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Uruguay y el tiempo loco

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Uruguay ante el cambio climático. Foto: R. Figueredo

Científicos confirman que aquí se produce más la variación interanual que una tendencia constante.

Enero 2009: llovió 56.1 milímetros. Enero 2010: 114.8. Enero 2011: 37.8. Esa fue la precipitación acumulada registrada en la estación agrometeorológica Las Brujas, del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), ubicada en Canelones.

Científicos de este organismo lograron determinar que lo que ocurre con el clima durante un mes en determinado año en uruguay muy probablemente no se repita del mismo modo al año siguiente. “Pesa mucho más la variabilidad interanual que la decadal o de largo plazo”, aseguró a El País Guadalupe Tiscornia, autora de un estudio, e investigadora de la Unidad de Agroclima y Sistemas de información de esa institución.

Esto se observa en mayor medida en las precipitaciones y en los días sin lluvia. La variación interanual en estos casos tuvo una incidencia mucho mayor que las de una década (como el fenómeno de El Niño o La Niña) o de largo plazo (conocido como cambio climático). Este componente interanual tuvo una incidencia de entre el 75% y el 91%.

¿Qué significa esto? Que si bien en algunos años se puede estimar que en determinada mes llueve más o llueve menos, lo que más ocurre es que un enero de un año es muy diferente al enero de otro.

“Siempre te hablan del valor promedio (de precipitaciones), pero el valor promedio nunca se cumple”, comentó Tiscornia.

Hay tendencias. Más allá de que hay un mayor peso interanual, se detectan ciertas tendencias que sí se repiten año a año.. Por ejemplo, con las heladas que ocurren en mayo en Canelones y Salto. Este componente tuvo un peso del 34% y 35% en las estaciones de Las Brujas y de Salto Grande.

La idea de esta investigación, divulgada en una revista regional de investigaciones agropecuarias, era dejar en evidencia lo que sufren mucho productores agrícolas uruguayos. “No saben qué va a pasar: si va a llover mucho o poco”, señaló.

Cómo lo hicieron.

Para llevar a adelante ese estudio se tomaron como referencia las tres estaciones agrometeorológicas de ese organismo: Las Brujas, ubicada en el kilómetro 10 de la ruta 48 en Canelones, La Estanzuela, en Colonia a 25 kilómetros de Colonia del Sacramento, y la de Salto Grande, ubicada en ese departamento a tres kilómetros de la represa.

En cada una de estas estaciones hay datos desde la década del 60 y 70, por lo que tomaron toda esa información y realizaron un análisis estadístico.

No solo se analizaron precipitaciones. También incluyeron otras variables: días sin lluvia de la temporada de verano, temperaturas máximas, temperaturas mínimas y días con heladas (temperaturas mínimas del césped menor a 0 grados centígados).

Para qué.

El estudio, divulgado en revistas científicas internacionales este año, señala que “sería importante darle prioridad a la incorporación de la ‘variabilidad climática’” anual. “Está bien que nos preocupemos qué va pasar con el clima dentro de 40 o 50 años. Pero, ¿estamos preparados ahora para lo que tenemos el año que viene?”, se preguntó Tiscornia.

Con mayor precaución año a año, agrega el estudio, “se va a estar más preparado para enfrentar la incertidumbre de los eventos climáticos venideros”.

Y con ello lograr evitar pérdidas millonarias que han causado sequías e inundaciones en varios puntos del país. Como por ejemplo, las sequías que ocurrió entre 1999-2000, que causó pérdidas de entre 200 y 250 millones de dólares, según estimaciones de organismos oficiales. En la de 2008-2009, las pérdidas fueron de entre 400 y 800 millones de dólares (del 2% al 3% del Producto Bruto Interno de los últimos años).

También hubo heladas tardías que, en octubre de 2008, afectaron de 1.000 a 2.200 viñedos uruguayos con una pérdida de producción de un 30%, según informó El Espectador en ese momento. “Excesos hídricos, ocurridos en los años 2000 y 2001 impactaron fuertemente en el desarrollo y rendimiento de cultivos de invierno”, agrega el estudio.

Para evitar estas situaciones, Tiscornia sugiere evaluar y proyectar más medidas de adaptación. “Por ejemplo, en ganadería tener fuentes de agua alternativa para el ganado, tener sombras. Todas esas cosas que te pueden llevar a adaptarte”, puntualizó.

Los estudios sobre el cambio climático.

El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y otras instituciones científicas han estudiado y estudian el impacto del cambio climático en Uruguay. Según un estudio divulgado por el INIA,”en términos generales se ha determinado un incremento de la lluvia promedio anual”.

A su vez, el período promedio con ocurrencia de heladas “es más corto” y las heladas son “menos severas” de lo que eran con anterioridad.

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Uruguay ante el cambio climático. Foto: R. Figueredo

ECOLOGÍAJUAN PABLO DE MARCO

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