Hace diez años, las exportaciones de madera de Uruguay, apenas si arañaban la cifra anual de 100 mil metros cúbicos. El año pasado superaron el millón de metros cúbicos, estimándose que las ventas externas crecerán un 40% en 2003.

Este desarrollo se produjo como resultado de la sanción de la ley 15.939 del año 1987, la cual estableció beneficios para los productores ubicados en las zonas de prioridad forestal.

Dicha ley estimuló inversiones en esta área, las cuales continúan hoy. Por ejemplo, entre 2003 y 2004 se concretarán inversiones en el sector de referencia por más de 60 millones de dólares. Ellas irán a la instalación de dos nuevas plantas de chipeado y dos terminales portuarias operadas por privados (una en Río Negro y otra en Rocha).

Hoy, 650 mil hectáreas del territorio nacional están cubiertas por bosques artificiales de finalidad industrial y las ventas externas llegaron en 2002 a 85 millones de dólares.

Y este "boom" maderero uruguayo está aún lejos de su momento supremo. El "pico", en cuanto a disponibilidad de madera, se producirá a partir del año 2007, cuando el subsidio para forestación haya caído a cero, pues el mismo habrá cumplido su papel de atraer a los inversionistas.

Importante también es destacar que va evolucionando la forma de exportar la madera. Gradualmente ella va adquiriendo mayor valor agregado. Por ejemplo, recientemente se realizaron las primeras exportaciones de "chips" por ahora destinados a España, pero que pueden abrir mercados en Japón y Estados Unidos. Y el gran salto que significaría pasar de exportar materia prima a enviar al exterior celulosa, quizás esté por darse. Hay varios proyectos industriales de este tipo y uno de ellos, de la empresa Eufores (que supondría una inversión de 500 millones de dólares para una fábrica en M’Bopicúa), está a nivel de estudio de prefactibilidad. Si se concreta, representaría la capacidad para elaborar 450 mil metros cúbicos anuales de "celulosa ecológica", o sea aquella que no incluye cloro en su proceso productivo.

Como se ve, la tierra de nuestro país sale una vez más al rescate de la economía nacional. Sin desmerecer otras áreas de producción, no puede pasarse por alto la realidad de que Uruguay tiene amplias zonas rurales capaces de producir más y mejor.