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Los humanos jugaron papel clave en reducción de orangutanes hace 20.000 años

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Orangután. Foto: Pixabay

Animales

La reducción generalizada en el número de orangutanes en el mundo que ocurrió hace unos 20.000 años parece estar "estrechamente relacionada" con la aparición de armas de proyectiles que facilitaron la caza de presas arborícolas, según un estudio publicado en la revista Science Advances.

Orangután. Foto: Pixabay
Orangután. Foto: Pixabay

"Nuestro análisis sugiere que los humanos del Paleolítico cazaron orangutanes con regularidad, y como estos animales se reproducen muy lentamente, no hace falta mucho para hacer mella en sus poblaciones", aseguró la autora principal de la investigación, Stephanie Spehar, de la Universidad de Wisconsin Oshkosh (EE.UU.).

El estudio, además, muestra que la población de orangutanes fue mucho más extensa y abundante que hoy en día, ya que los investigadores hallaron dientes de este animal entre los restos de animales más comunes en depósitos en China, Tailandia y Vietnam.

Actualmente, solo se encuentran en las islas de Borneo y Sumatra, situadas en el Sudeste asiático.

De acuerdo a los investigadores, la ecología y el comportamiento de los orangutanes modernos "probablemente representan una adaptación a los factores ambientales y las presiones humanas a largo plazo, especialmente la caza".

"Reconocer cómo los humanos afectaron a los orangutanes en el pasado puede ayudarnos a comprender mejor cómo responden a las amenazas humanas ahora", señaló otro de los autores principales, Erik Meijaard, codirector de la ONG Borneo Futures.

Hasta ahora, se suponía que factores ambientales como la disponibilidad de fruta eran los principales responsables de la mayoría de las características de los orangutanes modernos, como el hecho de que generalmente su población tiene densidades bajas y una distribución geográfica restringida.

Sin embargo, el orangután que existía antes de que los humanos modernos llegaran al sudeste asiático hace 70.000 años puede haber sido bastante diferente.

"Nuestra síntesis de evidencia fósil, arqueológica, genética y conductiva indica que las interacciones a largo plazo con los humanos tuvieron un impacto profundo en el desarrollo de los orangutanes", analizó Spehar.

Los autores destacaron que esta investigación demuestra que los orangutanes "pueden ser resistentes" frente a algunas interacciones humanas, una capacidad que "da esperanzas" para que los orangutanes puedan sobrevivir.

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