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MSP considera "alarmante" que dos de cada 10 profesionales de salud sean fumadores

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TABAQUISMO

Todavía no se ha implementado ningún plan de acción y no habrá regulación en un "plazo medio"

En los ingresos a prácticamente todos los centros de salud hay enfermeros uniformados fumando tabaco, a toda hora, todos los días. Es problemático y el Ministerio de Salud Pública (MSP) lo reconoce, pero todavía no ha incorporado un plan de acción eficiente ni para informar al personal ni para reglamentar la actividad.

Podría haber sido cualquier día de la semana, pero el martes a las 10:38 de la mañana hay 17 enfermeros fumando en la puerta del Hospital Pereira Rossell a lo largo de casi toda la vereda.

“Diste dos pasos y de repente te llegan cinco baleados”, dijo Sofía, una enfermera que trabaja en una policlínica en el Cerro. Pidió anonimato. Contó que hay un metraje establecido, que tiene que fumar a cien metros de la puerta, pero que si lo respeta y le llega un paciente en estado de emergencia, no lo ve y no puede apurarse a atenderlo. Quien se acerque a esa policlínica puede ver a Sofía, de a ratos, fumando atrás del árbol que está en frente. Con el uniforme puesto.

Dos de cada 10 médicos o personas asociadas al sector de salud son fumadores. Esto, según Enrique Soto, el responsable del Programa Nacional para el Control del Tabaco del Ministerio de Salud Pública (MSP), es una cifra alta y “alarmante”.

Soto respondió preguntas en una oficina que tiene colgadas las campañas de antitabaquismo, como trofeos, en las paredes. Las imágenes que se colocan en las cajas de cigarrillos están enmarcadas porque Uruguay es y ha sido referente internacional en el combate al tabaco.

Sin embargo, el porcentaje de personal de salud que fuma es casi el mismo que en cualquier otra área laboral. “Debería ser menor porque están más en contacto con los efectos que provoca el tabaco; entonces, desde ese punto de vista nos preocupa porque quiere decir que no estamos llegando adecuadamente con el mensaje”, dijo Soto.

En junio de 2016, Tabaré Vázquez estuvo en una conferencia en Ginebra donde manifestó que tenía intenciones de combatir el tabaquismo a través de una serie de medidas. Una de ellas: no se podría fumar a menos de 200 metros de centros educativos y hospitalarios. Agregó que le daba mucha lástima seguir viendo “colegas vestidos de blanco fumando afuera de los hospitales”, porque adentro, aunque sea en zonas al aire libre, está prohibido por ley.

¿Hay regulación que hoy sancione al personal de salud que fuma con los uniformes puestos en las entradas de los hospitales? “No existe una normativa todavía a nivel nacional”, contestó Soto. Si existe un metraje determinado a partir del cual una persona pueda pararse a fumar es una reglamentación propia de cada institución. La sanción aplicada suele ser la suspensión. Al ser institucional, puede variar entre uno, dos o tres días. La repercusión llega a nivel salarial y en un posible despido sin reclamos después de 16 suspensiones.

El MSP tiene pasos a seguir cuando se encuentra con un problema de este tipo y la regulación es el último. Y hay un porqué. Cuando se prohibe o se sanciona una actividad, los consumidores encuentran formas de evadir la norma. “Tenemos que partir de que el tabaquismo es una enfermedad, es una adicción. El tabaco contiene nicotina, que es una sustancia muy potente con componente adictivo, más potente que la cocaína”, señaló Soto.
Por eso, no se busca reprimir al fumador sino que se le dan otras opciones antes: ayuda médica y planes de cesación.

Foto: archivo El País
Foto: archivo El País

Desnormalización.

El problema es reconocido pero no se inició ninguna campaña. María, una enfermera que también pidió anonimato, ha trabajado en el sector privado y ahora está en el público. En ningún lado vio algún tipo de desincentivo para que los enfermeros dejen de fumar, ni charlas ni carteles.

Según Soto, el equipo del Programa Nacional para el Control del Tabaco ha ido a varios centros de salud para informar al personal sobre las consecuencias del tabaquismo tanto a nivel personal como a nivel institucional. Y, por el momento, “no hay fecha determinada” para una regulación. Soto habló de “un plazo medio” y agregó que no es fácil conseguir la colaboración de los gremios porque requiere coordinar a mucho personal y hacer “varios trámites”.

Por los corredores del Hospital Italiano se asoma Ana Montans, presidenta del Sindicato Único de Licenciados en Enfermería. Una vez sentada en una sala de descanso, entra enseguida un enfermero y dice: “¿Ves? Este es de los buenos, este no fuma”. Enseguida larga una risa.

Montans expresó que las campañas antitabaco han sido excelentes para fumadores pasivos como ella. Recordó que ha visto alguna campaña ministerial de desincentivo para el personal de salud “pero en sí no se ha promovido educación y actualizaciones en cuanto a este tema”.

OMS apunta contra cigarro electrónico

La OMS sorprendió con una dura postura ante el cigarrillo electrónico en su informe mundial sobre el tabaco, afirmando que no podía recomendarlo como ayuda para reemplazarlo. “No se conoce en detalle su composición, no se sabe lo que la gente inhala”, subrayó el profesor Loic Josseran, presidente de la Alianza contra el Tabaco. Los líquidos contienen, la mayor parte del tiempo, nicotina, pero no incluyen muchas sustancias peligrosas que se encuentran en un cigarrillo como el alquitrán o el monóxido de carbono. Pero el vapor contiene partículas finas que penetran en los pulmones, entre ellas, metales y aditivos considerados seguros en la industria agroalimentaria pero vinculados a enfermedades pulmonares.

Uniformes.

En todos los ambientes laborales aparece el cigarrillo, pero cuando se trata del sector de la salud, el problema no es el propio tabaco, porque según Julio Alberti, médico en una clínica en Treinta y Tres, no hay un efecto directo del cigarro que consume el personal sobre los pacientes, sino que es el contagio de microbios.

Cuando el personal sale a la calle con su uniforme contrae bacterias que, frente a un paciente delicado, puede ocasionar grandes daños.

En la rotisería de al lado de la Asociación Española, un viernes a las 11:26 de la mañana, hay más de ocho enfermeros fumando, sentados en las sillas de plástico y con el uniforme puesto. María respondió: “Eso está mal, eso no puede pasar, más si son de áreas cerradas”.

Alberti agregó que, en realidad, es un proceso de ida y vuelta. No son solo los microbios los que ingresan al hospital, sino las bacterias o virus fuertes que salen de los centros de salud. Por eso mismo, Alberti no sale a fumar durante el horario en el que hace la consulta, porque cambiarse para salir a fumar un cigarrillo no lo vale y salir con el uniforme, para él, no es una posibilidad. Montans consideró que lo correcto es que todos los días haya un uniforme listo para el enfermero.

No obstante, el profesional consideró que el consumo de tabaco por parte del personal de salud que trata con recién nacidos no tiene efectos perjudiciales sobre ellos. Hizo referencia a estudios que concluyen que hay químicos derivados de la nicotina que quedan en la ropa de los fumadores que después pueden trasladarse a los bebés y eso puede ser dañino para su salud, pero eso se ve en situaciones en las que permanezcan suficiente tiempo alrededor del bebé. Esto sucede, en particular, con los padres, y no con los enfermeros o médicos.

Dar el ejemplo ante la población

Enrique Soto, responsable del Programa Nacional para el Control del Tabaco del MSP, agregó un problema cuando se sale a fumar con los uniformes puestos: la identificación del personal de salud por parte de los usuarios. “Cuando veo personas que trabajan en áreas de salud y están con su uniforme fuera de los centros fumando y pasan los usuarios pueden pensar: bueno, tan malo no debe ser el cigarro”, dijo. Por eso, el rol modélico es algo que el personal debe incorporar en sus actitudes: o no fumar durante el horario de trabajo o no dejarse identificar a través del uniforme. Debe constituir un ejemplo para el resto de la sociedad, según Soto.
El Programa Nacional para el Control del Tabaco trabaja en la implementación de técnicas para informar al personal de los perjuicios que tiene el tabaco sobre el cuerpo y, además, enfocarse en la importancia del ejemplo.

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