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EDUARDO DELGADO

En dos años, creció de 3% a 5% el contagio de VIH de madres a hijos. En Uruguay, esa tasa debería ser del 1%, pero muchas mujeres no controlan su embarazo. A esto se suma la discriminación que sufren los niños huérfanos por SIDA.

"Uruguay tiene todas las condiciones para tener un porcentaje de transmisión bajo, como el de los países desarrollados. No faltan los medicamentos ni los especialistas; está todo. Falta que las mujeres controlen su embarazo", expresó Jorge Quian, director de la policlínica VIH-SIDA del Hospital Pereira Rossell.

El médico informó que actualmente se atienden a 140 niños infectados, además de los hijos de madres cero positivas hasta que son dados de alta, lo que se define en los primeros tres o cuatro meses de vida. Hasta el momento, esa policlínica lleva 1.350 hijos de madres VIH positivas controlados en sus 19 años de funcionamiento.

"La característica de esta epidemia, no sólo en Uruguay sino también en el mundo, es que se ha hecho cada vez más de los pobres, de las mujeres y los jóvenes, y muchas veces coincide con otra epidemia que es la de la droga", afirmó Quian a El País.

Señaló que la mayor preocupación es bajar la transmisión vertical de la enfermedad.

"En el mundo desarrollado, uno de cada cien hijos de madres VIH positivas es infectado; en Uruguay esa cifra está en los cinco de cada cien. Tenemos toda la capacidad -los ginecólogos, la medicación, los asistentes sociales- para que se transmita menos. Pero gente pobre, gente que se droga no controla su embarazo y entonces ahí se produce el aumento de la transmisión", dijo Quian.

"Son lo que se llama oportunidades perdidas y se pierden porque la gente no está preparada, educada", agregó.

La Asociación de Ayuda al Seropositivo (Asepo) es una organización no gubernamental que integra el equipo de la policlínica que dirige Quian. Liset Collazo, integrante de Asepo, afirmó que "en este momento tenemos un 5% de transmisión vertical, cuando en 2007 llegó al 3% y en 2008 fue el 4%, es decir que hubo un aumento".

Collazo coincidió con Quian en la razón de este fenómeno. "Las mujeres llegan con su embarazo a término, lo que quiere decir que no llegaron a tener un tratamiento adecuado para el VIH", dijo a El País.

Collazo mencionó que una situación que aumenta la cantidad de niños huérfanos por el SIDA son las mujeres con VIH que durante el período de gestación comienzan a cuidarse, pero que tras parir postergan su asistencia y comprometen su salud, "lo que muchas veces termina con el desenlace de la muerte". "Las madres no van a asistirse por atender al niño y pierden salud", explicó Collazo y por eso consideró esencial que se trabaje en estos casos.

Discriminación. Quian fue contundente al señalar que la discriminación a los niños con VIH o con padres con SIDA está presente en la población en general y en el equipo de salud.

La policlínica dirigida por Quian y Unicef están haciendo un estudio conjunto sobre los niños huérfanos por el SIDA -muchos de ellos infectados-, para conocer sus condiciones de vida en cuanto a lo social, económico, educativo y sanitario. "Para después proponer acciones al gobierno", indicó Quian. Los resultados estarán disponibles en tres meses.

Collazo coincidió en que los niños con VIH siguen siendo discriminados y que los lugares donde esto más se da es en la educación y en salud. "Muchas veces, si se enteran en los centros educativos que su mamá o papá falleció, o que un integrante de la familia es VIH positivo, piden un certificado o una constancia para que el niño siga en ese centro, a pesar del trabajo que se hace en educación de parte del Estado", relató. Añadió que en los centros de salud "muchas veces no quieren asistir a un niño que es VIH positivo y lo derivan inmediatamente al Pereira Rossell".

Huérfanos. En el caso de los niños huérfanos por el SIDA, Collazo recordó que algunos son VIH positivo y otros no, pero que en los dos casos "sufren la discriminación". En general, los niños huérfanos por SIDA quedan a cargo de familias de acogida -con frecuencia sus abuelos- que también son objeto de discriminación en el entorno que conviven, tanto por algunos familiares como por el barrio, indicó Collazo en base a la experiencia de Asepo.

Añadió que otras veces los niños huérfanos quedan en una familia cuya cabeza es un adolescente, que debe hacerse cargo de sus hermanos más chicos porque falleció su madre o su padre. "Esta vulnerabilidad persiste en la pobreza", destacó.

Collazo contó que hay niños huérfanos que van a diferentes hogares del INAU "en los que en su mayoría no está preparado el personal para recibir a niños con VIH, que esté interiorizado sobre los temas de transmisión, los cuidados del niño y la importancia que tiene escucharlo, apoyarlo y el respeto de los derechos humanos". "En estas situaciones dependen primero del director de cada hogar, porque lamentablemente muchas veces reciben al niño sin tener idea, dijo.

Recordó que Asepo hizo un manual titulado "Aportes para favorecer la calidad de vida", dirigido a niños con VIH, sobre los cuidados de esos menores, que muchas veces entregan a funcionarios del INAU que llevan a estos niños a la policlínica del Pereira Rossell.

Desde 1997, el MSP tiene la obligación de dar tratamiento antirretroviral a las personas afectadas de VIH.

En el caso de las mujeres embarazadas, esa medida hizo disminuir la transmisión a sus hijos. Collazo explicó que el tratamiento se indica a la mujer durante su embarazo, se programa la cesárea y se suspende la lactancia. Pero destacó que estas mujeres accedan a leche sustituta.

El miércoles 29 se conmemorará el Día Nacional de Lucha Contra el SIDA.

La semana próxima habrá diversas actividades previstas por esta conmemoración, entre ellas el seminario "Niñez, mujeres y SIDA. Desde una perspectiva de género y generaciones", que se desarrollará en Montevideo los días 31 de julio y 1° de agosto, organizado por la Asociación de Ayuda al Sero Positivo y Mujer y Salud en Uruguay. Se analizarán los avances de Uruguay en la Declaración de compromisos de Naciones Unidas sobre VIH/SIDA (UNGASS).

La línea SIDA es el 0800- 3131 y atiende de lunes a domingo desde la hora 12 hasta la hora cero. El 4080680 es el teléfono de Asepo, que brinda apoyo y acompañamiento tanto a los infectados como a sus familiares.