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Barranca abajo

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Danilo Astori, no hace mucho era el delfín para ser postulado a la Presidencia de la República por el oficialismo. Hoy está pasando por su peor momento político. Se le ve en su rostro, el mismo que mostraba cuando montó en cólera al enterarse de la opinión técnica del Fiscal de Corte sobre la inconstitucionalidad del IRPF a los pasivos. La paliza en el reciente Congreso de su partido fue demoledora.

Astori se ha llenado la boca con el auge de la recaudación, con los índices de crecimiento, con el segundo Grito de Asencio que atronó nuestros oídos por liberar al país del pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Pero la gente no es tonta.

En su gestión, la deuda del país, diferida en el tiempo, no abatida ni amortizada, creció en un 30% en comparación a la registrada el lo de marzo de 2005. Dispuso la emisión de obligaciones del Estado en pesos uruguayos, y ahora, al desvalorizarse la moneda respecto del dólar se ha perdido una fortuna. Las deudas pagadas al FMI y al Banco Mundial generaban un interés de un 4% a 5% y del 7% al 8 % respectivamente. Al emitir bonos en moneda nacional, sumando la inflación en pesos, la variante del tipo de cambio, y los intereses, esa tasa de interés creció considerablemente.

En 15 años el país se endeudó en 8.520 millones de dólares. Con Astori, en 15 meses nos endeudamos en 3.600 millones. Agréguese a ello el aumento sensible del gasto público. El ministro anunció un "espacio fiscal" (?) máximo de 319 millones de dólares en la Rendición de Cuentas. Hubo que sumar para el Carnaval electoral 40 millones más, y hay quienes aseguran que el aumento global del gasto superará los 100 millones de dólares al monto previsto.

Y en el sentir de la gente, el mazazo de la reforma tributaria fue decisivo para el descrédito, exprimiendo los bolsillos de los trabajadores para repartir el producido entre quienes no trabajan ni les conviene trabajar.

No hablemos de su enfático apoyo al Cr. Bengoa en su pasaje por los Casinos Municipales, que nadie ya no justifica, sino que no entiende.

Si bien el Congreso no es lo mismo que el electorado frentista, ha sido un mal comienzo.

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