Es notorio que la coalición de izquierda fue una cosa en la oposición, otra en el momento de votar, y es otra cuando llega al gobierno.

En la oposición siempre se juntaron para ponerle el palo en la rueda al gobierno de turno. Así por ejemplo, para oponerse a planteos de los cuales después aplauden como si los hubieran inventado ellos, al momento de concretarse.

Ahí está el Tratado con Finlandia que hizo posible la inversión de Botnia, o la concesión del Aeropuerto, por mencionar casos recientes. En la instancia electoral todos se juntan para después repartirse el poder. Y juntos les ganan a los que coincidiendo en lo sustancial que debe integrar un gobierno votan por separado. No es culpa de ellos, pero cuando llegan al gobierno empiezan los mordiscones.

El MPP tiene cuentas a cobrar y ya está pasando facturas, con la ayuda de Astori, que se arrima adonde el sol más calienta aunque sea en enero.

Ya le cobraron a Michelini ganándole con el "fitito" a la Ferrari, y ahora el punto de mira es Vázquez a quien le están complicando la Ley de Descentralización, y el Plan Cardales.

Dijo Vázquez que ninguna de esas aspiraciones eran "de vida o muerte". No será víctima de un homicidio, pero sí de lesiones graves, porque en estas pequeñas cosas es que se juegan los liderazgos.

Y el del Frente Amplio puede ser más fuerte que la Presidencia.

También hay discrepancias en lo referente a la candidatura a la Intendencia de Montevideo, el segundo centro de poder del país. El MPP, retribuye atenciones para Astori y promueve a Varela, mientras Daniel Martínez se derrite por la Presidencia y quiere hacer la escala previa.

Y esto recién empieza…