1/2:  20101016 800x600 ()

2/2:  20101016 800x600 ()

Matías Castro

Con menos prensa que otras actrices, Moore, que cumple 50 este año, ha construido una carrera tan diversa como respetable. En "Chloe" alcanza un extremo distinto.

Sería muy fácil etiquetar esta película como "El film en el que Julianne Moore interpreta una escena lésbica de cama casi explícita". Por un lado eso es verdad, ya que es probable que desde Sin límites (Larry y Andy Wachowski, 1996), el cine comercial y "serio" no ha incluido escenas de este tipo. Pero Chloe, que es la remake estadounidense de la película francesa de 2004 Nathalie, protagonizada por Gérard Depardieu y Fany Ardant, trae detrás una combinación de nombres tan interesante como inesperada.

Por un lado está el director Atom Egoyan, un autor que siempre da que hablar como un realizador refinado y un hombre que sabe retratar pulsaciones sexuales sin caer en la explotación amarillista. Por el otro está la asociación de Ivan y Jason Reitman, padre e hijo, como productores. De los Reitman han salido, respectivamente, películas tan dispares como Los cazafantasmas y La joven vida de Juno. También está el guión de Erin Cressida Wilson, docente universitaria de dramaturgia en California y autora de los libretos de películas tan interesantes y complejas como La secretaria y Fur: retrato imaginario de Diane Arbus. Y, finalmente, junto a Moore delante de las cámaras están Liam Neeson y Amanda Seyfried, actriz de 24 años que viene de trabajar en diversas series, entre ellas Big Love, y aquí debe interpretar a una compleja y manipuladora prostituta.

"Descubrir que iba a tener que hacer una escena de cama me puso nerviosa", contó Moore en una reciente entrevista con el diario Daily Telegraph. "Es un material muy resbaloso. Si la propuesta me hubiera llegado de otro director, lo hubiese pensado más. Honestamente, a menos que te metas en las decisiones de Catherine (su personaje) a cada paso, esto puede ser visto como algo lascivo y morboso. Obviamente hay algo peligroso en una escena como esta, pero todo fue deliberadamente montado y así pudimos ajustar cosas como quisimos".

La historia de Chloe es más compleja que una simple escena de cama que dura unos segundos, y juega entre el drama, el suspenso y el erotismo. La filmografía de Atom Egoyan es una buena prueba de que los tres elementos pueden ser cruzados con refinamiento y profundidad.

Los personajes de Neeson y Moore son, respectivamente, marido y mujer, docente de música y ginecóloga prestigiosa. Viven en una casa ideal, de esas extraídas directamente de las revistas de tendencias de arquitectura y, de hecho, se mueven todo el tiempo en ambientes lujosos, tan modernamente diseñados como fríos. Con un hijo adolescente y trabajos que los distancian, marido y mujer se han convertido, como dice el personaje de Moore, en amigos. Como una serie de actitudes extrañas del esposo la hacen sospechar, ella decide contratar a una prostituta para tenderle una trampa y probar hasta dónde puede ir.

Y a diferencia de lo que ocurre en las películas de parejas que enfrentan la intromisión de un tercero (como La mano que mece la cuna, El inquilino y Mujer soltera busca), rubro en el que entra este film, la trampa que quiere tender el personaje de Moore comienza a revelar cosas sobre ella misma.

El guión que escribió Erin Cressida Wilson ambientaba el drama en San Francisco, pero Egoyan eligió cambiar la ambientación para Toronto. La razón fue doble. Por un lado él vive y sitúa habitualmente sus películas allí, y por otro la producción es casi totalmente francesa, lo que le facilitó algunas cosas.

"Por mucho que me guste San Francisco, donde varias de mis películas favoritas fueron filmadas, no podía imaginarme qué podía hacer para diferenciar visualmente mi proyecto en ese lugar", comentó Egoyan en una entrevista reciente. "Me sentía como un turista en San Francisco, mientras que Toronto, donde usualmente hago mis películas, es una ciudad que no ha sido muy usada para que se interprete a sí misma, así que no existe en la imaginación del público. Era algo único. Y puedes ir más allá todavía. Toronto es, de hecho, como Chloe, porque se le paga para que pretenda ser algo distinto".

El director se refería a que, si bien aparecen muchos locales y sitios con sus nombres reales, la ciudad no es nombrada como Toronto en ningún momento.

Egoyan quería trabajar con Julianne Moore desde hace más de una década, cuando era mucho menos conocida pero igualmente variada en los papeles que tomaba. El guión, o más bien adaptación del guión del film francés (que tenía menos erotismo) además, fue escrito para ella.

El agente de Liam Neeson en principio rechazó la propuesta, pero en el 2008 Egoyan lo dirigió en teatro en Nueva York y le insistió con la idea.

El personaje más complejo de conseguir fue el de Chloe, que surgió antes del salto de Seyfried a la fama con la película musical Mamma mía y luego de estudiar a cientos de actrices en cuatro ciudades. "Ella dice que Chloe fue la última película para la que se probó como actriz y no como estrella, cosa que es ahora", contó el director, "De haberla visto primero en Mamma mía! No sé si hubiera pensado en ella. Es fascinante tener la oportunidad de trabajar con alguien antes de que se cree un preconcepto en tu imaginación".

Moore, quien tiene una carrera de 25 años en televisión y cine, no solo puede ser considerada como una estrella sino como una actriz establecida. Además de ser madre en la vida real (tiene un hijo de 12 y una hija de 7), ha interpretado numerosas veces a una madre en el cine y, sin embargo, no caía en los preconceptos que señalaba Egoyan.

Hizo ciencia ficción (Niños del hombre, El vidente), dramas (Solo un hombre, Lejos del paraíso), aventuras (Jurassic Park 2), comedias (El gran Lebowski) y acción (Asesinos, El fugitivo). En Lejos del paraíso, de Todd Haynes, interpretaba a una esposa engañada que debía lidiar con ello.

En Chloe el drama de su personaje no está tan lejos de eso, pero tiene un giro: su papel implica, precisamente, deconstruir, en clave de suspenso cinematográfico, lo que implica ser madre y esposa. "Como actor, uno quiere variedad en lo que hace. Si pasas tu carrera haciendo bien una sola cosa, la gente se agotará".

El director Atom Egoyan se mostró, en 1994 con el film Exótica, como un realizador arriesgado que jugaba con las pulsaciones eróticas y con el drama y al mismo tiempo lograba una refinada labor visual. No era su primera película, pero fue la que lo estableció como un nombre a atender.

Filmes posteriores, como El viaje de Felicia, El dulce porvenir, Donde está la verdad y Ararat (sobre el genocidio armenio), lo consagraron en Cannes repetidas veces y también como un realizador de prestigio. Para el mundo del cine en Estados Unidos, donde trabaja frecuentemente, es un director de las "art house", o sea, un autor. "La gente se pone suspicaz cuando se entera que esta película (Chloe), fue producida por Ivan Reitman, y piensan en Los cazafantasmas. Pero yo pienso en el Reitman que hizo Presidente por un día, en la que Kevin Kline y Sigourney Weaver hacían de Presidente y Primera Dama. En esa película también había un matrimonio, un tercero y la intención por hacer renacer la pasión perdida", contaba Egoyan en una reciente entrevista.

A diferencia del resto de sus películas, esta no fue escrita por él, sino por Erin Cressida Wilson, una autora con prestigio por dominar el drama y el erotismo, cosa que demostró en el texto del film La secretaria, con Maggie Gyllenhaal.

Chloe

Chloe es una prostituta de alto nivel con un oficio muy refinado, cuyo método de trabajo consiste en intuir lo que su cliente necesita, aunque esto no sea lo que le pide explícitamente. Esa habilidad se convertirá aquí en malas artes.

David stewart

En la vida real, la esposa de Neeson se accidentó mortalmente a la mitad del rodaje. Él se ausentó unos días del trabajo pero volvió para terminar el film con su esposa en un hospital. Su personaje es un docente importante que tiene una crisis de madurez.