El fotógrafo Alan Powdrill, radicado en Londres, realizó un proyecto que buscaba explorar la relación entre las personas y sus tatuajes. Para eso fotografió retratos dobles donde se ve a sus protagonistas vestidos y desnudos.
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Bill, 59, Londres: "Amo el hecho que de que soy un adulto, profesional, rodeado de personas "correctas" y al mismo tiempo tengo tatuado "No fucking way" en mi pecho".
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Graham, 58, Cleethorpes: "Tenía 51 cuando me hice el primero y mi padre había fallecido. Mi madre no dijo nada, estaba en las primeras etapas de la demencia".
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Victoria, 37, Coventry: "Mis tatuajes son una parte de quien soy, amo mi cuerpo ahora y lo amaré cuando tenga 80. El amor que tengo por cómo me veo es todo lo que importa".
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Stefano, 33, Londres: "Amo cada centímetro de mi cuerpo, pero por sobre todo amo mi espalda. Esperé 17 años para que estuviese hecha, y así es exactamente como la quería"
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Michelle, 53, Cleerthorpes: "No sé cuándo voy a parar. Mientras haya espacio para rellenar. No creo que mi actitud cambie".
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Izzy, 48, Maidstone: "Amo ser diferente y todos los días me preguntan sobre ellos. Los buenos tatuajes no son baratos, y los tatuajes baratos no son buenos".
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Peter, 38, Colchester: "Me dieron confianza después de que me diagnosticaron la enfermedad de Crohn. Los voy a amar en el futuro igual que ahora".
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