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Un uruguayo relata cómo es vivir en medio del infierno centroafricano

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Juan Manuel Rodríguez

HISTORIAS

Juan Manuel Rodríguez tiene 29 años y hoy trabaja para Médicos Sin Fronteras en uno de los países más pobres del mundo

Juan Manuel abrió el correo. Leyó con atención: sería enviado a República Centroafricana. Hoy, después de estar viviendo seis meses en Bangui y casi tres en Batangafo, le da vergüenza decir que no sabía nada del país al que iría a trabajar con Médicos Sin Fronteras (MSF). No sabía, por ejemplo, que es uno de los países más pobres del mundo, que su población vive sumida en una situación permanente de conflicto y que muchas familias no tienen acceso ni a agua potable ni a alimentos ni a cualquier servicio de primera necesidad. “Choca mucho leerlo –porque lo primero que hizo fue a buscar información en Google– pero choca mucho más vivirlo”, dijo a El País desde su oficina en Batafango, un pueblo de unos 30.000 habitantes ubicado casi en la frontera con Chad.

Desde febrero de 2021, Juan Manuel Rodríguez, de 29 años, ha aprendido a saludar en sango, aunque se maneja en francés, puesto que República Centroafricana es una antigua colonia francesa.

Llegó primero a la capital, a Bangui, porque quería, no solo un cambio de vida –es contador y no estaba satisfecho con su trabajo ni con la rutina que tenía en Uruguay– sino ayudar en causas humanitarias.

“Me mandaron la oferta de venir para acá y ni lo pensé. Un mes después estaba en República Centroafricana”, contó. Cayó dos meses después de las elecciones que provocó una remontada de los ataques por parte de grupos armados.

Juan Manuel Rodríguez
Juan Manuel Rodríguez en República Centroafricana. Foto: Médicos Sin Fronteras

¿Qué es lo que más le ha sorprendido hasta ahora? “La resiliencia de las personas”, dijo sin dudarlo.

A pesar de que encarnan algunas de las peores estadísticas del mundo (tres cuarta partes de la población centroafricana vive por debajo del umbral de la pobreza y la esperanza de vida, de 53 años, es la más baja del planeta, entre otras), “a los cinco minutos tienen una sonrisa. Te cuentan su experiencia y vos pensás que si estuvieras en su situación no sabés si te estarías riendo”.

A las horas de que Juan Manuel habló con El País, el presidente Faustin Archange Touadéra declaró un alto el fuego unilateral y suspendió todas las operaciones militares en el país para facilitar el diálogo con la Coalición de Patriotas por el Cambio, formada poco antes de las últimas elecciones celebradas en diciembre de 2020; pero por el momento no se sumaron los rebeldes del Frente Popular para la Recuperación Centroafricana y la Unión para la Paz en Centroáfrica.

médicos sin fronteras en república centroafricana
Un equipo de MSF en Batangafo distribuye tratamientos preventivos contra la malaria.

Los centroafricanos “no tienen nada y no piensan en tener nada porque no saben cuándo va a haber guerra de vuelta. Están esperando que empiece el conflicto de nuevo. Viven en esa tensión”, relató Juan Manuel. Y añadió: “Si bien la situación en este momento está relativamente en calma, acá todo cambia en un segundo”.

En este contexto, el trabajo de los actores humanitarios ha sido muy complicado. Cuando Juan Manuel llegó a República Centroafricana estaba establecido un toque de queda para las 18 horas y la movilidad estaba muy reducida.

MSF denunció en junio que una persona murió y tres resultaron heridas tras una emboscada de hombres armados contra motoristas contratados por la organización para trasladar enfermos. El pasado 5 de octubre, al menos 15 personas murieron en un ataque de la coalición rebelde contra un convoy de transporte de alimentos en el sur del país.

República Centroafricana sufre una situación de violencia sistémica desde finales de 2012 cuando los rebeldes procedentes del noreste de mayoría musulmana tomaron Bangui y derrocaron al presidente François Bozizé tras 10 años de gobierno, con lo que comenzó una guerra civil.

Pese a la firma de un acuerdo de paz en 2019, dos tercios del país todavía están controlados por milicias y la violencia ha provocado la muerte de miles de personas y el desplazamiento de más de un millón. Y al decirlo, Juan Manuel reiteró una idea: “No es lo mismo leerlo en Internet que verlo con tus ojos”.

Con todo, el uruguayo señaló: “Si mirás los índices por enfermedades como la malaria (o por VIH que sigue siendo una de las principales causas de muerte en el país) o por la violencia (incluida la sexual), la pandemia por COVID-19 no es la primera preocupación de nadie”.

Juan Manuel vuelve a Montevideo una vez que finalice su misión en República Centroafricana. Ya avisó a la MSF que está dispuesto a participar de otra sin importar el destino.

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