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Vacuna que viene en parche

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Los tabacaleros estaban conformes con el sistema de salud que tenían. Foto: Shutterstock

Es contra la gripe, igual que la convencional pero se aplica de otro modo.

Una nueva forma de vacunar contra la influenza, a través de una tirita similar a una curita, fue probada con éxito en la Universidad de Emory, Estados Unidos.

Se trata de un pequeño parche que contiene 100 microagujas y es indoloro. Dura un año, sin necesidad de refrigeración, y puede ser autoaplicado. Con esto se pretende aumentar la cobertura de la vacunación antiinfluenza en las personas en riesgo.

Los grupos considerados de riesgo son las embarazadas (en cualquier trimestre de la gestación) y puérperas (hasta 10 días de dadas de alta que no hayan recibido la vacuna durante el embarazo), los niños de 6 a 24 meses de edad y adultos mayores de 65 años.

Las pequeñas microagujas que contienen la vacuna son fabricadas con un polímero que en 20 minutos se disuelve en la piel, por lo que el parche puede lanzarse a la basura, sin el riesgo de que hiera a otras personas, como sucede con las actuales agujas desechables. El dispositivo fue probado en un ensayo clínico fase 1, con 100 personas de entre 18 y 49 años, logrando una respuesta inmune potente a los 28 días de aplicada, similar a la vacunación tradicional.

Adversos.

En cuanto a los efectos adversos, estos se evaluaron durante los seis primeros meses de aplicado el parche. En ese tiempo se observó en algunos voluntarios un leve enrojecimiento de la zona que desaparecía en horas, y una suave picazón que duró dos días. Los resultados fueron publicados esta semana en la revista The Lancet.

El mecanismo mediante el cual actúan estos parches, según los investigadores, podría usarse a futuro para otro tipo de inmunizaciones.

"A pesar de las recomendaciones de tener una vacunación universal, la influenza sigue siendo una de las principales causas de enfermedad y mortalidad", dice Nadine Rouphael, autora principal del trabajo y profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Emory.

"Creo que esta vacuna es un aporte muy importante, porque la principal causa por la cual las personas no se vacunan es el miedo al pinchazo de la aguja", dice Vivian Luchsinger, académica del Programa de Virología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

"Esta vacuna es un avance muy positivo, ya que resuelve el tema logístico que se produce en las epidemias, donde se requiere una vacunación masiva en corto tiempo", dice el doctor Patricio Manque, investigador del Centro de Genómica de la Universidad Mayor.

"El que esta inmunización se haya formulado en seco le da más estabilidad al producto, por lo que no requiere refrigeración y, así, se facilita el almacenamiento", considera Osvaldo Álvarez, académico de la Escuela de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello.

Todo lo anterior debería ayudar a aumentar la cobertura de vacunación contra la gripe, aventuran los especialistas.

El hecho de no requerir personal entrenado de salud para aplicar este parche, asimismo, como sí se necesita en las vacunas convencionales, el que no se necesite cadena de frío para distribuirlo —pudiendo incluso mandarlo por correo— y el que no dé lugar a desechos cortopunzantes como las agujas, son aspectos que estiman que reducirán los costos de las campañas de vacunación y que ayudarán a que más personas puedan inmunizarse.

La campaña en Uruguay.

En una evaluación realizada a comienzos de junio, el Ministerio de Salud Pública informó que fueron aplicadas cerca de 500 mil vacunas contra la gripe. Eso hace que queden menos de 100 mil dosis disponibles y en algunos centros de vacunación comiencen a faltar. A este ritmo, la oferta se acaba. La buena noticia es que la campaña, en cifras, "ha sido la más exitosa", calificó Jorge Quian entonces. Incluso superó por poco al récord del año pasado, un año en que hubo fallecidos por la influenza y un mayor "alarmismo".

La mala noticia es que no se llega a cubrir los grupos de riesgo: el personal de salud, las embarazadas, los niños de entre seis meses y cuatro años, y los mayores de 65 años. La campaña de vacunación había comenzado tímida este año, pero repuntó luego de la segunda semana. La llegada tardía de los primeros fríos pudo ser una de las explicaciones. Las autoridades del Ministerio de Salud Pública desconocen si hubo un cambio de comportamiento entre los médicos, aspecto que preocupaba al pediatra Gabriel Peluffo.

El subdirector del hospital Pereira Rossell había atribuido la baja vacunación en niños a la inexistencia de "una recomendación firme por parte de los médicos".

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Los tabacaleros estaban conformes con el sistema de salud que tenían. Foto: Shutterstock

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