Publicidad

Entre la comedia y los sobresaltos

| Depredador. El actor ve a su vampiro en "Noche de miedo" como un real peligro El film llega el viernes

Compartir esta noticia
 20111008 720x500

GUILLERMO ZAPIOLA

Si Colin Farrell se muda a su vecindario, y solamente lo ve salir de noche, desconfíe. Es posible que sea un vampiro. Esa es, por lo menos, la idea básica de "Noche de miedo", película que se estrena el próximo viernes.

Si la historia le suena conocida es porque lo es. Se trata de una "remake" de La hora del espanto, un film de terror realizado en 1985 por Tom Holland en la que Chris Sarandon encarnaba al encantador nuevo vecino de quien el adolescente protagonista (William Ragsdale) comenzaba a sospechar. Todo conducía a un enfrentamiento final en que el joven conseguía la reticente ayuda de un cinéfilo y experto en películas de terror encarnado por Roddy McDowall que se llamaba sin casualidad Peter Vincent, en doble homenaje a Peter Cushing y Vincent Price. Sin ser ninguna maravilla, La hora del espanto era bastante mejor que el cine de terror promedio de su época, poblada de Martes 13 y sucursales.

Para el infinito debate queda el tema de saber si alguien necesitaba una nueva versión de ese film ochentoso, pero cosas más discutibles se rehicieron. La nueva versión está dirigida por Craig Gillespie, un hombre que ha hecho sobre todo televisión (se lo vincula sobre todo con la serie United States of Tara, en la que Toni Collette interpretó con talento un caso de personalidad múltiple) y también dirigió para la gran pantalla Lars y la chica real (2007), con Ryan Gosling.

Toni Collette es la madre del protagonista (Anton Yelchin) en esta "remake" en la que Chris Sarandon reaparece en un papel secundario. Pero el No Muerto es el irlandés Farrell, quien declaró que le gustó hacer de vampiro pero que le hubiera interesado un enfoque más romántico de su personaje, como el que efectivamente Sarandon aportara en la película original. Su vampiro, explica, es menos seductor y más bien un depredador. Nada que ver con el insufrible Robert Pattinson de la serie Crepúsculo.

Farrell todavía recuerda cuando vio la original La hora del espanto en la década de los ochenta, a la edad de diez u once años, y que le encantó el personaje de Sarandon, que se introducía en las casas ajenas tarareando, burlonamente, Strangers in the Night. Más adelante, agrega, se volvió un fanático del género, incluyendo películas como Pesadilla en lo profundo de la noche de Wes Craven (el debut del asesino de los sueños Freddy Krueger), y las sagas de Halloween y Martes 13. "No hay nada como estar asustado", afirma. "Aún hoy en día, sentado en el cine, no hay nada como eso".

El actor define al vampiro que interpretara Sarandon como un personaje "digno, elegante y amenazador", y decició que el suyo no debía ser igual, sino más cruel y malvado, muy sexual y arrogante. "Sin miedo, sin remordimientos y nada romántico", lo define. También dice que para él le resultó muy liberador.

Farrell no descubre la pólvora al señalar que hay algo "algo muy sexual en los vampiros", un dato obvio que vuelve redundante cualquier película (como el Drácula de Coppola) que haga explícita esa dimensión erótica. Si el vampirismo, que en definitiva se moldeó definitivamente (con Sheridan Le Fanu y Bram Stoker) en la reprimida época victoriama, es sexo sublimado, ¿para qué diablos hay que añadirle sexo real? En la primera y brillante Drácula (1958) de Terence Fisher alcanzaba la mirada brillante de las seducidas para que el espectador entendiera lo que ocurría. No hay que andar insistiendo con esas cosas.

En un encuentro con la prensa, Farrell ha expresado su deseo de que la película fuera por lo menos "la mitad de buena que lo divertido que fue rodarla", y explicó también que para él implicó un necesario cambio de paso. Había trabajado ininterrumpidamente en varios papeles "serios" en películas independientes, y decidió que necesitaba aparecer en otra cosa.

Primero fue la comedia Quiero matar a mi jefe. Después apareció Noche de miedo, que es de terror pero incorpora también algunos elementos cómicos. A Farrell lo satisface que Chris Sarandon haya aprobado su recreación del vampiro Jerry (su aparición en una escena de la nueva película fue su manera de demostrarlo). A Sarandon le gustó el guión, le pareció divertido, y decidió que quería ser parte, aunque fuera pequeña, de ello.

El actor reconoce su fascinación por el tema del vampirismo. Los seres humanos, explica, siempre están tratando de derrotar el paso del tiempo y superar los estragos de la edad". Y los vampiros, añade igualmente, permanecen eternamente (si no se les acerca alguien con una estaca) con el físico que tenían en el momento de convertirse en tales. Admite que sería un problema si ello ocurriera cuando uno tiene noventa y siete años. O seis.

Una de las complicaciones del rodaje fue tener que usar colmillos, pero Farrell asegura que le resultó relativamente sencillo acostumbrarse a ellos. Los expertos hacen el molde, uno se los coloca, y después casi ni se da cuenta de que los tiene puestos.

Farrell dice que se sintió "como si hubiera tenido cuatro o cinco años" mientras hacía la película. Después de varios trabajos serios, necesitaba salir a jugar. Reconoce que al principio tuvo alguna duda (la "remake" de una película de vampiros no es, a primera vista, algo que se lleve el premio a la originalidad), pero que confió en el director Gillespie y pensó que algo jugoso podía salir del material. Le había gustado Lars y la chica real, lo atrapó el guión de Noche de miedo, y decidió hacer la película. Le atraía también la idea de ser el villano.

Y todo indica que Noche de miedo lo enredó en la telaraña de las "remakes". Actualmente está trabajando en una nueva versión de El vengador del futuro (aquella película de ciencia ficción de Paul Verhoeven protagonizada por Arnold Scharzenegger e inspirada en un cuento de Philip K. Dick), en la que también actúan Kate Beckinsale, Jessica Biel y Ethan Hawke. ¿Se atreverán a usar de nuevo su mejor línea de diálogo?: "Considéralo un divorcio" (Arnie a su esposa Sharon Stone, en el momento de matarla).

Lo que sigue en su carrera es Seven Psycopaths, una comedia negra que vuelve a reunirlo con el director británico Martin McDonagh, quien ya lo dirigió en Escondidos en Brujas (2008), y en la que actuará junto a Mickey Rourke, Sam Rockwell y Christopher Walken.

Desde héroes del pasado a criminales del día de hoy

Alexander

2004

Desmesurada, irregular, por momentos absurda y mal actuada biografía del conquistador macedonio a cargo del director Oliver Stone (Farrell es un "miscast"). Tiene de todo, incluyendo momentos inspirados y una reflexión sobre el poder que corrompe expresada en pensados términos cinematográficos.

Vicio en Miami

2006

La clásica serie policial de los años ochenta, convertida en largometraje para la gran pantalla. El detective Crockett (Farrell) y colegas combaten de nuevo a los narcotraficantes, en una aventura que incluye parte de la acción en La Habana, reconstruida en una ciudad latinoamericana llamada Montevideo.

El sueño de Cassandra

2007

Dos hermanos (Farrell, Ewan McGregor), el deseo de comprar un barco, y un tío inescrupuloso que involucra de a poco a esos personajes en un universo delictivo que arranca con faltas menores y deriva en la tragedia. Un Woody Allen "serio" al que el actor incorpora un toque inquietante y sombrío.

Escondidos en Brujas

2008

Dos asesinos profesionales británicos (Farrell, Brendan Gleason) se ocultan en la ciudad del título hasta que se tranquilicen los efectos de su último "trabajo". Comienza en un tono aparentemente tranquilo y luego se pone seria, con la belleza de la ciudad como contrapunto. Dirige Martin McDonagh.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad