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Industria de la pulpa de celulosa en Uruguay

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Un seminario científico promovido por la empresa finlandesa Botnia analizó el escenario actual de la industria de pulpa de celulosa en Uruguay. Botnia estudia la posibilidad de instalar una de sus plantas a cinco quilómetros de Fray Bentos, en la ribera del río Uruguay, a mediado del año 2007. La inversión total del proyecto ronda los U$S 940 millones.

El encuentro reunió a expertos de la Universidad de Helsinki, técnicos uruguayos y un numeroso público durante una fructífera jornada de intercambio que se desarrolló en el hotel Sheraton de Montevideo.

VIABILIDAD. A diciembre de 2002 el Uruguay contaba con más de 630 mil hectáreas forestadas de las cuales 450 mil corresponden a especies de eucaliptus y 170 mil a pinos. Según un estudio sobre disponibilidad encomendado a Pike & Co., el volumen de madera podría abastecer a la planta de Botnia y a otra planta de celulosa —sin afectar las exportaciones—, hasta mediados de la próxima década. Si bien el stock desciende a partir del 2010, la consultora evalúa que "se estabilizará cuando estén disponibles las plantaciones realizadas a partir de 2004".

Con relación al flujo de camiones hacia la planta proyectada, Pike&Co. concluyó que la mayor concentración de transporte se desarrollará fuera de las zonas urbanas. Al mismo tiempo, "si bien el tráfico de camiones será importante, éste no generará congestionamiento en la infraestructura vial actual".

RECICLAJE. En la última década Finlandia ha desarrollado modernos procesos de recuperación de químicos en plantas de celulosa. Según el investigador Klaus Niemel, la química de recuperación es menos complicada que la química de la cocción y el blanqueo. Si bien la evaporación provoca pocas reacciones químicas, la combustión se presenta más problemática debiéndose controlar las reacciones de reducción y oxidación así como las emisiones al aire.

Por su parte, los cursos de agua finlandeses están clasificados según regulaciones de la Unión Europea. Las plantas industriales deben monitorear sus efluentes y el agua a través de estudios hidroquímicos e hidrobiológicos, e informar los resultados a las autoridades. Para el experto finlandés Jukka Tana, la nueva tecnología ha bajado significativamente la descarga de efluentes, eliminando los compuestos policlorados y las dioxinas. "Las emisiones de dioxinas no están más en cuestión a nivel científico". Entre otras conclusiones, Tana aseguró que los efluentes de las plantas modernas ya no poseen toxicidad aguda, y que el tratamiento biológico del efluente mitiga los efectos y alivia todos los impactos.

IMPACTO. Un informe sobre el impacto macroeconómico y el desarrollo regional y local, confirmó que la construcción de la planta —durante un período de dos años—, repercutirá en la producción de las industrias de materiales para la construcción, metalúrgica, de la construcción, transporte, servicios comerciales, etc. El inicio de la fabricación y exportación de pulpa tendrá impacto directo en la producción de forestación, industria forestal, energía y químicos, transporte y servicios comerciales.

Tanto la construcción como la puesta en marcha de la fábrica tendrán efecto en la generación de empleo y la actividad de proveedores.

Según el estudio elaborado por los economistas Ernesto González Posse y Pedro Barrenechea junto al sociólogo Enrique Gallicchio, la construcción podría generar alrededor de 6 mil puestos de trabajo mayoritariamente en el departamento de Río Negro pero también en Soriano y Paysandú. La operación de la planta generaría cerca de 2.500 puestos.

El trabajo también reveló que el proyecto cuenta con aprobación mayoritaria de la población rionegrense, aunque condicionada a la necesidad de mayor información, garantías ambientales y transparencia para acceder a los empleos.

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