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Test genético para detectar cáncer podría sustituir el PAP

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Una mujer trabaja con material genéticos en un laboratorio de Múnich. (Reuters)
En la imagen de archivo, una mujer trabaja con material genéticos en un laboratorio de Múnich, el 23 de mayo de 2011. Una comisión de expertos británicos dio su respaldo el martes a posibles tratamientos de fertilización de tres vías, los cuales por primera vez permitirían la implantación en mujeres de embriones genéticamente modificados. REUTERS/Michael Dalder
© Michael Dalder / Reuters

Podrían sustituir estudio tradicional por test genético más eficaz para detectar cáncer de cuello de útero.

Seguir o no seguir realizando PAP para detectar el cáncer de cuello de útero. Esa cuestión está siendo debatida por Uruguay y todos los países de América Latina como parte del proyecto Estampa, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud y la Agencia internacional de investigación sobre el cáncer, que busca definir cuál es la mejor estrategia para prevenir el cáncer de cuello de útero.

Pocos estudios médicos son tan conocidos por las mujeres adultas como el PAP, o "Papanicolaou". Quizás no se sepa de dónde deriva el nombre (viene del médico griego Georges Papanicolaou) o si la palabra termina en "o" o en "u" (la RAE admite ambas versiones), pero sí se sabe que hay que hacérselo una vez al año y que no hacérselo puede tener consecuencias serias. Forma parte de la cultura médica de la población.

Ahora esas tres letras podrían quedar obsoletas. Especialistas uruguayos se encuentran analizando junto a médicos de todo el continente qué otros métodos, más eficaces, podrían utilizarse para detectar mejor el cáncer de cuello de útero.

Entre las opciones analizadas existe un test genético que detecta el virus que causa la enfermedad (HPV) con un nivel de eficacia del 95%. Es decir, de 100 enfermas detecta 95. Mientras tanto, el PAP detecta entre 40 y 60 de 100, según explicó a El País Natalia Pérez, responsable del área del Tracto genital inferior y colposcopia de la Clínica Ginecotológica B del Hospital de Clínicas, e integrante del proyecto Estampa por Uruguay.

Entonces, ¿Uruguay podría dejar de hacer PAPs? Es un tema de costos. Por ahora, los países analizan qué sería deseable en términos de eficacia médica. Un segundo paso sería hacerlo redituable como una medida a ejecutar por toda la población femenina.

Según publicó El Mercurio de Chile, una edición especial de la revista Preventive Medicine fue dedicada por completo a este tema y concluyó que si es posible económicamente para los países, lo ideal es que reemplacen el PAP tradicional por el más reciente test que detecta el ADN de los distintos tipos del virus papiloma.

Pérez confirmó que "se va hacia ahí". De hecho la Agencia de alimentos y medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó su realización como método de screening, es decir su aplicación universal a toda la población.

En Uruguay hoy se utiliza un test genético que detecta el virus del HPV, pero se emplea para saber qué variedad está afectando a una mujer cuando un PAP le detectó una lesión.

En Estados Unidos, según El Mercurio, el test se realiza primero y, si da positivo y tiene un virus, entonces sí la mujer se realiza un PAP tradicional para descartar que tenga una lesión causada por éste.

Beneficio.

Lo bueno que tiene ese procedimiento, si se implementara el test genético como primer método de estudio, es que si a la mujer le dio positivo, contó Pérez, se le puede seguir más de cerca y asesorarla sobre acciones de prevención que podría adoptar para evitar que se le desarrolle la enfermedad.

El cáncer de cuello uterino es causado por el virus del HPV (papiloma humano). El cuerpo de la mayoría de las mujeres es capaz de combatir la infección de HPV, pero algunas veces el virus conduce a un cáncer. Se conocen más de 150 tipos, de los cuales al menos 13 están vinculados con la aparición de cáncer en el cuello uterino.

Otra de las estrategias que se discute en el proyecto Estampa es la autotoma. Es una variante del test genético pero se lo realiza cada paciente. Reciben un frasco, se les indica cómo tomar la muestra desde la vagina, lo entregan en la mutualista y evitan sacar número y gastar tiempo y dinero en la consulta. La técnica es especial para las personas que viven en poblaciones alejadas. Países con montañas, como Argentina o Bolivia, lo consideran.

"Yo creo que en algún momento vamos a tener que hacer estos test (ya sea que lo realice el médico o la paciente) pero el problema es la universalidad", apuntó Pérez. En Uruguay solo el 40% de las mujeres que se atienden por ASSE se realiza el PAP. "Así sea por el test o por el PAP estamos en falta", apuntó la ginecóloga.

Realizar la inversión para sustituir la práctica del PAP por un test genético si la mayoría de las mujeres no se lo van a realizar podría carecer de sentido, apuntó Pérez.

Como parte de otro trabajo de investigación, impulsado por el Instituto del Cáncer de Estados Unidos, Pérez y un equipo de especialistas contactaron a 50 pacientes que se habían realizado un PAP tiempo atrás y no habían vuelto a repetirlo. No iban a volver al ginecólogo y pasarían a estar dentro del 60% de pacientes que no cumple con los requisitos establecidos por el Ministerio de Salud Pública.

Encontraron que seis de ellas tenían lesiones graves en su cuello de útero que iban a derivar en cáncer. Fueron tratadas y pudieron evitar la enfermedad. En Uruguay entre 120 y 140 mujeres mueren por esta causa cada año.

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Una mujer trabaja con material genéticos en un laboratorio de Múnich. (Reuters)

SALUDLETICIA COSTA

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