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Con posteos pagados y viralizaciones "compradas", las redes trajeron al sarampión

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Foto: Archivo El País

CAMPAÑA DE DESINFORMACIÓN

Noticias falsas sobre las vacunas y enfermedades como el sarampión se han viralizado en la web lo que ha provocado alerta en algunos países.

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Filipinas es el país con el mayor índice de uso de redes sociales del mundo. Sus habitantes pasan más horas frente a ellas que cualquier otra persona. En 2015, 93% de los filipinos creían que las vacunas eran importantes. Ahora, solo 32% piensa esto. ¿Qué ocurrió en esos tres años?

En 2017, el gobierno de Filipinas anunció la llegada de una vacuna contra el dengue, una enfermedad que mata a cientos de personas en ese país. Pero en noviembre, el creador de la vacuna advirtió que quienes se vacunasen podrían estar en riesgo de tener una sepa más agresiva del dengue, si nunca habían tenido la enfermedad. Días después la noticia verdadera se transformó en un rumor falso sobre que decenas de niños habían muerto tras vacunarse. El rumor inundó las redes y al día de hoy miles de padres de niños filipinos creen que el caso ocurrió: 40% de los niños no recibieron las vacunas.

En Estados Unidos, se diagnosticaron más de 200 casos de sarampión (enfermedad de la que ese país se declaró libre en 2000, gracias a la vacunación) en 11 estados en los primeros dos meses de 2019. En Washington, que registró la tercera parte de esa cifra, se declaró en enero el estado de emergencia. El ministro de Salud del estado de Washington, John Weismann, declaró en el Senado que su gobierno está "profundamente preocupado acerca de las campañas de desinformación originadas a partir de grupos antivacunas muy bien organizados".

En Uruguay se confirmó esta semana el segundo caso de sarampión importado y el primero diagnosticado en el país en 20 años. Aquí existen al menos una veintena de grupos de Facebook y páginas de Instagram que promueven la antivacunación. "NO a la obligatoriedad de la vacuna del papiloma humano en Uruguay", es un grupo cerrado con más de 9 mil miembros, administrado por Javier Silveira.

Silveira también administra la página Colectivo Ciudadano por la NO Obligatoriedad de Vacuna contra VPH-Uruguay, con más de 3 mil seguidores. Otro de los grupos más activos, aunque con apenas 812 integrantes es Elijo vivir sin vacunas - Uruguay.

Foto: Archivo El País
Foto: Archivo El País

En ambos grupos, para ingresar es necesario solicitarlo al administrador, decir en qué departamento vivimos y si tuvimos problemas de salud a partir de una vacuna; así como firmar en Change.Org una petición para que las vacunas dejen de ser obligatorias en Uruguay. La petición fue firmada por 3009 personas hasta el momento. Si se busca el expediente en la página del Ministerio de Salud Pública, surge que Ana Roosengurtt y 539 usuarios presentaron un recurso ante el organismo.

¿Cómo empezó?

En 2014, una científica de datos, Renee DiResta, empezó a notar que las redes sociales estaban siendo usadas para amplificar mensajes antivacunas. Descubrió que pequeños grupos de personas estaban creando cuentas falsas para identificar ciertos hashtags en Twitter y así dominar los mensajes sobre un tema y parecer más grandes de lo que eran.

"Este fue el primer indicio de que había grupos coordinados para impactar en la opinión pública acerca de políticas determinadas, particularmente a pequeños grupos que eran capaces de usar las redes de tal modo en que parecían más poderosos de lo que eran", declaró en febrero a FrontLine.

Ese mismo mes, varias investigaciones periodísticas en Estados Unidos, pusieron sobre la mesa que el algoritmo de Youtube favorecía contenidos "conspiranoicos" sobre otros veraces acerca de diferentes temas que iban desde el terraplenismo hasta, el más peligroso, las vacunas.

El motivo era bastante simple, estaba haciendo mucho dinero con publicidades que aparecían en esos videos. Semanas después, Youtube anunció que empezaría a intentar prevenir que las cuentas antivacunas (y el propio Google) hicieran dinero con contenidos potencialmente capaces de matar.

Lo mismo ocurrió con Facebook, que días después anunció que intentaría que los contenidos antivacunas "fueran menos predominantes".

Sin embargo, si uno utiliza la biblioteca de publicidades de la compañía de Mark Zuckerberg (una especie de repositorio donde se muestran todos los posteos pagos que han circulado, cuánta gente los vio y quién los paga), puede encontrarse que están activas al día de hoy publicidades que afirman cosas como: "Amazon fue presionado a retirar documentales que mostraban lo peligrosas que son las vacunas", "El mercurio de las vacunas mata a cientos de miles de personas por año", etcétera.

El 21 de marzo, The Atlantic publicó un informe en el que mostró que a pesar de las denuncias y las quejas en Instagram seguían viralizándose mensajes falsos contra la vacunación. Esa semana tres de los 12 posteos más virales con el hashtag "vaccine" eran falsos. Eso sin contar los miles de mensajes que circulan en cuentas cerradas para evitar los controles.

En ese informe se asegura además que las dos noticias más virales de Facebook en lo que va de 2019 son falsas, y una es antivacunas.

Aunque la empresa propietaria de Facebook, Instagram y Whatsapp se la tomara en serio, la tarea no es nada fácil. El grupo de Facebook "Stop Mandatory Vaccination" ("Detengan la vacunación obligatoria") tiene casi 160 mil miembros y algunos de los videos de su fundador fueron vistos hasta dos millones de veces. Probablemente por esto, la Organización Mundial de la Salud haya incluido las dudas sobre la vacunación como una de las más importantes amenazas de 2019 contra la salud pública global. Según el organismo, las vacunas evitan entre 2 y 3 millones de muertes al año.

Plataformas: este año hubo al menos cuatro operando en Uruguay. Foto: Archivo
En 2014 las redes comenzaron a ser usadas por antivacunas. Foto: Archivo El País

En Europa, el nivel de inmunización contra enfermedades potencialmente letales cayó sustancialmente en los últimos años bajo la influencia de escépticos que diseminan sus teorías a través de redes. El sarampión en ese continente está en niveles solo comparables con los registrados hace más de 20 años. Setenta y dos niños y adultos con otras enfermedades, murieron el año pasado de esa enfermedad.

En su libro, Medicina sin engaños, J.M. Mulet asegura que "algunos barrios de California la tasa de vacunación está al nivel de Sudán del Sur". El comisionado sanitario de la Unión Europea, Vytenis Andrikaitis, advierte el peligro de las noticias falsas sobre la seguridad de las vacunas.

Pero hay una pregunta que seguro quien lea esta nota se estará haciendo desde hace varios párrafos, ¿qué ganan los antivacunas propagando desinformación? Muchos de ellos, dinero. Más allá de que exista gente que crea todas estas teorías sin asidero, está documentada la existencia de un negocio económico en derredor al miedo a las vacunas. Su representante más conocido, es el médico británico Andrew Wakelfield, que en 1998 publicó en The Lancet un estudio en el que aseguraba que la triple vírica contra el sarampión, las paperas y la rubeola era la explicación para los llamados trastornos del espectro autista. Se ha probado que el objetivo de Wakefield era desacreditar la triple vírica para hacerse millonario con vacunas alternativas y el estudio fue retirado de la revista por fraudulento. Wakefield fue expulsado del Colegio de Médicos del Reino Unido.

En marzo de este año, un estudio publicado por la prestigiosa revista médica Annals of Internal Medicine, analizó los casos de más de 650 mil niños nacidos entre 1999 y 2010 en Dinamarca y demostró que no existe ninguna relación entre la vacunación y el autismo. De todos los analizados, 6517 recibieron ese diagnóstico.

Aunque todos los organismos sanitarios y la abrumadora mayoría de los médicos del mundo están de acuerdo en que las vacunas salvan vidas (la OMS asegura que para el sarampión las vacunas salvaron a 20,6 millones de personas) y no provocan muertes, los memes, los rumores y los algoritmos de recomendación de contenidos de las redes sociales vienen ganando la batalla. Es 2019 y para muchas cosas parece que vivimos en el futuro lejano que muchos de nosotros veíamos en la televisión. Sin embargo, algunos peligros que creíamos haber eliminado, están volviendo a instalarse a caballo de la desinformación.

Padres expuestos a información errónea
La credibilidad de Facebook está en juego. Foto: AFP

En Inglaterra, un estudio publicado en enero pasado, da cuenta de que la mitad de los padres de niños pequeños han sido expuestos a información errónea sobre vacunas en las redes sociales.

Los grupos antivacunas identifican a los padres de niños pequeños a través de las redes sociales y les presentan posteos —en muchos casos pagos para aumentar su alcance— con supuestos casos de bebés que murieron por ser vacunados.

"Padres: no solo cualquier vacuna a cualquier edad puede matar a tus hijos, sino que si esa impensable tragedia ocurriese, los médicos te dirán que murió de muerte súbita", puede leerse en uno de esos posteos con la foto de un bebé con sus ojos cerrados y lo que se supone es su nombre y su supuesta fecha de nacimiento y muerte. El mensaje urge a los lectores a ser parte de un grupo de Facebook antivacunas.

A principios de marzo, Monica Bickert, vicepresidenta de Facebook para la Gestión de Políticas Globales, anunció públicamente que, siguiendo tardíamente los pasos de Pinterest y YouTube, Facebook tomará medidas para combatir la información falsa sobre vacunas. Para disminuir la circulación de este tipo de información, se tomarán, según Bickert, diversas medidas. En primer lugar, se reducirá en las búsquedas el ranking de los grupos que defienden posturas antivacunas, y las páginas no se incluirán en el predictor. Además, se rechazarán publicidad que ponga en duda la efectividad de las vacunas y se intentará diseñar un mecanismo para compartir páginas con datos fidedignos sobre el tema a personas que tiendan a consumir información de baja calidad.

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