Publicidad

Vivió en el Amazonas, enseñó Biblia en el Comcar; hoy jubilada vende roscas de Pascuas

Compartir esta noticia
Gifor Lapadjian se animó a hacerse una cuenta de Instagram y allí muestras sus creaciones en la cocina.

HISTORIAS

Cuando Perla se jubiló, lejos de tener una vida menos ocupada, siguió buscando maneras de demostrar amor a los demás y en la cocina encontró la herramienta perfecta.

Vivió en el Amazonas brasilero y en distintos barrios de Perú. Enseñó la Biblia en colegios privados y a presos en el exComcar. Dio charlas a educadores cristianos tanto en grandes conferencias como alrededor de una pequeña mesa. Escribió manuales para educadores y niños, inició un blog de cocina, viajó por Uruguay y por el mundo. Hoy tiene 68 años, está jubilada y encontró en la cocinauna manera de seguir dando amor a las personas. Por estos días su especialidad son las roscas de Pascua.

“Pasé de una vida muy activa y comprometida, a una vida de jubilada… pero no pasiva”, contó Gifor Lapadjian a El País. Esta uruguaya que nació en Montevideo en el seno de una familia de inmigrantes armenios, contó que la llaman “Perla, que es la traducción de Gifor. Otros me dicen tía Perla, Perlis, Perlita, Perlucha”.

Siempre le gustó cocinar. “Desde niña vi a mi abuela, tías y mamá y aprendí de ellas. Cocinar no era solo hacer una comida, era un acto de amor a la familia, amigos, visita que venía, casa que visitábamos, ayudar a gente necesitada”, dijo.

Fue así que previo a su jubilación empezó un blog de cocina, que preparó el terreno para lo que vendría. Más adelante sus amigos y su hermano la alentaron a cocinar para vender, “pero yo estaba en otra, cocinaba para la familia, amigos, la merienda para los muchachos del Comcar, para que los jóvenes de la iglesia llevaran comida y ayuda espiritual a gente de la calle. Pero un día me dije, además de esto que hago, me sobra el tiempo y puedo ofrecer a la gente del edificio en el que vivo pan dulces y budines para Navidad. Y resultó algo divertido”, sostuvo.

A su alrededor le empezaron a insistir para que se creara una cuenta de Instagram: “Me daba vergüenza porque lo mío era 100% amateur. Pero tampoco perdía nada, así que una chica me ayudó a abrir la cuenta de Instagram (@Delilap_perla) y me enfoqué en fechas especiales como San Valentín, Día del Niño, Día de la Secretaria. Y en plena pandemia y prácticamente encerrada, no la pasé aburrida para nada. Conocí gente muy linda, emprendedores jóvenes, y si bien no vendo mucho, sé que hago feliz a quienes prueban lo que cocino, porque pongo el ingrediente principal: mucho amor”.

Una de las roscas que hace Perla.
Una de las roscas que hace Perla.

En los días previos a estas Pascuas su pequeña cocina estuvo llena de masas y levadura: “El año pasado no hice nada para Pascuas porque la pandemia nos sorprendió y en cierta forma nos paralizó un poco, por lo menos a mí. Pero este año tenía varias ideas, aunque me centré en las clásicas roscas con diferentes formas y rellenos, y para los niños galletitas decoradas”, señaló.

Perla se inspiró con Pinterest para hacer galletas para los más chicos.
Perla se inspiró con Pinterest para hacer galletas para los más chicos.

“Para quienes creen que la vida cristiana es aburrida, puedo decirles por propia experiencia que es una emocionante aventura. La vida cristiana no es una religión, ni una larga lista de mandamientos a cumplir o una exhibición de buenas obras, sino una relación personal con Dios”, dijo a El País.

Perla se formó en un Instituto Teológico y a partir de allí comenzó a vivir cosas con las que ella soñaba, pero también otras inimaginables, como por ejemplo, su paso por la Amazonia.

En cuanto a la Pascua, la vive como “una recordación de emociones encontradas. Por un lado, recuerdo la última semana que Jesús vivió como hombre en la Tierra narrada en los evangelios y lo que día a día soportó y sufrió por amor a la humanidad, culminando con su crucifixión. Por otro lado, recordar y celebrar la alegría de la resurrección. Decidirse por Jesús le da sentido a la vida en el presente, y asegura una eternidad junto a él. Ojalá que todos pudieran celebrar la Pascua sabiendo el por qué. Pero si el domingo de Pascua en la mesa familiar hay alguna rica comida, roscas y huevos de chocolate y el homenajeado no está presente, será una tradición y nada más. De la decisión de cada uno depende que sea una real celebración de Pascua o una tradición más”, concluyó esta jubilada que dijo que podría seguir contando historias y recuerdos durante horas, pero que aún tiene pedidos de roscas por entregar para este fin de semana y su cocina la llama.

Perla hace roscas con diferentes formas y rellenos.
Perla hace roscas con diferentes formas y rellenos.

Las ganas de seguir aprendiendo y ayudando.

Perla es multifacética y haberse jubilado no significó que dejara de hacer cosas. Dijo que podría seguir contando cosas que hizo y que hace, pero que el currículum sería demasiado extenso.

Su espíritu curioso y solidario lo nota cualquiera que hable con ella. Como ejemplo de ello, Perla no sabía tejer, pero mirando videos de YouTube puso manos a la obra y comenzó a aprender: “Ahora no, porque estoy en plena elaboración con la cocina, pero tejo sombreros, bufandas y mitones para que los jóvenes repartan entre personas carenciadas”, contó.

“Los veteranos a veces se quedan de brazos cruzados porque les hacen creer que ya cumplieron un ciclo y entonces no tienen motivación, olvidando cuántos alrededor serían felices con tan poco que podríamos darles”, sostuvo.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad