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Se fue de vacaciones y un árbol le creció en la mitad de la casa

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Silvina, hija del damnificado, junto al brote

Está en litigio con las autoridades de Buenos Aires desde 2006 por el pago de los destrozos.

El invierno de 2006, Julio Nicastro y su mujer se fueron de vacaciones a El Bolsón, donde viven su hijo, su nuera y sus nietos. Dejaron su casa de Lisboa 623, en la provincia de Buenos Aires, para pasar unos días en familia. Nunca se imaginaron con qué se iban a encontrar a su regreso. Julio atraviesa sus recuerdos con un gesto de resignación y esboza una sonrisa: "Escuché los gritos de mi mujer y pensé que habían entrado a robar. Cuando llegué a la habitación, no podía creer lo que veía. Tenía un árbol dentro de mi dormitorio", relata.

Tres retoños de paraíso se asomaban por entre las placas de madera levantadas del parquet, a un costado de la cama matrimonial. Tenían cerca de 50 centímetros de altura y sus raíces amenazaban con seguir moviendo los cimientos del suelo de la habitación de Julio y su esposa, Esther.

"En ese momento comenzó el litigio con el gobierno de la ciudad, que me trajo grandes dolores de cabeza. En 2009, autoridades de la comuna 10 me adjudicaron 3.400 pesos argentinos para el arreglo. ¡Para toda la obra! Yo tenía el daño del suelo, el marco de la puerta ladeado e incluso los cerámicos de la bañera agrietados. Esa plata, obviamente, no alcanzaba para todo lo que era necesario hacer", dice.

Desde entonces, viene presentando cada año un nuevo reclamo a través de la Defensoría del Pueblo de Buenos Aires. Se niega a bajar los brazos y a costear él mismo los gastos de las reparaciones. El paraíso culpable del daño en la casa de la familia Nicastro fue removido de su lugar, el frente del terreno lindero, en Lisboa 611. Como ese lote es un baldío, las raíces del árbol se propagaron por debajo de las baldosas hasta alcanzar la habitación de Julio y Esther.

Las tareas de remoción del árbol, a cargo del gobierno de la ciudad, rompieron las baldosas de la vereda y no solucionaron el tema de fondo: el avance de las raíces.

Julio y su mujer decidieron rechazar la oferta inicial realizada por la comuna 10 a través de la Defensoría del Pueblo en 2009, porque en ese momento la obra le costaba, según un presupuesto privado, 8.000 pesos argentinos.

"En la última mediación, en enero de este año, la Procuración General de la Ciudad determinó que el árbol fue retirado y que las veredas de los frentes fueron reconstruidas en hormigón peinado. Atribuyeron el daño dentro de mi casa a la 'posible humedad' y no me dieron una respuesta concreta. Sigo esperando que se hagan cargo de la obra", agrega Nicastro, entre resignado y enojado, mientras señala el suelo pulido bajo la puerta de ingreso a la habitación; se había levantado por culpa de las raíces.

Por el momento, el matrimonio Nicastro convive con los destrozos que el paraíso provocó en el piso de madera de la propiedad. El daño se propagó hasta el baño, donde unas incipientes grietas amenazan con destrozar también la bañera.

Julio, como muchos descendientes de italianos, tiene un carácter fuerte. "Me tienen bastante cansado, pero yo no me voy a hacer cargo de una obra que no me corresponde. El árbol estaba en la calle y rompió mi casa", concluye.

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insólitoLA NACIÓN|GDA

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