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J. L. AGUIAR Y P. BESADA

En los últimos 20 años, la brecha tecnológica en la asistencia médica en Uruguay ha crecido con respecto a países vecinos. Según los médicos, este hecho explica en parte la emigración de uruguayos para recibir atención médica en el exterior.

"Hace 20 o 25 años atrás, el Uruguay tenía cierto reconocimiento en la región y médicos de otros países concurrían aquí para aprender", comentó el expresidente del Sindicato Médico del Uruguay (SMU), Julio Trostchansky. "Hoy en día eso se ha revertido, nosotros nos hemos quedado atrás y tenemos que salir permanentemente a aprender nuevas técnicas y a conocer nuevas tecnologías en países cercanos como Brasil y Argentina", indicó.

Para el profesional, Uruguay no se ha retrasado con respecto a Estados Unidos o Europa, "sino con respecto a nuestros propios vecinos, que están en condiciones similares".

La falta de "centros de referencia" en el país sobre las diferentes especialidades, que concentren un número importante de pacientes al año y permitan hacer rentables las inversiones en tecnología, explica, según Trostchansky, que muchos uruguayos elijan países como Argentina o Brasil para hacer consultas médicas.

Este domingo El País publicó que un solo sanatorio de Paraná (el Puiggari) atendió a 9.013 uruguayos en 2010, el doble que cuatro años atrás. Los motivos que aducen los pacientes, que provienen mayormente de Paysandú y Salto, son la posibilidad de acceder a un diagnóstico rápido y certero, a un tratamiento adecuado y un trato digno.

Por su parte, el representante de los trabajadores en la Junta Nacional de Salud (Junasa), Jorge Bermúdez, señaló que debe haber una mayor "democratización al acceso a la tecnología", a través de un "control" por parte del Estado.

"Hay empresarios de la salud que han introducido tecnología con un criterio puramente mercantil", señaló Bermúdez, que también pertenece a la Federación Uruguaya de la Salud (FUS).

Para Bermúdez, "la tecnología debería concentrarse básicamente en el Hospital de Clínicas". Aunque actualmente ha aumentado la regulación para la introducción de tecnología médica, para Bermúdez aún hace falta más. "Históricamente hemos denunciado la concentración de la tecnología y el peso que tienen los sectores de la corporación empresarial con respecto al manejo de las innovaciones, en base a intereses puramente mercantilistas", manifestó.

En tanto, Trostchansky consideró que este punto de vista "es un error".

"La innovación tecnológica no puede estar determinada por el Ministerio de Salud Pública", dijo. "Se está cortando el incentivo al progreso en las demás instituciones, porque en la medida en que el sector público no quiera avanzar, se frena al resto de los actores de la sociedad", agregó.

Lo que sucedió en Uruguay con la tecnología PET (tomografía por emisión de positrones) es para Trostchansky "un ejemplo de regulación que genera mayores retrasos en la brecha tecnológica que el Uruguay tiene en el sector de la salud". Hasta que el Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (Cudim) no estuvo instalado, el MSP no permitió que los privados instalaran la tecnología.

Según Trostchansky, "en otros países existen agencias de innovación que analizan los avances tecnológicos y dan su aprobación desde un punto de vista asistencial". Una vez que las tecnologías están aprobadas, cualquiera las puede ingresar al país, indicó el especialista. "Eso no es lo que sucedió con el Cudim, donde la innovación solo pudo empezar por el sector público", agregó.

Para Trostchansky, sería necesario que exista además una agencia de calidad, que aplique un "concepto de excelencia o de calidad asistencial".

Apuntar a prácticas de excelencia "implica avances tecnológicos que en nuestro medio no existen", señaló el especialista de la salud.

El expresidente del Sindicato Médico del Uruguay Julio Trostchansky sostiene que "en la medida que no estemos atentos", la tendencia de los uruguayos a recibir asistencia o realizar consultas en países vecinos "se va a ir profundizando", y ese fenómeno "conspirará contra el sistema equitativo de salud" que se busca implementar en el país.

Trostchansky dice que "muchas veces nos encontramos aquí con formas de tratar a los pacientes que han quedado relegadas en otras partes del mundo. Si uno traspasa las fronteras uruguayas, comprueba que han quedado relegadas".

"La cirugía mínimamente invasiva, como es la cirugía laparoscópica, mediante pequeñas incisiones, se ha diversificado para una amplia gana de enfermedades; pero en Uruguay, la práctica sigue siendo reducida. Hoy en día en el sector mutual los pacientes que se operan por esta vía tienen que pagar una sobrecuota carísima co-mo si esto fuera tecnología de última generación, cuando es algo de uso habitual en otros países".