GASTRONOMÍA

El restaurante Plantado, abierto a todo público acompaña el cambio de estación con una nueva carta.

El Hyatt Centric (Rambla República del Perú 1479) se instaló en la plaza local hace dos años, y más allá de su oferta estrictamente hotelera incluyó en el edificio a Plantado, un restaurante que pronto se transformó en una de las opciones más interesantes de los estratos superiores de la oferta gastronómica montevideana.

Con una ambientación moderna y tirando a austera, Plantado ofrece un contexto sereno y coqueto para degustar las comidas. La cocina, a la vista de casi todos y con una escaparate lleno de principalmente frutas y verduras al frente, empieza a tentar a la vista con sus colores antes de que llegue el primer bocado, que bien puede ser el sabroso pan casero del lugar.

Con el arribo del otoño, Plantado decidió renovar por completo su carta y ofrecer un menú acorde a criterios que, según representantes del hotel, apuntan a ingredientes de estación, y a la sustentabilidad y cuidado del medio ambiente y sus frutos. El País, a través de su sección Vivir, estuvo en una primera degustación de una parte del nuevo menú del lugar, que constó de tres entradas, tres platos principales y dos postres.

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Cabutiá asado, con crema de palta y queso de cabra.

Las tres preparan al paladar para lo que vendrá con texturas suaves y sabores de contrastes atenuados, pero el cabutiá asado se lleva el primer premio. Las crocantes semillas de calabaza, y el queso de cabra se conjugan en una nota casi agridulce que conquista de manera prácticamente instantánea.

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Rondelli de kale y ricotta especiada.
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Pescado del día con hummus de zanahoria y alga u201ckombuu201d.

Matambrito de cerdo con aligot de berenjenas, mostaza dulce y manteca de limón.

El más logrado fue el matambrito de cerdo. Cocinada durante 30 horas en uno de los dos hornos Josper que hay en Montevideo, la carne resultante es casi una definición de u201ctiernau201d. La manteca de limón y la miel son buenos compañeros para las hebras que se desprenden casi por sí solas del trozo carne, y la base del aligot de berenjenas es un susento novedoso (al menos para mí) sobre el cual deslizar y rebozar el bocado antes de comerlo.

El rondelli de kale y ricotta, por su tamaño y preparación, es una buena opción para quien ansíe comer un plato de pasta relativamente liviano y de sabor más o menos recatado. La pesca del día, en tanto, es un acierto de frescura, fácil de comer.

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El lingote de chocolate es una potente y sabrosa porción que puede saciar hasta el más dulzón. Pero la sorpresa es el tuile de sésamo con crema de vainilla y peras asadas (foto abajo). Exquisito y elegante.

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La nueva carta del lugar invita a probar varios de sus platos y será interesante ver qué tipos de bebidas serán las recomendadas para combinar con estos sabores.