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De mojito hasta pop o Palito de la Selva: los helados más raros que hay en Uruguay

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Helado

GASTRONOMÍA

Alcohol, golosinas y verduras son algunos de los ingredientes que se transforman en sabores de helado fuera de lo común.

"Se puede hacer un helado de cualquier cosa”, afirmó el fundador de la heladería Chelato, Nicolás Baladón. Muchas pruebas, cero dudas: yerba y tannat son algunos de los sabores que ofrece en el local que dirige junto a su socio Nicolás Malceñido. Y son varias las heladerías en Uruguay que se la juegan con sabores poco tradicionales, como Strudel en Chéntola, limón y apio en Grot, y Candel en La Nueva Roma.

Heladerías creativas.

Según Baladón, en Chelato fueron los primeros de Uruguay en hacer un helado de maracuyá: “Fue hace unos ocho o nueve años, cuando acá nadie sabía lo que era”. Lo crearon a pedido de un chef que había conocido el sabor en Ibiza, España, y quería incorporarlo en su restaurante. “Nos costó mucho conseguir la fruta porque todavía no estaba en Uruguay y se convirtió en furor”, contó el fundador de la heladería.

Han hecho recetas exclusivamente para restaurantes: una de Whisky Chivas Regal 12 Años con Sprite, otra de queso de cabra con almendras acarameladas y también de salsa de pizza y de orejones de damasco al vino blanco con pistacho y yogur.

“Primero buscamos la base, después preguntamos al cliente si lo quiere más o menos cremoso, más o menos dulce y, por último, se hace un sistema de pruebas hasta que lo aprueba”, explicó Baladón.

Chelato
Nicolás Baladón, de Chelato.

Por su parte, en Grot han desarrollado sabores para clientes gastronómicos, como helado de laurel o de haba tonka, una semilla del árbol Dipteryx odorata. Sus fundadores, los hermanos Lucía y Juan Pablo Bouza, también han creado helados de miel, de sésamo negro, de remolacha y de carrot cake. Y han hecho recetas con alcohol, como aperol con pomelo o mojito, con la dificultad de que el alcohol tiende a derretirse fácilmente, según Lucía.

“Somos siempre fieles a nuestra filosofía de utilizar materia prima genuina y de calidad y en el caso de la carrot cake se cocinan las zanahorias al horno con varias especies y se utilizan otros ingredientes que lleva la torta, como yema de huevo y nueces pecan”, expuso. Lo mismo con el de pistacho: “Lo hacemos con puro pistacho, sin ningún otro fruto seco ni saborizantes o colorantes, lo cual le da un sabor característico”.

Grot
Helado Carrot Cake de Grot.

En La Nueva Roma, “todo puede convertirse en un helado”, sostuvo su directora, Cecilia Godoy. Cualquier aroma, producto o recuerdo puede servir de inspiración para sus recetas: menta con Oreo, alfajor, pop y cheesecake, entre otros. A su vez, han creado helados bajo el concepto de la nostalgia, como Palito de la Selva, Zabala, Candel y Lenguetazo, sabores que emulan caramelos de antaño.

“Palito de la Selva fue un éxito rotundo, lo anunciamos por redes sociales y en cuestión de horas lo agotaron”, contó Godoy. De hecho, gustó tanto que quedó como sabor fijo en la heladería. Los otros los realizan exclusivamente alrededor del 24 de agosto, la Noche de la Nostalgia.

Con el objetivo de seguir innovando, en La Nueva Roma se enfocan en “escuchar las demandas de los clientes”. Han hecho propuestas en redes sociales para que sus seguidores seleccionen sabores y otras veces “son ellos mismos quienes proponen opciones”. Y agregó: “En los próximos meses estaremos presentando nuevos sabores que nos seguirán transportando a nuestra niñez”.

La Nueva Roma
Cecilia Godoy de La Nueva Roma con su abuela, la fundadora de la heladería.

En cuanto a Chéntola, “lo que tiene mejor aceptación es la combinación de algo tradicional con ingredientes fuera de lo común”, expuso uno de los fundadores, Antonio Ciccariello. Él y su socio Daniel Peña han elaborado mezclas de ananá con albahaca, naranja con zanahoria y remolacha, frambuesa con pimienta, caramelo con sal, chocolate con eucaliptos, mango con cayena y naranja, té verde con aceite oliva y kiwi con espinaca.

En el año 2008, Ciccariello comenzó a experimentar con harina dentro del helado. De esta manera, creó un helado de galletas María, otro de arroz con leche, y también de Martín Fierro con pan, de donas y de brownie con nueces. Además, ha realizado helados salados, como uno de sopa de calabaza y otro de salmón ahumado.

Actualmente, en Chéntola ofrecen el de galletas María, ananá con albahaca y caramelo con sal rosa del Himalaya, además de uno de Strudel, de Lemon Pie y de Bombón Rocher.

Chéntola
Antonio Ciccariello, de Chéntola.

Técnicas y propuestas muy poco tradicionales.

Para Baladón, de Chelato, uno de los sabores más difíciles de hacer fue el de yerba, porque para que no quedaran los grumos tuvieron que colar la yerba con una media cancán. Esta receta se sigue ofreciendo en la heladería, al igual que la de tannat y otras de canela y de jengibre.

Una vez, en Chelato tuvieron que desarrollar un ‘helado de ensalada’ para un cliente: en vez de darlo como postre, el chef quería incluirlo en el menú como ensalada. Entonces, se pusieron manos a la obra: una bocha de helado de tomate, una de parmesano, y una de albahaca. ¡Una caprese!

“En el mundo hay de todo, desde helado de carne hasta de cannabis”, expresó Baladón. Y agregó: “Al hacer helados tan raros, ya no me asombra nada”. Uno de los sabores más extraños que ha degustado es el de carbón, que fusiona leche en carbón comestible. Aún no lo ha hecho él mismo porque “es complejo y lleva muchas horas de trabajo”.

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