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¿Qué relación hay entre la salud del corazón y la depresión?

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Depresión. Foto: Wikipedia

SALUD

La depresión y la salud cardiovascular tienen vínculos que son analizados por los médicos.

Las personas que sufren depresión son, en términos generales, más propensas a contraer enfermedades cardíacas y los expertos sostienen que el riesgo de sufrir afecciones cardíacas en las personas con depresión o síntomas depresivos es mayor que el de las personas no deprimidas.

El tema, que viene siendo estudiado clínicamente hace ya tiempo, fue uno de los tratados en el Primer Encuentro Franco-Rioplatense de Academias de Medicina que se realizó los días 11 y 12 de noviembre en Montevideo.

El doctor Carlos Romero sostuvo en su exposición que “podría ser que la depresión fuera causa de la enfermedad cardiovascular o que agravara la evolución de pacientes con la misma, o que la enfermedad cardiovascular fuera la causa de depresión o agravara una depresión preexistente, o que ambas pudieran responder a los mismos factores”, sostuvo.

Lo que sí se sabe es que aunque la depresión es frecuente, suele ser poco reconocida en pacientes con enfermedad cardiovascular.

Afecto positivo.

Romero sostuvo que “está comprobado que los pacientes con infarto agudo de miocardio y depresión se benefician con el uso de antidepresivos o terapia cognitivo-conductual –o ambos–, en cuanto al control de su depresión, con lo cual mejora su calidad de vida. Y es presumible que el uso de antidepresivos mejore la evolución cardiovascular”.

Citando a diferentes profesionales que investigaron en el tema, el académico mencionó cómo el “afecto positivo” ayuda a disminuir el riesgo de tener problemas al corazón.

Con “afecto positivo” los profesionales se refieren a un estado afectivo que se caracteriza por las sensaciones de entusiasmo, de estar activo y alerta. El alto afecto positivo es un estado de elevada energía, buena concentración y participación placentera.

En el encuentro se analizaron algunos resultados recogidos por el estudio Global Burden of Disease (GBD) que se inició en 1992 y cuya última publicación fue en noviembre de 2018.

Uno de los datos que arrojó este último trabajo es que la depresión tiene una frecuencia de entre 4% y 5% en todo el mundo y que es más frecuente en mujeres que en hombres.

En relación a la prevalencia de depresión en pacientes con enfermedad cardiovascular en Uruguay, se mencionó que en 2013 se estudió la prevalencia en 151 pacientes de una unidad de insuficiencia cardíaca crónica atendidos en el Hospital de Clínicas. De ellos, el 29,8% presentaba depresión moderadamente severa o severa.

En cuanto al manejo de la depresión en la enfermedad cardiovascular y los tratamientos que hay hacia la misma en estos casos, se señaló en primer lugar que hay diversos componentes a tener en cuenta: por ejemplo, que el ejercicio físico es de probada eficacia y seguridad. También se menciona que la terapia cognitivo-conductual tiene una eficacia variable y es segura.

Según un artículo difundido por Centers for Disease Control and Prevention de Estados Unidos, la depresión puede pronosticar un derrame cerebral: los pacientes con síntomas depresivos graves tienen dos veces más riesgo de sufrir un derrame cerebral que otras personas.

El informe agrega que la depresión se asocia con un mayor riesgo de morbilidad y mortalidad a consecuencia de un derrame. Pero además de ser un pronóstico de derrame cerebral, la depresión generalmente se presenta después de este, especialmente si este afectó al hemisferio cerebral izquierdo.

Los expertos señalan que más de la mitad de los pacientes que han sido víctimas de un derrame experimentan síntomas depresivos dentro de un período de 18 meses después del derrame.

La depresión posderrame se ha relacionado con limitaciones en la respuesta a la rehabilitación, y con una mortalidad más alta hasta dos años después del derrame. El tratamiento contra la depresión posderrame está justificado y, además de aliviar la depresión, puede contribuir a la recuperación de la función cognitiva y también aumentar significativamente las posibilidades de sobrevivir.

El informe de este centro estadounidense señala, además, que los trastornos depresivos también parecen estar relacionados con la incidencia de ataques cardíacos, o infartos del miocardio.

Es así que las personas con un historial de depresión seria tienen más de cuatro veces la probabilidad de sufrir un infarto de miocardio que otros individuos que no tienen un historial de depresión.

Los expertos sostienen que una de cada seis personas que han tenido un infarto de miocardio padece de depresión seria, y al menos el doble presenta síntomas depresivos de importancia.

Algunos consejos.

Una publicación de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades sostiene que mantenerse mentalmente sano es beneficioso para el corazón, por lo que dan algunas recomendaciones. Lo primero es consultar con un profesional: si hay síntomas de depresión, pero no problemas cardíacos hay que hablar con un profesional en salud mental. Si hay problemas cardíacos, hablar con el médico ante cualquier signo de depresión. Es bueno realizar actividad física, ya que mejora el estado de ánimo, y cuidar la alimentación: el consumo de frutas y verduras es básico y se aconseja evitar productos que suban la presión arterial. Los médicos también alertan por el tabaquismo, ya que se relaciona tanto con la depresión como con las enfermedades al corazón.

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