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Lo que hay que saber sobre la esclerosis múltiple

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Neurólogo e internista Carlos Oehninger

CALIDAD DE VIDA

El neurólogo e internista Carlos Oehninger estuvo en el ciclo Calidad de Vida en El País y dio las pistas a qué atender. Mirá el video.

Un cambio registrado en las últimas décadas mantiene intrigados a los neurólogos. Los casos de esclerosis múltiple en las mujeres pasaron de dos a casi cuatro por cada paciente masculino. “Esto no se puede explicar solo por razones genéticas; seguramente hay factores hormonales y ambientales complejos que son de muy difícil estudio”, dijo el neurólogo e internista Carlos Oehninger en entrevista en el ciclo Calidad de Vida en El País.

La esclerosis múltiple en Uruguay presenta un índice de prevalencia que es el más alto de América Latina: la padecen entre 2.000 y 2.500 personas; de estas, la mayoría son mujeres.

Esta enfermedad es de carácter autoinmune y crónico con un factor desencadenante que todavía no ha sido posible de identificar por la ciencia, aunque se le atribuyen elementos genéticos, ambientes y estresores. “Afecta al cerebro, el tronco cerebral, el cerebelo y la médula. Es una enfermedad progresiva y crónica que no desaparece; a veces es rápida. Todavía no tenemos una manera eficaz de tratarla y por ahora tampoco tenemos elementos para prevenirla”, señaló el especialista en la entrevista.

Con la esclerosis múltiple, el sistema inmunitario ataca la vaina protectora (mielina) que recubre las fibras nerviosas y causa problemas de comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo. Con el tiempo, la enfermedad puede causar el deterioro o daño permanente de los nervios.

Por su carácter desmielinizante tiene un gran impacto en la vida cotidiana de los pacientes y con repercusiones para toda la sociedad, dado que su presentación más frecuente es la forma de empujes y remisiones y asociada a que su aparición es mayoritariamente en personas jóvenes (la mayoría debuta entre los 20 y 35 años) ocasiona un elevado costo socioeconómico.

“También hay esclerosis múltiple en niños, en adolescentes y después de los 50 años. De ahí su gran impacto social”, apuntó el médico.Otras presentaciones pueden ser las llamadas primarias progresivas y secundarias progresivas. Las primeras son aquellas por las que los pacientes experimentan un inicio gradual y una progresión constante de los síntomas sin ninguna recaída. Las segundas se caracterizan por una progresión constante de los síntomas, con o sin periodos de remisión, en un plazo de 10 a 20 años a partir de la aparición del debut.

Las terapias existentes

El tratamiento debe cumplir con dos aspectos, según Oehninger: debe ser “precoz y certero”. El paciente debe someterse a una serie de exámenes físicos y neurológicos para determinar la presencia y avance de la enfermedad. Entre ellos, la primera información la da la resonancia magnética; otro recurso disponible es el estudio del líquido cefalorraquídeo. “El neurólogo debe hacer las preguntas correspondientes y hacer los exámenes complementarios fundamentales para confirmar el diagnóstico y para descartar otros similares que a veces se ven en mujeres jóvenes”, comentó.

Una vez que el paciente recibe el diagnóstico, el tratamiento se hace en dos niveles. Uno es el suministro de corticoides para controlar los empujes (periodos en los que se sufre una exacerbación de los síntomas). “Ahora hay que tener cuidado con la covid-19 porque bajan las defensas”, advirtió.
Luego está el tratamiento de fondo. Para esto hay tres drogas disponibles de las 16 aprobadas a nivel internacional. Estas son las siguientes: interferones beta, acetato de glatirame y un fármaco de vía oral. Estos tres recursos están cubiertos por el Fondo Nacional de Recursos.

Para Oehninger esto es insuficiente. Quedan por fuera medicamentos para las manifestaciones más agresivas de la enfermedad, como los anticuerpos monoclonales, a los que solo se puede acceder mediante recursos de amparo. “Son fármacos más enérgicos. Deberían estar acá porque le dan al neurólogo otra arma muy importante”, sostuvo. Y añadió: “Estamos muy bien del punto de vista del diagnóstico en Uruguay. Tenemos un acceso notable a la resonancia magnética. Pero nos falta mejorar (el acceso a drogas) para que los pacientes no pierdan tiempo precioso”.

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