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Velas prendidas a la diosa del mar

Iemanjá. El culto de una minoría que logra colmar las playas de curiosos y esperanzados

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XIMENA AGUIAR

Es madre y virgen. Nació en África pero parece una india blanca con vestido de princesa europea. Es una fuerza de la naturaleza, pero le encantan los regalos. Esa cualidad multifacética permite a Iemanjá atraer a multitudes cada 2 de febrero.

Devotos y curiosos, pobres desesperados y ricos turistas acuden a las playas a participar del rito de una religión minoritaria, que hoy festeja una de las expresiones de religiosidad popular más masivas de Uruguay.

"Su cualidad de madre es lo que hace que sea popular: todos necesitamos protección y, en tanto demos un paso en esa búsqueda, la vamos a recibir. Porque milagros existen en todas las religiones, lo que importa es tener fe y brindarse, abrir el corazón", explicó Susana Andrade, o Mae Susana de Oxum según la religión umbanda.

Iemanjá es particularmente querida dentro del afroumbandismo. Según sus creencias, es la madre de gran parte de los Orixás, o fuerzas de la naturaleza. Además, es la que, desde un punto de vista práctico, "permitió sacar el culto a la calle", resaltó Andrade.

"El 2 de febrero, la gente va, mira y capaz lleva una velita por las dudas. Permite una participación mayor y nadie te señala diciendo `estás con los macumberos`. Esto nos permite hacer a cielo abierto lo que hacemos en los templos", señaló.

Para el sociólogo Néstor da Costa, esta es una actividad más de la religiosidad popular, como la festividad de San Cono o de la Virgen del Verdún. "Se eliminó el feriado del 8 diciembre, día de la virgen, y otra religiosidad pasó a ocupar ese lugar", destacó. Pero, entre las festividades religiosas masivas, la de Iemanjá llama particularmente la atención por no ser católica y porque, "al ser verano y hacerse en la playa, genera una visibilidad pública muy grande y concita no sólo a adherentes sino también a curiosos y turistas", señaló.

Esta manera tan demostrativa de vivir la religiosidad choca con la idea repetida de un Uruguay laico. El problema es que esa idea surge de un equívoco, consideró Da Costa.

"La sociedad uruguaya es plural, no laica; el Estado es laico. Hemos confundido la no injerencia de lo religioso en lo político, y se la ha vivido como ocultamiento y negación, haciendo que lo religioso quede en lo privado", afirmó.

En realidad, varias investigaciones realizadas desde 1996 muestran que más del 80% de los uruguayos cree en Dios. "La gran mayoría tiene preguntas sobre la trascendencia, independientemente de la forma que tomen, que cambia mucho. Eso es lo normal en una sociedad plural", dijo. "Cuanto más aceptemos la pluralidad de expresiones, eso habla de la salud de la democracia", añadió.

Tolerancia. El umbandismo llegó a Uruguay a través de la frontera con Brasil, alrededor de los años 50. Tuvo una época de retraimiento durante la dictadura y, desde la vuelta de la democracia, creció el número de adeptos, de la mano de su capacidad de integración con otras creencias y su aceptación de distintos estilos de vida.

"Hubo quienes durante la dictadura fueron a hacer la ofrenda seguidos por la punta de un fusil", recordó Andrade. Hoy, según la encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2006, los seguidores del umbandismo y otras religiones de origen afroamericano son 0,6% de la población uruguaya, y 1% de los montevideanos, poco más que los que se declararon de confesión judía.

Al ser porcentajes muy bajos es difícil generalizar, pero "por donde están ubicados los templos y el tipo de cultos, atraviesa a todas las clases sociales. Quizás tiene un mayor peso en sectores más populares, básicamente porque no requiere elaboración teológica, no tienen dogmas fijos, es un culto más accesible", dijo Da Costa.

Según la encuesta del INE, el porcentaje de umbandistas es mayor entre quienes tienen entre 26 y 45 años. Dentro de la población de ascendencia negra, el porcentaje sube a 2.4%.

Sin embargo, la festividad de Iemanjá obtiene cada año declaraciones de interés turístico y cultural de la Intendencia y de ministerios. Es que se ha vuelto una "fiesta popular", destacó Andrade. "Nos gustaría que el Ministerio de Turismo la incluyera en sus ofertas turísticas y diera más apoyo", como sucede con festividades similares en Brasil, añadió. Además, la federación umbandista IFA solicitó, en la junta local de Costa de Oro, una plaza para Iemanjá, y, en la Intendencia de Montevideo, una placa de los Orixás, que probablemente se colocaría en la rambla, contó Andrade. Es que fue de la mano de la diosa del mar que este culto consiguió ocupar un lugar en la identidad uruguaya.

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