En Uruguay la tienen entre 1 y 2 niños cada 1.000; conocemos detalles sobre el trastorno asociado al virus del zika.

La microcefalia es una malformación neurológica en donde la circunferencia de la cabeza del feto o bebé es más pequeña que el promedio para su edad y sexo. Este trastorno puede ser congénito o darse durante los primeros años del niño.

Si bien los médicos conocen la patología desde hace mucho tiempo, el tema ha cobrado notoriedad por su vinculación con el virus del zika. Los científicos aseguran que todavía no se puede afirmar que el virus sea el responsable del incremento de los casos de bebes nacidos con este mal, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una "emergencia sanitaria global".

Concretamente, la explosión de casos de microcefalia registrados en Brasil durante el último año coincide con la epidemia del nuevo virus, transmitido por el mosquito Aedes aegypti, el mismo que transmite el dengue.

La microcefalia se hace físicamente evidente cuando los bebes tienen circunferencias menores a los 33 centímetros, cuando lo normal ronda entre los 34 y los 37. En los casos reportados en Brasil, observaron un gran número de bebés con cabezas que no superaban los 29 centímetros.

Gabriel González Rabelino, director de la cátedra de Neuropediatría del Hospital Pereira Rossell dijo a El País que existen discusiones entre los distintos países sobre qué medida establecer como "normal" para indicar si un pequeño tiene la cabeza más chica que la media. Por ejemplo, no todas las razas tienen una misma medida, ilustró el especialista. Hay quienes creen que si se establece como "anormal" una medida muy cercana al promedio, puede considerarse como "enfermo" un niño que tiene cabeza pequeña pero no está alterado neurológicamente.

Por eso, el diagnóstico se realiza combinando la observación con exámenes clínicos específicos. En cuanto a en qué medida se da la microcefalia entre los niños uruguayos, en condiciones normales y más allá del zika, González Rabelino dijo que en Uruguay la registran entre 1 y 2 niños cada 1.000.

Según la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos, el trastorno puede provenir de una amplia variedad de condiciones que provocan un crecimiento alterado del cerebro o de síndromes relacionados con alteraciones genéticas. Y dependiendo de la causa y gravedad del caso puede causar más o menos problemas en el desarrollo cognitivo y psicomotor del menor.

Usualmente, a medida que el niño crece, su cabeza no lo hace en la misma proporción que el cuerpo. Tendrá la cabeza pequeña, la cara grande, la frente en retroceso y el cuero cabelludo blando y a menudo arrugado.

Puede presentar escaso peso y enanismo, hiperactividad y retraso mental. Por otra parte, puede afectar las funciones motrices: las afecciones varían desde torpeza a cuadriplejia espástica (parálisis) en otros.

El catedrático del Pereira Rossell dijo que el consumo de alcohol durante el embarazo es uno de los elementos que puede provocar microcefalia en el bebé. También la causan las infecciones que tenga la mujer embarazada, como ser rubéola, varicela, toxoplasmosis o, en este caso, zika.

Ana Carolina Cáceres, periodista brasileña del estado de Mato Grosso del Sur (centro sur) dijo a BBC Brasil que existen grados de microcefalia. Ella padece este trastorno; cuando nació le dijeron a sus padres que no iba a poder caminar ni hablar e iba a quedar en estado vegetativo.

Según publicó la cadena inglesa, con base en datos de la Clínica de Cleveland, EE.UU., el 15% de los nacidos con microcefalia pueden tener inteligencia normal.

Durante su vida Cáceres se sometió a cinco operaciones, la primera a los nueve días de vida, para solucionar un hundimiento en su rostro que le impedía respirar. Y padeció convulsiones durante toda su infancia, que luego controló con medicamentos.

La periodista, que hoy tiene 24 años, difundió su testimonio conmovida por el proyecto del Tribunal Federal Supremo brasileño de permitir el aborto en caso de microcefalia.

No existe ningún tratamiento para curar el trastorno, pero los médicos aconsejan la fisioterapia y las terapias neurológicas y del habla para ayudar a los afectados. Fuente: La Nación / GDA

Los especialistas creen que cuando una mujer es infectada por el zika entre el primer y el cuarto mes de embarazo, el feto se ve alterado porque el virus causa una proceso inflamatorio que deja cicatrices en el cerebro del bebé en formación.

Las áreas del cerebro del feto que son afectadas permanecen muertas, calcificadas. En consecuencia, el cerebro no logra crecer bien sino en forma desorganizada y aparecen otros problemas en su estructura. De todas formas, el 15% logra una inteligencia normal.

Salud