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Viajar en singular, una moda en crecimiento

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Solo, Nicholas, anteayer en Los Dedos de Punta del Este. Foto: Sofía Orellano.
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En ambulancia, en ómnibus y en velero. En camioneta, en ferry y en bicitaxi. Así viaja Nicholas Cristophersen, un estadounidense de 44 años que, al igual que cientos de viajeros solitarios del mundo, llegan también a Punta del Este y se quedan en los (cada vez más demandados) hostels.

Antes de iniciar esta travesía, este tipo de turista suele sentir miedo a la soledad. Luego, cuando empieza a transcurrir el viaje, ese miedo se va. "Nunca estás solo, siempre hay alguien que está en la misma situación que tú", dice Nicholas.

Este estadounidense toma una libreta de su mochila y empieza a buscar una fecha. "5 de julio de 2014, ahí empezó todo", cuenta. Ese día, partió desde California a recorrer América Latina. Tenía una regla inalterable: nunca tomarse un avión, siempre viajar por tierra o mar.

Con un español fluido (tras haber convivido con mexicanos por cinco años y practicarlo en este travesía), afirma que su idea es "conocer todo el camino, no solamente el destino". "Cuando viajás de esa manera, podés observar cómo cambia el paisaje", indica.

Su viaje comenzó con un proyecto social de una organización no gubernamental: trasladar una ambulancia desde California a Honduras. Tras cumplir con esa meta, continuó solo hacia Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil. En Uruguay —donde le llamó la atención cómo las casas en Punta del Este no tienen rejas y cualquiera se puede acercar a ellas— planea visitar Montevideo y Colonia del Sacramento, para luego partir a Argentina y seguir a Chile.

Se enfermó cuatro veces. Ya llegó a estar hasta tres días en cama. Las primeras veces se angustiaba: "¿Por qué estoy acá? Estaría bien cuidado en California con mi familia". Tras la cuarta vez, sabía que era algo "pasajero".

Es analista en sistemas y trabaja en una empresa informática desde hace nueve años. Logró convencerlos de que quería cumplir su sueño de viajar ocho meses y, hoy, trabaja a tiempo parcial. Los hostels le dan Internet y todo lo que necesita. "Me siento como en casa", comenta con una sonrisa.

Es casado y su esposa apoyó esta idea porque era su "sueño de toda la vida". Están en permanente contacto por WhatsApp. "Hoy la tecnología ayuda a los viajeros", agrega. Y a las parejas.

Hostels e Internet.

Los hostels son el lugar preferido de este segmento. En las entradas de algunos hostels de Punta del Este se los suele ver con gigantescas mochilas. Su tamaño se debe, seguramente, a que van pertrechados para un tiempo largo lejos de casa.

Este tipo de establecimientos estimula el espíritu de los mochileros. Por ejemplo, en B&B, donde se hospeda Nicholas, hay una suerte de bar, con una barra de bebidas (una heladera donde cada uno elige lo que quiere y después avisa qué sacó), mesas y sillas. Al ser un lugar pequeño, hasta casi sin quererlo un huésped interactúa con otro.

Del mismo modo sucede con las habitaciones. Hay algunos que ofrecen dormitorios de hasta ocho personas y los mochileros buscan quedarse en estos sitios para interactuar con terceros. Según los encargados de los hostels, este tipo de público suele reservar pocos días. "Por lo general, se quedan tres noches como máximo. Después siguen de viaje para otro lado", cuenta Ernesto, administrador de Isa de La Barra.

Pero no sólo de hostels vacaciona el viajero solitario. De repente, Nicholas saca su teléfono y abre la aplicación Couchsurfing, un servicio de Internet en el que los usuarios piden ser alojados en una casa o que los lleven a recorrer la ciudad. Allí, el estadounidense tiene su perfil, cuenta cuáles son sus objetivos, los países que ha visitado y hasta opiniones de personas que lo han hospedado sobre cómo es su personalidad. Es un Facebook de viajeros. Y ahí consigue un lugar para quedarse en una casa particular.

Son más.

La llegada a Maldonado de este tipo de público "ha venido creciendo de manera importante", aseguró Horacio Díaz, director de Turismo de la Intendencia de Maldonado.

Desde los hostels ven que es una "moda" y que sucede, sobre todo, con el público joven. Paulina, encargada del hostel El Viajero, contó que en el suyo hay muchos brasileños que llegan "buscando a más brasileños y de esa forma armar un grupo". "Te sientes con mucha libertad", concluye Nicholas. (Producción Sofía Orellano).

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Solo, Nicholas, anteayer en Los Dedos de Punta del Este. Foto: Sofía Orellano.

mochileros llegan a hostels y piden alojarse en casas a través de InternetJUAN PABLO DE MARCO

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