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Reeditan obra clave de Luis Alberto de Herrera

Vigente. "La Revolución Francesa y Sudamérica" es de 1910

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GUILLERMO ZAPIOLA

A cincuenta años del fallecimiento de su autor y casi cien de su primera edición, el Instituto Manuel Oribe ha reeditado "La Revolución Francesa y Sudamérica", tal vez el más importante ensayo político escrito por Luis Alberto de Herrera.

Hace algunas semanas, una nota de Agustín Courtoisie en El País Cultural que polemizaba con algunas tonterías de la flamante historia neooficial agradecía empero que alguien hubiera rescatado a Juan Pivel Devoto como una figura clave en su disciplina durante un largo fragmento del siglo XX.

El rescate de Pivel es casi obvio (Carlos Real de Azúa ironizó alguna vez sobre su fantástica capacidad para poner en su sitio algunas persistentes leyendas coloradas, esgrimiendo casi siempre un documento irrefutable), pero hay un antecedente en el territorio del revisionismo histórico uruguayo cuya trascendencia suele omitirse. Ese nombre es el de Luis Alberto de Herrera.

De más está decir que el término mismo debe ser matizado. El gran historiador británico Arnold Toynbee, visitando cierta vez la Argentina y enterado de que existía una corriente historiográfica llamada "revisionismo" comentó que él pensaba que todo historiador serio era revisionista. Y debe ser, sobre todo, rescatado de los grupos cercanos al neonazismo que lo han secuestrado en los últimos años, identificándolo a secas con la negación del Holocausto. Porque lo de Herrera fue otra cosa: una formidable puesta en cuestión de la historia oficial uruguaya vigente hasta muy entrado el siglo XX.

Supo hacerlo con buena prosa, talento para la polémica y, casi sin excepción, un amplísimo apoyo documental. Desde su casi inicial y todavía no del todo definido La tierra charrúa (1901), libros como El drama del 65: la culpa mitrista (1926), La misión Ponsonby (1930), La paz de 1828 (1940), Los orígenes de la Guerra Grande (1941), La seudohistoria para el Delfín (1947) o Antes y después de la Triple Alianza (1951) forman parte de ese trabajo monumental. No es imprescindible estar de acuerdo con el autor en todas sus apreciaciones, y a veces corresponde el desacuerdo: Rosas tiene más claroscuros de los que él solía verle, por ejemplo. Sin embargo, casi siempre se aprende algo cuando se lo lee.

La Revolución Francesa y Sudamérica, que fue publicado originalmente en 1910 y reaparece ahora con un prólogo del nieto de Herrera, Luis Alberto Lacalle, es probablemente el más enjundioso de sus ensayos: un vasto análisis crítico de los acontecimientos franceses de 1789 y después, y su influencia en las luchas independentistas. La conclusión de Herrera contradice una divulgada leyenda acerca de la real incidencia de aquellos acontecimientos como inspiradores de la revolución latinoamericana. Si Francia influyó, lo hizo más bien por la negativa (el costado detestablemente jacobino del Plan de Operaciones de Mariano Moreno, por ejemplo: acaso el profundo autoritarismo de Bolívar). Sin embargo, en general la revolución se hizo contra ella y contra su hijo bastardo, Bonaparte. Mayoritariamente, en 1810 o 1811 lo acaecido dos décadas antes en Francia se percibía en América del Sur como una chapuza que desembocó en el Imperio y más tarde en la Restauración, tras haber dejado por el camino una cantidad de cabezas cortadas. Herrera lo tenía muy claro.

Frente al torpe 1789 (o, más aún, 1793), Herrera reivindica, como ya lo hiciera un siglo antes que él Francisco de Miranda, el mucho más eficiente 1776: la experiencia norteamericana. A diferencia de algunos antiimperialistas de última horneada, el autor sabe distinguir la robustez de unas instituciones republicanas a las que admira, del rechazo a la cañoneras enviadas a invadir las "republiquetas bananeras" del patio trasero. Sabe también que se puede apreciar a Tom Jefferson, a Ben Franklin o a James Madison (aunque es posible empero que su conservadurismo lo inclinara más hacia gente como George Washington o Alexander Hamilton) sin necesidad de aplaudir a George W. Bush.

Desde que Bolívar se ha vuelto socialista y Artigas suele ser comparado con el Che o con los líderes del MLN, conviene refrescar la memoria y releer a Herrera. También puede ser útil repasar las Instrucciones del Año XIII y descubrir cuánto se parecen a la Constitución de Massachussets, incluyendo el "derecho del pueblo" a portar armas que tanto reivindicara Charlton Heston.

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