Publicidad

Denzel Washington como héroe solitario en un futuro peligroso

Apocalipsis. El viernes llega a pantallas locales "El libro de los secretos"

Compartir esta noticia
 20100313 800x480

GUILLERMO ZAPIOLA

Puede ser el Hombre Sin Nombre de Clint Eastwood, el samurai Zatoichi, o una variante norteamericana y negra de Mad Max. Denzel Washington protagoniza "El libro de los secretos", film de los hermanos Hughes que se estrena el viernes.

La acción transcurre en un futuro no demasiado distante, unos treinta años después que la humanidad ha logrado cumplir su sueño de siglos: volar el planeta en pedazos y casi autodestruirse.

El solitario protagonista recorre unos Estados Unidos devastados: ciudades vacías, carreteras rotas, tierras infértiles, nada de civilización, nada de ley. Con lo que uno tiene más posibilidades de tropezarse es con violentas pandillas capaces de asesinar a cualquiera por un par de zapatos o algo de comida. O por el simple deseo de asesinar a alguien.

Se tarda un poco en averiguar qué se propone este Eli encarnado por Denzel Washington (que no inicia peleas pero demuestra ser un combatiente temible cuando alguien lo provoca), y qué es ese Libro de los Secretos al que alude el título castellano, aunque es posible que mucho espectador ya lo sepa por infidencias diversas en internet.

BÚSQUEDAS. Conservemos de todos modos, un rato más, el misterio. Digamos simplemente que algunos piensan que de la posesión del libro puede depender el futuro de la especie humana, y que el protagonista se empeña en llevarlo a un lugar seguro. En su camino chocará con el villano del asunto, un tirano pueblerino encarnado por Gary Oldman, que encabeza una de las tantas pandillas de asesinos de la carretera.

El protagonista Washington ha reconocido en algún reportaje que más allá del contexto futurista y post-apocalíptico en que transcurre la acción de El libro de los secretos, hay algo o bastante de `western` en toda la película: un héroe solitario, un paisaje salvaje, un relato que avanza implacablemente hasta el final enfrentamiento entre el Bien y el Mal. "Quisimos `deswesternizar` un poco el asunto", reconoce Washington, "pero no estoy muy seguro de que lo hayamos logrado totalmente".

En todo caso, hay un elemento de la anécdota (en realidad, un personaje) que sirve de nexo entre los dos universos enfrentados: la hija adoptiva del villano, encarnada por la actriz Mila Kunis, quien comienza a sentirse atraída por el héroe que acaso pueda abrirla a realidades existentes más allá del dominio de su padrastro. Y si las máquinas son personajes, hay una que también juega un papel importante en el film: el reproductor portátil del cual el protagonista no se separa, y en el que escucha la música que constituye su único nexo con un pasado desvanecido. Washington considera que ese elemento es uno de los que "humaniza" a su héroe solitario. "Si la civilización terminase ahora mismo, y te despertases, y tu iPod estuviese ahí, lo mantendrías y buscarías la manera de que siguiese funcionando", asegura sin dudarlo.

Escrita por Gary Whitta, la película ha sido dirigida por los hermanos Hughes, quienes previamente realizaron Menace II Society y la más divulgada Desde el infierno, aquel film protagonizado por Johnny Depp que adaptaba un cómic de Alan Moore sobre la historia de Jack el Destripador. Actúan también en El libro de los secretos Ray Stevenson, Jennifer Beals, Frances de la Tour y Michael Gambon.

Un elemento que ha generado polémicas tras su estreno norteamericano ha sido el trasfondo religioso que hay en el asunto, y que es uno de los aspectos que ha interesado más a Washington, quien también es uno de los productores. A su juicio, ello es lo que lo hace trascender la mera rutina de un film de acción.

El actor piensa que la película es "diferente", una buena historia "desde el punto de vista espiritual, filosófico y de acción". Para el último aspecto (el de la acción) tuvo que entrenarse, aprender artes marciales y el manejo de la espada. Washington señala que "lo pasó muy bien" empuñando por primera vez un machete, y que no utilizó dobles en escenas de combate para las cuales carecía totalmente de entrenamiento previo, aunque ha boxeado durante más de quince años.

contenidos. Con todo su entrenamiento en pantalla y su formación como actor y director, Washington no deja de ser (o al menos una parte de él) el "hijo del pastor": su padre fue un ministro religioso protestante, y el propio actor es un creyente fervoroso y un frecuente lector de la Biblia. De ahí que insista en su convicción de que la película va más allá del puro enfrentamiento entre el bien y el mal, y que realmente se mueve en terrenos más profundos.

"Es sobre la fe que tenemos. Nos guía la fe, no la vista. Es sobre la creencia en algo mayor que nosotros mismos y en lo que se aprende en el camino", expresa el actor. Sin embargo, agrega, la película no es "solamente sobre cristianismo". De hecho el guionista Whitta es agnóstico y la idea le vino, cuenta Washington, "como un flash".

Washington dice que no sabe si Whitta "oyó voces que lo inspiraran", pero razona que eso tampoco importa demasiado. No importa cómo llega la inspiración de una película. Importa lo que se expresa desde la pantalla.

Tres justicieros enfrentados a universos apocalípticos

Mad Max

1979

La crisis del combustible ha arrastrado a la humanidad hasta el fin de la civilización, y la violencia campea por sus fueros en las carreteras australianas. El policía Max (Mel Gibson) se convierte en un vengador en la primera entrega de esta serie apocalíptica, y enfrentará otros peligros futuristas en las dos secuelas que completaron la sa- ga de sus andanzas.

El mensajero

1997

La crítica odió y el público ignoró esta segunda película dirigida por Kevin Costner, luego de los elogios y los Oscar de su anterior Danza con lobos. No era empero tan mala. En un mundo en ruinas, el protagonista organiza un servicio de correos que se convertirá en el eje de la reconstrucción de la civilización. Hay bastante de `western` en el asunto, por cierto muy "costneriano".

Soy leyenda

2007

La espléndida novela original de Richard Matheson imaginaba la suerte del último hombre en una Tierra poblada por vampiros. Esta tercera versión cinematográfica, protagonizada por Will Smith, reduce su catástrofe a una cuarentena en Nueva York y traiciona sutilmente el sentido del original de que la "normalidad" es simplemente un concepto mayoritario.

Lo bueno de ser un malvado

Tras haberse vuelto "bueno" en las películas de Harry Potter o en los Batman de Chris Nolan, Gary Oldman reconoce que disfrutó particularmente interpretar de nuevo a un malvado en El libro de los secretos.

"Creo que siempre me di a conocer por encarnar a estos tipos al borde del precipicio, al margen de la sociedad, fuera de la ley", afirma el actor, añadiendo que interpretar al personaje del pérfido Carnegie fue "como volverse a ponerse unos viejos zapatos". Reconoce que lo atraen los personajes oscuros, y que quiso que su villano tuviera algo de "ángel caído".

Quienes recuerden las composiciones de Oldman en películas como Tiro de gracia, El perfecto asesino, Drácula, El quinto elemento o Avión presidencial (por citar solo algunas) saben que a Oldman los malos se le dan bien. No es de extrañar que se alegre de añadir uno más a esa abundante galería.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad