TERAPIAS COMPLEMENTARIAS

Existen al menos dos visiones de la medicina: una que se enfoca en el tratamiento de la enfermedad y otra que integra a la persona en su totalidad como un ser físico, emocional, mental y espiritual. Dentro de la última se desarrolló la terapia floral, primero por el médico inglés Eduardo Bach en el siglo XX (Sistema Bach) y luego por el médico uruguayo Bernardo Ferrando desde el año 1994 (Sistema MBU).

“Podés tratar a una persona con antidepresivos, antibióticos y analgésicos o podés usar remedios naturales como este tratamiento por medios homeopáticos florales”, expresó Ferrando en diálogo con El País. Según explicó, la terapia floral es una medicina holística que mejora los “síntomas emocionales o de personalidad” y, de esta manera, puede también aliviar los síntomas físicos.

Lo anterior se logra mediante la preparación de esencias florales. “Cada flor trabaja un aspecto distinto. Por ejemplo, hay flores para el miedo, para la tristeza o para la alegría”, indicó.

Para entender cómo detrás de una enfermedad muchas veces hay emociones, el médico puso el ejemplo de una persona perfeccionista que se enoja si las cosas no salen impecables. “Ese enojo lo lleva a estresarse y ese estrés le produce gastritis o colon irritable, entonces no es solo tratar la dolencia física, sino las emociones o los aspectos de personalidad que lo hacen sufrir y lo enferman”, señaló a El País.

Hace más de 30 años que aplica la terapia floral en pacientes y ha sido testigo de curaciones sorprendentes: “Hay personas a las que les habían dicho que iban a terminar en silla de ruedas y al hacer el tratamiento floral mejoró su estado general y sus emociones y revirtieron la enfermedad”.

Una de las pacientes de Ferrando fue Rosario, quien lo conoció a través de una amiga suya que estaba tratando al hijo con terapia floral. Rosario tenía una infección nasal y las flores la ayudaron a entender “los mecanismos emocionales que generaban la enfermedad”, contó.

Pronto se curó, pero al poco tiempo le diagnosticaron poliartritis reumatoidea. Siguió con la medicina floral y pudo profundizar en el lado emocional, “sacando capas de emociones que me enfermaban”. Utilizó esencias florales de Magnolia para tratar el tema del vínculo con su madre y también para generar “una madre interna” que la pudiera cuidar a sí misma.

“Para mí esta enfermedad fue la oportunidad para reconocer mis emociones”, aseguró. En este sentido, sostuvo que la terapia floral es “un camino de autoconocimiento”.

En ese momento, Rosario decidió que no haría ningún tratamiento con inmunosupresores. Luego de dos años, se curó totalmente. “Las flores tratan la parte más emocional, pero eso influye en lo físico porque somos una unidad”, afirmó.

Jorge Laguna es terapeuta floral y trabaja con el Sistema Bach. “Son 38 esencias en total y cada una tiene un síntoma distinto”, mencionó. Por ejemplo, para los miedos con causa conocida (es decir, cuando uno sabe que tiene miedo de algo en particular), este sistema utiliza la flor de la planta Mimulus.

Una vez, tuvo un paciente que había sufrido un accidente de tránsito y las flores lo ayudaron a “salir del estado de shock en el que quedó”. Además, contó que con la pandemia hubo un aumento de gente que se acercó a consultar por la medicina floral.

Según Laguna, esta terapia no solo sirve para tratar miedos, angustia u otros síntomas emocionales, sino que también puede aliviar dolencias físicas directamente, como fracturas, golpes o quemaduras, porque “para eso se pueden hacer cremas con las flores”.

Una de sus pacientes fue Marta Larrosa. Ella encontró la terapia floral en 2018 en una búsqueda por mitigar el “desborde emocional” que sentía. Le habían diagnosticado principios de cáncer de mama y estaba “muy ansiosa buscando qué hacer para vencerlo”.

“Es una terapia complementaria, no es que uno tenga que dejar de hacer lo que le diga el médico”, señaló. Y agregó: “Marcó la diferencia, porque me ayudó a que mi cabeza no estuviera conectada a 220 y que pudiera descansar”.