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Mujica y Larrañaga hablan de acuerdos tras las elecciones

Diálogo. "Se terminó el tiempo de familias ideológicas", dijo el senador blanco

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El País

FEDERICO CASTILLO

A 15 meses de las elecciones, blancos y frenteamplistas parecen prepararse para un futuro gobierno sin mayorías parlamentarias, donde no tendrán más remedio que colaborar uno con el otro.

Al menos ese fue el tono de la reunión de ayer entre Jorge Larrañaga y José Mujica, en un escenario ideal para hablar con mente despejada: la chacra del senador blanco en Flores, a orillas del arroyo Grande. Articular políticas de Estado, coalición y entendimientos, fueron los conceptos que dominaron la charla.

"Estamos pensando en lo que va a pasar después de la elección, yo no sé dónde va a estar Larrañaga, tampoco sé dónde voy a estar yo, pero alguna influencia vamos a tener", comentó Mujica ante los periodistas.

Durante el encuentro hablaron de articular "ejes centrales con acuerdo de base nacional". "Algunos llaman a eso políticas de Estado. Son cuestiones que la nación de alguna forma tiene que resolver para tener derroteros comunes. Basamentos que van más allá de la expresión de un partido", explicó el senador del MPP.

Cómo insertar a Uruguay en la región, el "dilema" de la energía, los problemas de la seguridad "más allá de las cosas prácticas que está instrumentando el actual gobierno", y la educación, fueron algunos titulares -sin profundizar demasiado en ninguno de ellos- que resumió Mujica tras el encuentro.

Para Larrañaga estos son los temas prioritarios pensando en una política de Estado. Y dijo que deben ser encarados en el marco de una coalición nacional. "El próximo gobierno va a tener desafíos diferentes. No va a tener mayorías parlamentarias y eso va a obligar a entendimientos", argumentó. Y agregó que se terminó el tiempo de "las familias ideológicas; la colación entre blancos y colorados fue una respuesta para el tiempo pasado. Para el futuro, el Partido Nacional, si es gobierno, tiene que convocar a todos los partidos".

Mujica coincidió. Señaló que tras un período de "excesivas distancias" entre ambas colectividades, hay que "cerrar una etapa" y "construir para adelante".

El senador del MPP aclaró que entre ambas expresiones partidarias hay diferencias "y las vamos a tener siempre", pero apuntó que ese no es el problema. "En lo que coincidimos es en la necesidad de tener cierto margen de políticas que sean comunes. Y para eso cada cual tendrá que sacarle un cojinillo al recado de las cosas que piensa", señaló.

Mujica dijo que con su visita al campo de Larrañaga, le devolvió una gentileza del senador blanco quien en más de una oportunidad concurrió a su chacra en Montevideo. "Hablo con Larrañaga porque lo conozco desde el Senado, le tengo un sincero afecto, lo considero un amigo aunque es un adversario político. Estas cosas son imprescindibles, las relaciones personales son un capital intangible. Siempre se logra más hablando con amigos que en grandes reuniones", comentó.

Larrañaga acotó que el encuentro no formó parte de un "dialogo impostado". "No es algo para la televisión", dijo. "Es algo que sentimos y practicamos sin maquillaje, de manera clara y frontal a cuenta de las cosas que este país tiene que enfrentar como dilemas en el tiempo por venir", afirmó.

Señales. Larrañaga valoró la reunión "entre el senador más votado del frente Amplio y el más votado del Partido Nacional" como una señal política importante.

"Es notorio que tenemos diferencias, él es gobierno, yo soy oposición", precisó, pero insistió en la idea que igual puedan hablar del futuro del país.

"Tener un encuentro así, en este lugar donde se escucha el silencio, es una buena señal política en medio de las crispaciones y los enfrentamientos. Hay que elevar la mira por encima de fogonazos políticos electorales y de enfrentamientos internos", añadió.

Consultado sobre si la relación con Mujica lo acerca de alguna manera a la izquierda, Larrañaga dijo que "no especula" con esa situación. "Siempre he querido dialogar. Me importa el diálogo más allá de lecturas rebuscadas", enfatizó.

A Mujica se le preguntó si se siente más cerca de Larrañaga que de ex presidente Luis Alberto Lacalle. Contestó que si a Lacalle se lo encuentra "por ahí" también va a hablar con él. "Es parte del país que yo tengo que reconocer. Lo peor es no reconocer la realidad", aseguró. Y agrego que la realidad actual del Partido Nacional es que "es un desafiante que va a disputar el gobierno con el Frente Amplio, nada más y nada menos".

Reelección y encuestas. Ni

Mujica ni Larrañaga se escaparon que les preguntaran por las internas de sus partidos.

"Difícil que el chancho chifle", dijo Mujica al ser consultado por el movimiento que propicia la reelección del presidente Tabaré Vázquez. "Entiendo que muchos frentistas no se sientan representados por el capital que hay, pero es lo que hay valor", remató.

Larrañaga, en tanto, evitó hablar de la encuesta de Cifra que le da dos puntos por debajo de Lacalle. "No comento encuestas", dijo. "Después de septiembre voy a estar en la cancha. (...) La gente dirá", agregó. Y destacó que lo más significativo es que el Partido Nacional es el "principal desafiante" del Frente Amplio.

"Soy un estanciero de nueve hectáreas"

Pasaban unos pocos minutos de la hora 10.30 cuando Mujica arribó a la chacra de Larrañaga. El senador blanco lo recibió con un abrazo mientras el fuego del asado recién comenzaba a prenderse. "¡Qué mala vista tenés!", fue lo primero que le dijo Mujica, maravillado con el paisaje que ofrecía el lugar. Un cielo despejado de nubes contribuía a una mejor postal del campo ubicado sobre el arroyo Grande, uno de los brazos del río Negro que domina toda la escenografía.

"Soy un estanciero de nueve hectáreas, Pepe", le respondió Larrañaga al tiempo que le enseñaba los límites de su chacra en Flores. "No precisás más que eso", le retrucó Mujica.

Enseguida se sentaron bajo el alero de la casa con vista al arroyo. El mate fue el único testigo de la charla de más de una hora.

Desde lejos se pudo advertir que el diálogo fue intenso. Por momentos Mujica se paraba, gesticulaba ampulosamente y se volvía a sentar. Quince minutos después del mediodía se levantaron los dos y caminaron rumbo a la orilla del arroyo. Los fotógrafos fueron tras ellos. Uno preguntó, bromeando: "¿Ya decidieron el lugar en la lista del Senado?". "No, cada lechón en su teta que es la mejor manera de mamar", respondió Larrañaga.

A falta del "asado del Pepe", el menú fue colita de cuadril y chorizos. "Esto es un lujo que nos podemos dar los uruguayos de vez en cuando. En el resto del mundo comer esto es prohibitivo", comentó Mujica.

Acompañaron la carne con vino. Durante el almuerzo y la sobremesa casi no dejaron tema por tocar: pesca, ecología, anécdotas de viajes, y hasta se recordó lateralmente los tiempos de la dictadura. "Pepe, ¿vos estuviste en Punta Carretas, no?", le preguntó Larrañaga. "No, que te parece, y me fugué dos veces nomás", respondió el ex guerrillero. En la mesa ambos evitaron hablar de política, de eso ya se había conversado mano a mano.

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