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La utopía de la privacidad en la red

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Los datos que brindamos a redes, empresas y buscadores son insumos para el marketing digital. Foto: Shutterstock

TECNOLOGÍA

Cada vez que se inicia sesión en la red se deja una huella imborrable.

Los datos que brindamos a redes, empresas y buscadores son insumos para el marketing digital. Foto: Shutterstock
Los datos que brindamos a redes, empresas y buscadores son insumos para el marketing digital. Foto: Shutterstock

Sin darse cuenta, los navegantes de la red dejan rastros digitales sobre lo que hacen: a qué horas se conectan, qué sitios visitan, cuánto tiempo pasan en la red, qué buscan en Google y hasta los "Me Gusta" de Facebook.

"Navegar es un acto promiscuo. Los servicios gratis basan su negocio en los datos de los usuarios de una forma poco transparente. El usuario siente que está más conectado y que recibe un beneficio, pero a cambio está entregando información de manera consciente e inconsciente", dice Romina Garrido, directora ejecutiva de la Fundación Datos Protegidos de Chile.

Una frase refleja muy bien esta práctica: cuando un producto es gratis es porque en realidad el verdadero producto es el usuario.

Grandes empresas —entre ellas redes sociales, programas de mensajería, proveedores de internet— usan esos datos para perfilar a los usuarios. Así las empresas pueden saber hábitos de consumo y de comportamiento, y las marcas, llegar con publicidad ad hoc a la persona adecuada. Esto queda en evidencia al buscar, por ejemplo, el término "championes" en la red: inmediatamente comienza a aparecer en otros sitios publicidad sobre calzado.

En su sitio, Facebook enumera los datos que recopila de quienes se suscriben. Desde los que se entregan voluntariamente —como la información que se pide al abrir la cuenta— hasta el lugar en el que se tomó una foto, con quién se interactúa, cuánto tiempo se pasa en el sitio, etc. Además, reúne información sobre los dispositivos con los que se navega y hasta la propia ubicación. A esto se suma la información que obtiene desde otros servicios de su propiedad, entre ellos Instagram y WhatsApp.

No son los únicos.Google también lo hace. Por ejemplo, puede saber dónde trabajamos sin haberlo explicitado, solo usando la ubicación del celular y determinar el lugar en que se está en las tardes. Así, Google Maps puede sugerir una ruta hacia el trabajo.

"Los datos que las personas entregan al utilizar los servicios de Google y aceptar los términos y condiciones sirven para dar una mejor experiencia de usuario, entregando información y contenido relevante para ellos de manera oportuna según sus intereses y necesidades, buscando que cada experiencia sea lo mejor posible y a la medida de cada usuario", aclara Alejandra Bonati, gerenta de Comunicaciones y Asuntos Públicos de Google Chile.

Vender el alma.

"La gente no tiene conciencia de la importancia de sus datos. Creen que la privacidad no es importante si es que no tienen nada que ocultar. No saben que si publicaste una foto en Facebook, ya dejó de ser tuya; que cuando haces clic en el enlace de una búsqueda le estás enseñando al algoritmo de Google. Es inocente pensar que Facebook es una plataforma para conectar a las personas; es un negocio para monetizar tus relaciones personales", dice Jorge Pérez, investigador del Núcleo Milenio de la Web Semántica.

Los datos son tan valiosos, recalca el académico, que operadores de telefonía móvil perfectamente podrían ofrecer planes gratuitos a cambio de ellos. "Eso sí, te llegarían mensajes de promociones al pasar cerca de una tienda", advierte. El problema, dice, es que estas corporaciones se están volviendo más poderosas que los mismos Estados.

"Somos un producto. La internet ya no es el territorio libre que creíamos. Toda nuestra actividad se almacena. Las empresas de internet son casi monopólicas y la única forma de no entregar esta información es no usar esos servicios", asegura Garrido y advierte que esos datos suelen ser de interés para los gobiernos.

Cómo cerrar cortinas.

Los usuarios pueden minimizar la cantidad de datos que van dejando en la red. "Un consejo es usar la funcionalidad Modo Incógnito que traen la mayoría de los navegadores y que impide compartir datos de la navegación. Otra medida es programar el borrado periódico del caché y el historial del navegador", aconseja Jorge Rojas, gerente de servicios gestionados de Novared.

Según Camilo Gutiérrez, jefe del laboratorio de ESET Latinoamérica, el problema comienza cuando los usuarios no leen los "Términos y condiciones de uso" de los servicios y aplicaciones que instalan en los dispositivos.

Para una navegación más anónima aconseja utilizar Tor (https://www.torproject.org/), que impide que terceros sepan desde dónde se navega.

También aconseja tener una cuenta de e-mail dedicada para inscribirse a servicios que requieran registro y que no sea la misma que se usa para la correspondencia.

en breve

Correo. Dos casillas electrónicas

Una para lo que son las suscripciones y otra para lo que realmente importa. De esa manera el riesgo es mucho menor y finalmente se podría tener algo -aunque no mucho-, más de privacidad.

Expuestos. Como si nos leyeran la mente

¿Hizo una búsqueda en Google y luego le salen avisos de eso por todos lados? Tranquilo, los avisos de los sitios web y las búsquedas de Google normalmente están conectados mediante Google Adwords.

Control. Dejando menos rastros

Los expertos aseguran que es muy difícil no dejar huellas digitales, sin embargo se las puede minimizar prefiriendo la utilización de modos de navegación privadas o de incógnito, eso borra huellas.

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