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El vendedor de waffles belgas de Punta del Este y su secreto para vivir feliz este 2020

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Olivier, el vendedor de waffles de Punta del Este. Foto: Ricardo Figueredo

PUNTA DEL ESTE

Olivier está todos los días de verano en Punta del Este vendiendo sus waffles belgas. Dice que el mayor valor que le dejaron sus padres es u201cvivir con felicidadu201d y así atiende a sus clientes.

Vende waffles belgas en Punta del Este desde hace casi 19 años y todos en la zona lo conocen. Aunque muchos piensan que su nombre es Henry, en realidad se llama Olivier y conversó con El País para contar cómo su familia terminó en Uruguay y se hizo famosa por este producto tan tradicional de su tierra.

Aunque no reveló su secreto para hacer los auténticos waffles belgas, sí contó el que según él asegura un 2020 lleno de felicidad.

El belga Olivier De Groote conoció a Jacqueline Henry, quien hoy es su esposa, en Bélgica. u201cEs nacida en Uruguay, pero de padres belgas y es cómico porque la conocí durante un viaje que ella hizo con su madreu201d, contó. Agregó que u201cfue amor a primera vistau201d. Efectivamente fue amor, de esos que llevan a la gente a animarse a la aventura. Porque luego de tener dos hijos, Victoria y Darío, la familia tomó la decisión de venirse a vivir a Uruguay.

Olivier explicó que, tras fallecer su suegro, Jacqueline quiso venir para acompañar a su madre y sus hermanos. De aquel día que armaron las valijas sin saber que harían en tierras charrúas habrán pasado 19 años el próximo 1° de marzo. Actualmente viven en San Carlos, pero el punto de venta se mantiene año tras año y cada tarde en la zona del puerto, en la esquina de la Rambla General Artigas y 2 de febrero, frente al Yacht Club.
u201c¡Hola tú! ¡Feliz año!u201d, grita a cada ratito desde al lado de sus cajas llenas de waffles y la flameante bandera belga. Casi todo el que pasa por allí lo saluda, le dice que más tarde vuelve o le pide desde el auto un paquete.

Olivier, el vendedor de waffles de Punta del Este. Foto: Ricardo Figueredo
Foto: Ricardo Figueredo

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Enérgico y con 62 años que parecen muchos menos, Olivier corre hasta una camioneta que entrepara y le pide u201clos de siempreu201d. Al volver, lo primero que cuenta es porqué esa confusión que, en general, hay con su nombre: en cada bolsita de waffles hay una etiqueta con información sobre el producto y además se puede leer u201cHenry - De Grooteu201d, el apellido de Jacqueline y el suyo. u201cPero ya está bien, cuando muchos pasan y me saludan dicen u2018hola Henry, ¿cómo estás tú?u2019, no les digo nada y les contesto u2018bien, holau2019u201d, contó entre risas.

Antes de seguir la charla, una mujer se acercó con su hija a comprar waffles. u201cHace años que lo conocemos y siempre que venimos pasamos por acá a compraru201d, dijo la clienta a El País. Y Olivier da prueba de ello diciendo que conoce a la niña desde que era bebé.

La mudanza a Uruguay fue u201ctoda una aventurau201d, comentó al retomar la conversación. Él es profesor de idiomas. Cuando vivía en Bélgica daba clases y actualmente enseña francés, inglés y alemán. Pero además de la docencia, cuando llegaron, en el año 2001, se dedicó a la repostería con su esposa: u201cCon Jacqueline dijimos u2018tenemos que hacer algou2019 y yo le dije: u2018¿Por qué no hacemos los waffles que son típicos de Bélgica?u2019 Porque queríamos hacer algo especial y allá tenemos buen chocolate, más de mil tipos de cerveza distintas y, por supuesto, los wafflesu201d.

Olivier, el vendedor de waffles de Punta del Este. Foto: Ricardo Figueredo
Foto: Ricardo Figueredo

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Además, recordó: u201cCuando llegamos yo no sabía una palabra de español, tuve que lanzarme, pero como me gustan los idiomas no fue difícilu201d.
u201cAcá estamos tranquilos. Nosotros somos muy humildes y simples, nunca vinimos con la idea de poner un restaurante, por ejemplou201d, sostuvo Olivier.

Lo que más le gusta de este trabajo es el contacto que mantiene con la gente: u201cAcá conocí a muchas personas. Conozco mucha gente de Suiza, de Austria, de todos lados. Y a veces me pasa que hablo mucho en inglés o en alemán con los turistas. Estamos muy agradecidos con la intendencia porque yo acá cada año tengo que habilitar, y tenemos el permiso de higiene y de manipulación de alimentosu201d, precisó.

Además de la calidad que tienen sus waffles, Olivier le da mucha importancia a la actitud optimista que hay que tener al tratar con la gente: u201cEs el mayor valor que me dejaron mis padres: vivir con felicidad y optimismo. Y acá me gusta mucho porque tengo muchas anécdotas. La gente viene y te da un beso, se presenta. En Europa somos más distantes; si la persona no te conoce, te da la mano. Acá son muy abiertos y eso me gustau201d.

Olivier, el vendedor de waffles de Punta del Este. Foto: Ricardo Figueredo
Foto: Ricardo Figueredo

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Por ejemplo, relató que conoce muchas clientas que en 2001 acudían al puesto embarazadas y hoy sus hijos tienen 18 años y todavía le siguen comprando sus productos.

u201cMe gusta mucho el contacto y pienso que todo se refleja en tú mismo primero; si venís y tenés una cara seria y le hablás a la gente sin ganas, eso se notau201d, apuntó.

Otra bocina sonó para él: u201c¡Hola tú!u201d, dijo devolviendo el saludo.
Durante los meses de invierno, Olivier vende sus waffles en la esquina del Yacht Club Punta del Este solamente los fines de semana en la tarde, hasta que el sol comienza a irse. Pero en verano, desde el 26 de diciembre hasta el 6 de febrero no hay día que falte: siempre está allí entre las 17 y las 20 horas.

Tiene waffles crocantes y de los más blanditos, de naranja o vainilla, otros con almendras ($130 cada paquete) y unos con chocolate belga semiamargo ($150). u201cTratamos siempre de mantener el precio, porque como estamos todo el año hay que hacer un balance por los clientes que vienen siempreu201d, señaló.

Para hacer los tradicionales waffles belgas, además de los ingredientes básicos que son azúcar, manteca, huevos, harina, hay algunos u201csecretos de reposteríau201d que Olivier no quiso confesar. Simplemente dijo que u201cson añosu201d de práctica y que u201chay que tener manou201d para que queden perfectos.
El secreto que sí compartió es el que para él es la clave para vivir feliz este 2020: u201cHay un lindo proverbio tibetano para vivir bien este año que dice que tenemos que comer la mitad, tenemos que caminar el doble, reír el triple y amar sin límitesu201d.

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