico, demandó 60 viajes de camiones con material de cantera y piedras. Para la tarea la Intendencia utilizó cinco camiones con caja volcadora.

Para efectuar el trabajo de relleno del pozo los equipos viales de la comuna -supervisados por el buzo Jhonny Pinasco- construyeron una ataguía -especie de terraplén- para el desplazamiento de los camiones y máquinas, posibilidad que se dio con un nivel cero del río ante la escala del puerto Salto.

Sobre las muertes por ahogamiento en esa zona no existen registros anteriores a la década de 1970, pero la gente mayor recuerda que la temporada veraniega se cobraba hasta tres vidas humanas con el inicio de las altas temperaturas.

Esto se debía a que muchos jóvenes al primer sitio que concurrían para sumergirse en el río Uruguay era precisamente sobre las cascadas del Salto Chico y pretendían llegar desde la costa caminando. En ese momento era cuando los sorprendía el pozo.

TESTIMONIOS. Acerca del pozo en esta zona del Ayuí hay innumerables historias. Unas contadas con tristeza por la pérdida de un ser querido o amigos de víctimas y otras de quienes se han salvado por poco.

Luis Gómez, un reconocido exfutbolista, contó a El País que su madre, cuando estaba embarazada de él de 5 meses, se internó a las aguas del río Uruguay en el Ayuí con otros familiares y que en un momento perdió pie en ese pozo y, cuando estaba desapareciendo de la superficie y sin poder valerse por sí misma, Dionisio Álvarez la rescató. Él se enteró de esto ya de grande.

"Si hoy vivo es por don Dionisio (Álvarez), me contaron mis abuelos después que fui un hombre, porque una tarde de verano cuando mi madre se metió al agua con unos parientes el pozo la comenzó a `tragar` y ella no sabía nadar. Me contaron que don Dionisio, que era un hombre muy conocedor del lugar y nadaba muy bien, al verla se tiró y la rescató de casualidad porque en aquellos años no había guardavidas ni botes y cada uno se metía donde quería y no conocía el peligro", indicó Gómez.

Luis, que es amante del río Uruguay y disfruta a menudo de un rancho que construyó a pocos metros del Ayuí, dijo que en el entorno de ese pozo las aguas formaban una especie de tirabuzón o remolino y quienes no sabían nadar o se asustaban se convertían en seguras víctimas cuando caían en él. "Yo por las dudas nunca intenté cruzarlo, la gente ha cometido y comete imprudencias sabiendo que en ese lugar ha muerto mucha gente", aseguró Gómez.

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