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Preparados para bebés: ¿son recomendables?

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SALUD

Para experta se deberían utilizar solo bajo indicación médica.

El cuerpo de la mujer está naturalmente preparado para amamantar: las glándulas mamarias se comienzan a desarrollar en la adolescencia; y en el embarazo crecen para producir leche materna. De acuerdo a los expertos, son innumerables los beneficios que trae la lactancia materna. La industria, a lo largo de los años, ha creado productos que buscan parecerse mucho a esa leche, como los denominados “preparados para lactantes”, pero, ¿es recomendable utilizarlos? ¿Traen beneficios? ¿Complementan la lactancia materna? Desde 2017 el Parlamento tiene a estudio un proyecto de ley para regular la publicidad y la comercialización de los sucedáneos de la leche.

Carolina de León, magíster en nutrición y salud pública, que trabaja en la coordinación de lactancia materna del Área Programática de Salud de la Niñez del Ministerio de Salud Pública (MSP), explicó a El País que los preparados para lactantes son productos que están fabricados para sustituir a la leche materna, pero no son iguales.

“Es un producto diseñado industrialmente que trata de imitar al ‘patrón de oro’ que es la leche materna, pero esta debería ser el alimento exclusivo para los primeros seis meses de vida y, luego de ese lapso, debe ser acompañada de una alimentación saludable. Esas son las recomendaciones del MSP”, explicó a El País.

En el caso de los preparados, no están recomendados, aunque, según De León, existen excepciones. “Es una herramienta de uso médico para cuando la lactancia materna no es posible; por ejemplo, por motivos médicos o cuando por determinadas razones, tanto de forma transitoria o definitiva, no se puede o se decide no amamantar”, indicó.

Los casos en los que está contraindicado amamantar es cuando la madre tiene VIH o alguna enfermedad rara o cuando tiene adicciones muy importantes a las drogas. Si se está consumiendo fármacos, no en todos los casos está contraindicada la lactancia, aseguró De León.

La especialista explicó que, en caso de utilizar los preparados, es fundamental que la familia esté bien informada y que sea por indicación de un profesional. “Hay una cantidad de riesgos que trae aparejado el uso de los preparados que tienen que ver en cómo se preparan, con el volumen que hay que darle y la cantidad que precisa ese lactante, que se calcula en base a si se trata de una sustitución total de la lactancia materna o acompaña”, dijo la experta.

El preparado se puede indicar y luego retirar, aunque De León dijo que no siempre es fácil desinstalar algo que a las familias les genera “algunas tranquilidades”.

De acuerdo a los últimos datos del MSP sobre el tema, que datan de 2011, el 67,2% de los niños menores de 6 meses consumieron lactancia materna exclusiva. En tanto, el 9,6% de los niños de 0 a 6 meses estaba alimentado con preparados a partir de la dilución con leche de vaca.

Proyecto de ley para regular los sucedáneos

En 2017 se presentó un proyecto de ley para regular la publicidad y la comercialización de los sucedáneos de la leche. Según explicó Carolina De León, lo que busca es que el código internacional de comercialización de los sucedáneos, que es un documento de Organización Mundial de la Salud, pase de ser una ordenanza ministerial a adoptar carácter de ley nacional. “De esa forma tendríamos más fuerzas para establecer una serie de regulaciones, que podrían ser, por ejemplo, que los sucedáneos puedan retirarse en la farmacia pero con receta, o regular también aquella información que aparece en las etiquetas. Hay información que es necesaria y otra que se pone como una estrategia de marketing para intentar vender más”, dijo.

Leches especiales para niños de 1 a 3 años

En cuanto a las leches especiales dirigidas a niños de 1 a 3 años, la experta en lactancia materna, Carolina De León, explicó que están basadas en las necesidades nutricionales de los niños, pero si ese niño tiene una dieta diversa, completa y natural, “perfectamente podría tomar leche común”, dijo. Contó que no otorga ningún beneficio extra tomar esas leches. A pesar de que están adicionadas con hierro, en caso de que al niño le falte ese mineral, la recomendación del MSP es que se le recete mediante medicamentos.

“Si la familia quiere darle esa leche al niño, puede hacerlo, pero la familia que no la puede comprar, que no sienta que si no se la da, el niño no va a crecer de la misma manera. Los niños crecen bien en un entorno donde comen saludable y variado”, dijo.

Diferencias.

La mayoría de los preparados para lactantes son derivados de la leche de vaca, que contiene un tipo distinto -y mayor cantidad- de proteínas que la leche materna. Las grasas en la leche humana están muy ajustadas a las necesidades del bebé mientras que, en los preparados, la grasa consiste en aceites de coco, de palma y otras grasas que difieren en calidad en cuanto a la materna. Los preparados tampoco tienen colesterol, algo que es beneficioso para el futuro del niño. “El colesterol que tú consumís de bebito tiene un rol importante: te prepara para manejar mejor el colesterol cuando vas creciendo. Nada es casualidad”, explicó De León a El País.
Entre las diferencias se encuentran también las sustancias “vivas” como microbiotas (bacterias beneficiosas), que están presentes en la leche materna y no en los preparados y que colonizan el intestino del bebé generándole una barrera de inmunidad. “Eso, la industria lo trata de agregar, pero de otra manera, porque no son organismos vivos. Lo mismo pasa con las hormonas: la leche materna tiene hormonas, mientras que los preparados no. Esas hormonas permiten que los bebés logren tener una regulación mucho más efectiva de las señales de apetito y saciedad y previene el sobrepeso en los primeros años de vida. Son cuestiones muy sutiles, pero muy trascendentes”, indicó.

Y agregó: “Durante los primeros 6 meses, con la leche materna alcanza para que un niño se desarrolle y crezca saludablemente”.

De León aseguró que la industria “logra un producto que imita bastante bien” la composición de la leche humana en cuanto a cantidades, “pero en lo cualitativo es muy diferente”. Sin embargo, aclaró que si la familia decide, por distintas razones, alimentar a su hijo en los primeros 6 meses de vida de forma mixta -leche materna y preparado- y recibe orientación médica, también puede hacerlo.

“Así como se respeta la decisión de seguir amamantando más allá del segundo año de vida, tenemos que respetar la decisión de una familia de introducir algo distinto a la leche materna en los primeros meses”, apuntó.

En caso de que, por alguna razón, la madre no pueda seguir amamantando el bebé después de los 6 meses de vida, la experta recomendó que, en vez de agregarle biberón a toda hora de otra leche, es mejor introducir un alimento natural como, por ejemplo, banana, manzana, carne, cereales o granos, dados de manera adecuada para un niño pequeño.

Recomendación
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¿A demanda sí o a demanda no?: la visión de la experta

De acuerdo a la especialista Carolina De León, es fundamental amamantar a demanda los primeros meses de vida. Pero esa demanda, aclaró, “debe ser bien entendida”. “Decimos que tiene que haber por lo menos ocho tomas en el día. Pero en los recién nacidos este número de tomas va de ocho a 12. Si es un niño más dormilón, hay que despertarlo y hay que ofrecerle el pecho, porque a veces la demanda puede pasarse para el otro lado. En las primeras semanas de vida siempre se van a necesitar más tomas (pero de menos volúmenes) y a medida que crece se van estableciendo ritmos y ciertos horarios. Así pasa después con la alimentación”, contó la nutricionista.

La experta explica que la recomendación pública es amamantar durante los dos primeros años, pero si la familia decide continuar “está bien”. “Es una decisión familiar. La lactancia es muy castigada como la culpable de otros problemas, como falta de autonomía, problemas en los vínculos o puesta de límites. Muchas veces la lactancia es un síntoma y no la causa. Hay una serie de cosas que emergen y se visualizan en la lactancia, pero que no quiere decir que sean la causante”, sostuvo. Dijo que amamantar más de dos años no se contraindica porque, según varios estudios, se ha visto que no hace daño.

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