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Otra piedra en el camino

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No debe ser nada agradable para el capitán de un barco mercante o la empresa naviera a que pertenece, que un buque de la Armada de un país se le aparee y a esa corta distancia empiecen a requerirle identificación, detalles de carga, destino y muchas cosas más. Eso es lo que ha ocurrido en aguas de uso común de Argentina y Uruguay, y parece un nuevo ingrediente a la situación de conflicto iniciada en el 2006. Vayamos por partes.

Muy poco se sabe del contenido de la propuesta argentina para solucionar el tema del monitoreo del río Uruguay. Mucho menos de la respuesta de nuestro país. El Partido Nacional, a instancias del senador Abreu, pidió al Presidente Mujica tomar conocimiento del planteo de la Casa Rosada para colaborar en el camino de las soluciones y asumir una posición que contara con el mayor respaldo posible. Lo poco que se sabía (y se sabe) parece de Perogrullo: será la ciencia -dijo el canciller argentino- la que jugará un rol fundamental, como si antes el monitoreo del río, los estudios de contaminación, los controles ambientales estuvieran a cargo de políticos, o periodistas o jugadores de fútbol, con todo el respeto a todos.

El canciller Almagro recibió al presidente del Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle. Es saludable la actitud del gobierno de conversar sobre estos temas y también la del Dr. Lacalle que, seguramente por respeto a un compromiso asumido, guardó silencio sobre los contenidos. Apenas un "charlamos, sugerimos, fue una tarea colectiva de buscar la mejora de la posición del país".

No sabemos cuáles fueron las sugerencias planteadas por Lacalle y si las mismas fueron aceptadas. Sí sabemos que hay un Partido que tiene una clara posición en materia de política internacional, que ha hecho de su doctrina un elemento de distinción y que se ha caracterizado por la férrea defensa de la soberanía y los intereses del país, de rechazo a los intervencionismos extranjeros, y ha sido desde siempre, el Partido Nacional. Y también corresponde destacar que se ha levantado el piquete frente a Fray Bentos, que el tránsito en el puente es absolutamente normal y el panorama aparece muy alentador aunque no esté resuelto.

Por eso preocupa que cuando puede vislumbrarse la luz al final del túnel, se dispare otro tema que, en circunstancias de relaciones normales entre ambos países sería menor, pero que en las actuales puede convertirse en nuevo elemento de irritación: los buques nacionales que parten desde el puerto de Montevideo rumbo al Sur -particularmente hacia Puerto Stanley en las islas Malvinas- o viceversa, son interceptado por la armada argentina y sometidos, sin cortar la navegación y sin abordar, a interrogatorios o controles pese a desplazarse en aguas de uso común. El caso del pequeño portacontenedores "Anja", interceptado en las cercanías del Banco Inglés fue el que tuvo repercusión a nivel parlamentario, aunque habría otros más. El origen es el decreto 256 del gobierno argentino que decidió acentuar el control de los buques por el inicio británico de la exploración petrolífera en aguas cercanas a las Malvinas, donde parece que el yacimiento es extremadamente grande (se habla de 60.000 millones de barriles y el contexto, para calibrar esa cifra, dice que las reservas del Reino Unido son de 3.600 millones, mientras que las de Argentina alcanzan a 2.600 millones).

Hay un comentario que se atribuye al ex canciller Guido di Tella -un caballero y un gran amigo de Uruguay- que pinta la visión argentina sobre el Estatuto del Río de la Plata, más allá del Tratado de Límites que promovió -sin un atisbo del paternalismo que campea en el neoperonismo kirchnerista y sí en la comprensión de lo que es la soberanía de los pueblos- el entonces Presidente, Juan Domingo Perón. "Uruguay -según Di Tella- tiene una copia de la llave del Río de la Plata. El original lo tiene Argentina". Y eso lo dijo un caballero y un gran amigo. Por eso estas "inspecciones" preocupan, además de ser potencialmente perjudiciales para la economía del país.

Para que la copia de la llave tenga tanta fuerza como su original, Uruguay debe tener presencia en la zona, a través de su Armada y la aviación naval. Ojo que aquí no hay patrioterismo: el concepto de soberanía, como lo entendemos nosotros, no es luchar contra alguien, sino volcar todos los esfuerzos para preservar los recursos que son nuestros. Y eso es lo que debemos defender.

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