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Cuando llega el día de decir adiós: lo que hay que saber sobre la eutanasia en mascotas

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Mascotas. Foto: Archivo

ANIMALES

Una veterinaria y una psicóloga hablan tanto del procedimiento como del duelo de los dueños que deben tomar la decisión de aplicar la eutanasia en sus mascotas.

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Dudas, culpa, tristeza, más dudas y un montón de sentimientos que se empujan y se juntan. En algunas personas hay negación, en otras desconsuelo, pero es algo que finalmente se debe aceptar a pesar del dolor.

Cuando el veterinario dice que no hay más opción que “poner a dormir” a la mascota y se queda esperando por una respuesta del dueño, en la mayoría de los casos es difícil contestar así sin más y llevar el foco fuera de ese bullicio interno que sobreviene.

La veterinaria Verónica Di Mauro explicó a El País que lo primero que hay que saber sobre el tema es que la eutanasia es una indicación médica que se realiza cuando la mascota está sufriendo a raíz de una enfermedad que no tiene cura: “Se recomienda ante un diagnóstico que inevitablemente lo llevará a la muerte hagamos el tratamiento que hagamos”. Pero aunque la indicación es del veterinario, la última palabra la tiene el dueño del animal.
“Lo que queremos evitar es que se llegue a una muerte con sufrimiento. Algunos dueños entienden, otros no, pero la decisión final es siempre suya”, dijo Verónica Di Mauro.

La profesional agregó que es entendible que “lo que todos querríamos es que nuestra mascota tenga una muerte lo más natural y tranquila posible, pero no siempre pasa”. Sostuvo que “no hacer una eutanasia cuando un veterinario la recomienda, prolonga el sufrimiento del animal en el 99% de los casos”. Hay que tener en cuenta que la patología que tenga la mascota determinará el tipo de muerte: “Si es, por ejemplo, una enfermedad pulmonar, lo más probable es que muera ahogado”, explicó, por lo que evitarlo es un acto de compasión.

¿Cómo es el procedimiento?

El procedimiento, igual en casos de perros o gatos, es similar al que se hace cuando se va a operar a un animal. Los fármacos son similares y la idea es sacarlo de ambiente.

La veterinaria detalló que lo primero es anestesiar al animal por vía intramuscular. Una vez que está dormido se le coloca un catéter intravenoso y se le administra un anestésico general, que lo que produce es una depresión del sistema nervioso central.

Mascotas. Foto: Archivo
Mascotas. Foto: Archivo

Di Mauro explicó que esta depresión es selectiva. Si hay una sobredosis, eso lleva a un paro cardiorrespiratorio. “Lo primero que pasa es que el animal se duerme, por lo que luego no se entera de nada, pasa de un sueño a otro”, agregó.

Cuando no hay tratamiento ni medicina.

Al hablar de que la eutanasia es un procedimiento que se recomienda cuando no existe tratamiento para curarle determinada enfermedad al animal o aliviarle los síntomas, Di Mauro puso el ejemplo de un perro que tiene insuficiencia renal: “En los seres humanos con esta enfermedad se necesita hacer diálisis. Pero en los perros no podemos hacerlo, por lo menos en Uruguay, entonces cuando llega ese punto y nosotros no podemos hacer la diálisis, está indicada la eutanasia, ya que la calidad de vida de ese animal no es buena, sabemos que está sufriendo, se empieza a intoxicar con sus propios desechos que no puede eliminar por la orina porque los riñones no le funcionan bien”, sostuvo.

La eutanasia es indicada en casos de que la mascota tenga cáncer terminal: “Si bien hoy en día tenemos oncólogos veterinarios, hay algunos tipos de cáncer que no se pueden tratar y el animal sufre”.

La veterinaria reconoció que es un momento difícil para el dueño: “Todos querríamos que nuestro perro o gato tenga una muerte lo más natural y tranquila posible, pero no siempre pasa”.

El duelo por la mascota y su relación con otras pérdidas.

La psicóloga Virginia Mattos sostuvo que el duelo por una mascota puede llegar a ser similar al que se hace cuando fallece un familiar o amigo cercano, pero es algo que dependerá de la personalidad del individuo y de cómo ha vivido otras pérdidas.

“En psicología decimos que eso se reedita en una nueva experiencia, como puede ser la muerte de un perro que formaba parte de la familia”, dijo a El País.

De todas maneras, sostuvo que en el caso de la pérdida de un ser humano, el duelo dura unos dos años y con las mascotas debería ser mucho menos: “De tres a seis meses o como mucho un año. Si se prolonga en el tiempo ya es algo patológico. Pero insisto en que es algo que suele estar unido a otras pérdidas que no se lograron transitar o superar”, señaló.

Mattos añadió que también pesa mucho la historia de la persona con los animales, “porque si es alguien que tuvo muchas mascotas a lo largo de su vida y se han ido muriendo, es algo que termina naturalizando, porque es el ciclo de la vida. Pero si es alguien que nunca ha tenido mascotas, es una experiencia diferente”.

A muchos dueños les cuesta tomar la decisión. “La mayoría sufre cuando se realiza el procedimiento”, contó la veterinaria Di Mauro.

Mascotas. Foto: Archivo
Mascotas. Foto: Archivo

“Luego de recomendar la eutanasia, siempre les digo a las personas que ellos tienen que estar convencidos de que lo quieren hacer y también la familia, porque sino después aparecen los sentimientos de culpa. También les digo que lo vean como un acto de generosidad, porque lo hacen por el bien del animal. Así como cuando está enfermo le dan un remedio, en este caso hay que hacer esto porque el animal lo necesita, no tiene buena calidad de vida”, sostuvo.

En algunas ocasiones, el dueño se niega a la eutanasia de su mascota. “En esos casos no podemos hacer más nada que hablarle y explicarle que si deja al animal así, se va a morir sufriendo”, sostuvo.

Algunos prefieren no estar presentes. Otros eligen quedarse hasta el último minuto con los que para siempre serán parte de la familia.

¿Cómo tratar el tema con los niños?

La psicóloga Virginia Mattos y la veterinaria Verónica Di Mauro coinciden en que la decisión de aplicar la eutanasia tiene que ser algo pensado por el dueño y hablado con el profesional que atiende a la mascota.

Mattos sostuvo que si en la familia hay niños, lo mejor es que se actúe igual que con las pérdidas de humanos: siempre se les debe decir la verdad y no ocultar la muerte: “Hay que decirles que la mascota se murió. En el caso de la eutanasia se les puede decir que murió y, si preguntan, recién entonces contarles de manera que entiendan de acuerdo a la edad. Si preguntan conviene decirles que hubo que darle una medicación y que se quedó dormido y murió. Se maneja igual que con la muerte de un familiar”.

La psicóloga señaló que años atrás estos temas se escondían, incluso con familiares. Se decía que el abuelo “se había ido de viaje” y con las mascotas era aún más común que dijeran que “se había escapado” o que “se la robaron”.

“Decir la verdad es siempre la mejor manera. A la muerte hay que hablarla con los niños tengan la edad que tengan”, agregó.

En cuanto a los detalles, dijo que cuando muere un abuelo, por ejemplo, al niño no se le suele explicar los pormenores. Aquí pasa algo similar, pero, “de todas maneras, los niños en general no preguntan demasiado”, sostuvo Virginia Mattos.

Añadió que la pérdida de una mascota ayuda a que el niño entienda el tema de la muerte: “Es una forma de irse preparando para la vida. Es bueno tener la posibilidad de enterrarlo, ponerle una flor o escribirle una cartita, cosas que tienen que ver con la despedida”, dijo.

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