En el interior del Instituto Nacional de Salud de EE.UU. prueban un tratamiento para ayudar a pacientes alcohólicos. Al sentarse en el "bar-laboratorio", los voluntarios deberían sentir deseos de beber, lo que ayudaría a probar la eficacia de un medicamento experimental para inhibir ese deseo.
Y si bien las botellas se llenan con agua de color, el alcohol verdadero está esperando en la farmacia del hospital, listo para ser usado como tentación adicional que estimule sus olfatos y ponga a prueba qué tan efectivo es el fármaco.
El objetivo es probar cómo el bloqueo de la hormona llamada ghrelina —que despierta el deseo de la gente por los alimentos— afecta su deseo de ingerir alcohol. El estudio prueba si el bloqueo de la acción también bloquea los deseos de beber. Para ello emplean un fármaco experimental de Pfizer.
estados unidosEL MERCURIO / GDA