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El otro costado del maltrato: mujeres que contraen VIH

Pacientes. Advierten que sus problemas no reciben la atención adecuada

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LETICIA COSTA DELGADO

La violencia doméstica tiene un efecto tan grave como poco difundido. Hay mujeres que son obligadas a tener sexo sin preservativo o maltratadas si lo sugieren y que, como consecuencia, contraen el virus del SIDA.

La situación fue planteada a El País por Laura Pérez, presidenta de la Red Uruguaya de Personas con VIH. En contacto con mujeres portadoras de la enfermedad Pérez aseguró que algunas están sometidas a sus parejas y tienen serias dificultades para pedirles que usen el preservativo.

Temen su respuesta si lo plantean y no son respetadas si lo hacen, lo que las lleva a contraer la enfermedad. Algunas también son infectadas con los virus de la hepatitis B o C, que se manifiestan años después, con complicaciones.

"Si es una mujer casada, por ejemplo, y está en una situación de sumisión se le genera el problema de pedirle al esposo que use el condón porque le pregunta por qué y la acusa" de desconfiar de él o la maltrata, contó.

Para Pérez esta es una de las tantas realidades que sufren las mujeres que tienen VIH, un grupo poblacional que considera especialmente vulnerable entre quienes padecen la patología.

"Es clara la feminización" que ha tenido la enfermedad en Uruguay, comentó. Según datos difundidos por el MSP si bien la tasa de notificación de casos de VIH sigue siendo superior entre los hombres (29,9 cada 100.000 habitantes frente a 20,6 en las mujeres), en los últimos 10 años las notificaciones del sexo femenino crecieron considerablemente.

Entre 1991 y 2010 la tasa de notificación de VIH en mujeres se cuadriplicó mientras que en hombres no llegó a triplicarse. En cuanto a casos de SIDA -etapa avanzada de la enfermedad- el registro se multiplicó por siete; en hombres fue poco menos del doble.

Para Pérez esta es una realidad "de la que no se habla". "No se habla pero existe, está como tapada", señaló. Ella contrajo el virus hace 20 años. Se lo transmitió quien era su marido, después de serle infiel.

El planteo se realiza en momentos en que las autoridades del MSP son cuestionadas porque, durante más de un mes, el Hospital Pereira Rossell dejó de controlar a niños con riesgo de tener VIH, hijos de madres que sufrían la enfermedad, informó "El Observador".

PROBLEMAS VARIOS. Pero no es sólo la violencia lo que complejiza la situación de las mujeres con VIH, expresó Pérez. Quienes son pobres deben llevar adelante el tratamiento -con medicamentos que se toman todos los días a horas puntuales-; cuidar de sus hijos -muchas son madres solteras- y salir a trabajar. Quienes pertenecen a los sectores medios o altos suelen enfrentar calladas la enfermedad porque transmitirlo a su entorno las expondría a ser señaladas y a sus familias en riesgo de ser discriminadas. Pérez estuvo cinco años sin poder hablarlo con nadie. Lo hizo para proteger a su hija, en ese momento en edad escolar.

En relación a la discriminación la presidenta de la Red dijo conocer casos tanto de centros públicos como privados. En 2010, por ejemplo, una mujer fue al Hospital Pereira Rossell para realizarse una intervención en el útero, relató, y "la dejaron esperando durante horas". Si bien la demora puede haber estado asociada a otros factores, se sintió discriminada.

Esta paciente tenía cáncer de cuello de útero, una de las complicaciones frecuentes entre mujeres con VIH, contó Pérez. El virus baja sus defensas y las vuelve más vulnerables.

Para ella deberían existir espacios reservados para que las mujeres con VIH realicen sus controles e intervenciones ginecológicas. Hoy reciben la atención general en el CEI, Centro de Enfermedades Infecciosas.

Y las embarazadas realizan sus controles en la Policlínica Materno Infantil VIH, ubicada en el Pereira Rossell. "La mujer adulta que necesita atención ginecológica queda desprotegida", dijo Pérez.

"Tiene que ir al Hospital de la Mujer (en el Pereira Rossell) y atenderse con cualquier ginecólogo. Si no es uno que se dedique al VIH surgen discriminaciones", consideró.

Pérez también dijo que últimamente han constatado más casos de VIH en mujeres mayores de 50 años, algo que hace unos años no era frecuente.

TRANSGÉNEROS. Entre quienes padecen la enfermedad otro de los grupos vulnerables es el de los transexuales, o transgéneros, como prefiere llamarlos Ilan Turoff, investigador del departamento de Salud Pública de San Francisco y del Centro para el Desarrollo de estudios de prevención del SIDA en la Universidad de San Francisco, Estados Unidos.

Desde marzo de 2011 Turoff investigó la enfermedad en Uruguay y se sorprendió ante la falta de medidas de atención y prevención dirigidas específicamente a transgéneros -término que incluye a quienes modifican su cuerpo para lucir como mujeres y a quienes no se sienten hombres, comentó-.

Un estudio realizado por el programa ITS/SIDA del MSP detectó entre 2008 y 2009 que 37% de esta población tenía SIDA. En la población general la cifra es de 0,42%. El investigador estadounidense dijo que la cifra no coincide con la cantidad de medidas que se han adoptado para este grupo.

A la luz de proyectos desarrollados en otros países, Turoff desarrolló una serie de propuestas que incluyen capacitar al personal de salud e incluir en formularios una tercera opción sexual a las de "hombre" o "mujer". Si alguien duda entre decirles "el" o "ella", debe preguntarle qué es lo que prefieren, ilustró.

Además, señaló, deberían facilitarle el acceso a los medicamentos. Si para recibir hormonas deben ir a un sitio y para obtener medicamentos deben ir a otro, no se los está considerando, lamentó. Turoff solicitó una entrevista con autoridades del MSP pero, según contó, le dijeron que en esta época del año no era posible.

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