Publicidad

Pato Gil Villalobos: “Cuando uno descubre su lugar en el mundo puede desarrollarse”

Compartir esta noticia
Pato Gil Villalobos. Foto: Ricardo Figueredo

ENTREVISTA

La artista creadora del movimiento que define como HappyArte conversó con El País.

Pato Gil Villalobos. Foto: Ricardo Figueredo
Pato Gil Villalobos. Foto: Ricardo Figueredo

Patricia de los Reyes Gil Villalobos, más conocida simplemente como Pato Gil Villalobos, irradia alegría y energía positiva. Su atelier de Punta del Este es uno de los grandes atractivos del balneario: ubicado en uno de los locales en el exterior del Punta Shopping es visitado por igual por famosos y transeúntes que pasan atraídos por la explosión de color.

En medio del atelier, además de las múltiples obras que exhibe, está su silla. Esa que estaba en su escritorio mientras fue una exitosa empresaria en Buenos Aires y que cambió por el pasto, los pies descalzos y su chacra en José Ignacio.

Pato Gil Villalobos. Foto: Ricardo Figueredo
Pato Gil Villalobos. Foto: Ricardo Figueredo

Pato es la creadora de lo que ella define como HappyArte, un término que ella misma acuñó y que hoy es un movimiento que cerca de 33 instituciones educativas del mundo eligieron para trabajar y además junto a su marido Flavio Cilintano encabezan un programa de coaching creativo empresarial, para fomentar las soluciones creativas en sus funcionarios.

Sobre su trayectoria y sus proyectos, El País conversó con esta artista autodidacta que conquistó Punta del Este.

–¿Cómo decidiste dedicarte al arte?
–A los 18 años trabajaba haciendo publicidades televisivas y llegué a 40 en un año. Con la plata que junté quise abrir una oficina y así, de a poco, puse mi primera agencia de promociones que tuve durante 14 años. Con la agencia me fue muy bien; me dieron un premio Endeavor como mujer emprendedora en Argentina y con la llegada de las “punto com” fui a buscar capitales a Nueva York y los conseguí. Sin embargo, quienes eran mis socios en ese entonces no me trataron como debían y decidí que tenía que salir de ese lugar inmediatamente. Así empezó mi año sabático que hizo que me replanteara toda mi vida.

–¿Qué experiencias te transformaron?
–No tenía ni idea qué tenía que cambiar pero hice un quiebre importantísimo cuando decidí que quería hacer algo diferente de verdad. Si uno quiere llegar a caminos diferentes, tiene que empezar por hacer cosas diferentes de verdad y una cosa diferente que hice fue irme a India a meditar. La verdad es que yo no tenía perfil India y mi familia y amigos hacían apuestas a ver cuánto iba a durar. Ahí aprendí a estar en silencio conmigo, a perdonarme, aceptarme y amigarme y empecé un camino diferente. Me casé conmigo misma, porque encontré en mí los valores que buscaba en otra persona. Luego de mi viaje a India, volví a Buenos Aires y encontré un pasaje que tenía que usar o lo perdía. Llegué a Barcelona el 11 de septiembre de 2011 y mientras escuchaba Give Peace a Chance de John Lennon, prendí la tele y vi cómo se caían las Torres Gemelas de Nueva York. Pensé que se acaba el mundo y decidí pasarlo en una playa. Así llegué a Cadaqués, el lugar donde veraneaba (Salvador) Dalí en la Costa Brava. Ahí conocí a un chef argentino que me hablaba de las lunas anaranjadas de José Ignacio. Meses después, un 24 de enero, volvía de una comida en la casa de los Macri caminando por la playa de José Ignacio y vi salir la Luna. Estaba desierto y apareció Flavio, el guardavidas con quien empecé a contemplar la Luna y desde ese día es mi pareja. Pasaron 18 años de aquella noche y tenemos dos hijos.

–¿Por qué te quedaste?
–Estaba en esa búsqueda. Fue parecido a la película Comer, rezar, amar; en vez de Italia fue en Cadaqués. Quería ser mamá y quería estar con alguien que fuera un par; entonces, cuando yo me casé conmigo y encontré las cualidades en mí que quería encontrar en el otro, apareció. No sabíamos si iba a ser un amor de verano, pero decidí quedarme y, en el momento que tomamos la decisión, apareció una chacra a un precio irrisorio en José Ignacio. La noche que la compramos dormimos ahí y quedé embarazada de Sathya (16), mi hija mayor, y fue una señal. Para mí fue un gran cambio. Yo venía de vivir en Recoleta (Buenos Aires) y no me animaba a caminar descalza por el pasto y me daban miedo los animales. Ahora casi no me pongo zapatos y tengo a Bombona, una caballita (SIC) que está con nosotros hace 15 años y le hago trenzas en el pelo.

–Encontraste un lugar en el mundo.
–Cuando uno elige dónde es su lugar en el mundo puede también desarrollarse y emancipar su mente. La chacra es un lugar donde no se ven seres humanos. Al principio era un silencio que era aterrador, desafiante y súper emocionante. Yo tenía dos voces en la cabeza: una que me decía que estás totalmente loca, que qué vas hacer en un campo; y otra que me hacía falta esto, que era justo lo que necesitaba de una vez por todas; es tu silencio interior para poder ver tu vida y vivir una vida más feliz.

– En el arte pudiste canalizar tu energía y ser feliz.
– Yo utilizo el arte porque a mí me salvó y me sanó de mi infancia difícil. Fue en ese encontrar creatividad y ese mundo aparte que está dentro del mundo que vos estás creando en los dibujitos que la vida se volvió más sencilla. En mi caso tuve la suerte de que estaba con la familia, por eso digo que el HappyArte es una empresa familiar. Mientras yo pinté 3.000 cuadros, Flavio plantó 3.000 árboles. En estos últimos 18 años, desde que nació Sathya, mi hija de 16 años y Bindu, de 14, fui la mujer más feliz y por eso pude producir tantos cuadros.

– Tu arte llama a la interacción, ¿por qué?
– Estamos desarrollando el Happyarte interactivo porque me gusta que la gente se conecte con ese genio creativo y que tenga una experiencia divertida. Al mismo tiempo, pensamos que el local de Punta Shopping invita a una propuesta diferente cuando por alguna razón no se puede estar al sol. Acá todos pueden pintar lo que les gusta gratuitamente todos los días.

Una invitación a crear

A partir del 15 de enero, todos los miércoles desde las 20:30, Pato Gil Villalobos realizará vernissage con los pequeños artistas que cada día se acercan a la galería a crear sus obras de arte.

El atelier en Punta Shopping es un atractivo para que los más chiquitos hagan dibujos gratuitamente y los cuelguen en los vidrios del local o intervengan objetos como tazas, recortes de madera con formas, vestimenta, entre otros.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Verano 2020

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad