El pasado martes falleció en Tokio, a los cuarenta y siete años de edad, el popular realizador de animés japonés Satoshi Kon. Un cáncer de páncreas terminó con su vida.

Kon comenzó como dibujante y editor de manga (el cómic japonés), y saltó al cine como libretista de Magnetic rose, un episodio del film colectivo Memories. Debutó como director en 1997 con Perfect blue, basada en una novela de Yoshikazu Takeuchi, donde contó la historia de Mima, integrante de un grupo musical que decidía separarse de sus compañeras para iniciar una carrera en solitario, en una historia que derivaba luego hacia el `thriller` y hacia un final inquietante.

Ese film fue seguido por otros como Millennium actress, Paprika y la serie de televisión Paranoia agent. Uno de sus trabajos más insólitos es seguramente Tokio god- fathers, donde tres indigentes (un alcohólico, una jovenzuela y un travesti) encuentran un bebé abandonado la noche de Navidad y deciden tratar de devolvérselo a sus padres, en lo que alguien ha denominado "una de las tramas más surrealistas de la historia del cine". La muerte lo alcanzó cuando todavía tenía en producción su quinto largometraje, The dream machine, iniciada en 2008.