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Un informe de Prefectura afirma que, por ley, nada impide a los barcos de Malvinas operar en puertos uruguayos. El Reino Unido se manifestó ayer "muy preocupado" por la prohibición.

La Cancillería elabora un protocolo de actuación que comunicará al Ministerio de Defensa, que definirá cuáles barcos pueden ingresar a puertos uruguayos y cuáles no, tras la decisión del presidente José Mujica de impedir el atraque de buques con bandera de Islas Malvinas.

La propia Prefectura elaboró un informe que la Armada entregó a Defensa para que sea un insumo para la Cancillería.

Dicho informe expresa que no hay nada en la ley marítima que impida a buques con bandera de Malvinas operar en puertos uruguayos, expresaron fuentes oficiales a El País.

La Prefectura sostiene que el Reino Unido le permite a algunos de sus territorios otorgar una bandera, por lo que los buques con bandera de Falkland tienen un permiso subsidiario del Reino Unido y cualquier actuación sobre ellos se comunica a la diplomacia británica.

"Si sacan la bandera de Falkland y ponen la inglesa es lo mismo", comentó un oficial de la Armada. Oficialmente aún no hay resolución escrita del Poder Ejecutivo, pero la medida fue comunicada verbalmente a la Administración Nacional de Puertos (ANP).

Hoy viernes puede darse la primera solicitud de arribo a un puerto uruguayo de un barco procedente de Malvinas, tras la decisión del presidente Mujica de prohibirlo. Fuentes marítimas informaron que un empresario del sector solicitará atracar una embarcación para que suba tripulación.

El Centro de Navegación -nuclea a las empresas que brindan servicios a los pesqueros- solicitó una entrevista a Cancillería. Se le comunicó que se dirigiera a la autoridad marítima, la que aplicará la medida decidida por el Poder Ejecutivo.

La página de la ANP tiene 34 buques de Islas Malvinas registrados. Aproximadamente 15 de ellos utilizan el puerto de Montevideo y otros han usado puertos de Brasil, dijeron fuentes marítimas a El País.

En la declaración de los presidentes del Mercosur se establece "el compromiso oportunamente asumido de adoptar, de conformidad con el Derecho Internacional y sus respectivas legislaciones internas, todas las medidas susceptibles de ser reglamentadas para impedir el ingreso a sus puertos de los buques que enarbolen la bandera ilegal de las Islas Malvinas".

"Decepción" británica. Ayer la Cancillería de Gran Bretaña expresó estar muy preocupada "por el más reciente intento de Argentina de aislar a las personas que viven en las Islas Falkland, dañando sus vidas, lo que no tiene justificación alguna". Sostuvo que "nadie debería dudar de nuestra determinación por proteger el derecho de los isleños a determinar su propio futuro político". El Foreign Office precisó que se está discutiendo, "de manera urgente", con países de la región esta situación.

También ayer, el embajador británico, Patrick Mullee, fue recibido por el canciller Luis Almagro, quien le oficializó la resolución del gobierno y la posterior del Mercosur, resaltando que ello no impide el arribo de buques británicos sino solo los de bandera de Malvinas.

Por su parte, el ministro para América Latina del Foreign Office, Jeremy Browne, hizo público un comunicado en el que expresa la "sentida decepción del gobierno británico al conocer la decisión de Uruguay" de negar la entrada a buques con banderas de las islas Falkland (Malvinas). "No creo que tal decisión tenga justificación ni que esté dentro de los intereses de Uruguay", dice Browne.

El funcionario británico reconoce "la presión puesta sobre Uruguay de parte de su gran vecino (Argentina) para apoyar las posiciones aun más extremas contra la gente de las Falkland". "Pero todos debemos ser claros hacia dónde va la política argentina: ya sea mediante el hostigamiento a los buques pesqueros de las Falkland camino a Montevideo, o por amenazas de cortar la única conexión aérea de las Falkland a América del Sur, la política argentina de bloqueo económico está dirigida directamente a la intimidación de la gente de las Falkland. Esto no va a funcionar. El gobierno británico siempre se asegurará de que se respeten los deseos de la gente de las Falkland", afirma Browne.

Y agrega: "Me levantó mucho el ánimo leer la reciente declaración del presidente Mujica de que Uruguay nunca va a cooperar con la política argentina de agresión económica contra la gente de las Falkland. Hacerlo, no solo sería una acción indigna de un país democrático y respetable como Uruguay, sino que no puede estar dentro de sus intereses a largo plazo".

Enseñas rojas.

La enseña roja identifica a la Armada británica y a la marina mercante desde el siglo XVII. Las dependencias de la Corona y territorios de ultramar (Isla de Man, Guernsey, Jersey, Gibraltar, Bermuda, Islas Virginia, Cayman y Malvinas, entre otras) presentan similar composición, con el escudo de armas identificando a cada dependencia.

Bandera de Malvinas

A diferencia de la bandera territorial de las islas Falkland (Malvinas), que tiene el color azul marino de fondo, la enseña naval tiene el secular fondo rojo de la Royal Navy con la bandera británica en el ángulo superior izquierdo y el escudo de armas de la isla (con una oveja, símbolo de la riqueza nativa, y el velero "Desire", del explorador inglés John Davis).

Uso del pabellón

La oficina de aduanas de Port Stanley (capital de la isla) dijo a BBC que el pabellón de conveniencia de las Falkland lo llevan menos de 30 embarcaciones, entre ellas 20 pesqueros, todos -menos uno- de origen español. La mayoría de los pesqueros con bandera de Malvinas son fletados por sociedades con sede en la isla, fundadas bajo leyes británicas, aunque generalmente con el aporte de capital español.

Licencias isleñas

El gobierno de las islas emite licencias para la pesca en las aguas circundantes hasta las 200 millas náuticas desde la costa del archipiélago. La mayoría de los pesqueros que acceden a esos caladeros, y que usan allí el pabellón de Malvinas, descargan en Montevideo y contratan aquí múltiples servicios portuarios (combustible, remolques, estibadores, etc.) además del alquiler de muelles.