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Esperanza de corregir mutación del cáncer de mama

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Científico español ve uso en enfermedades genéticas severas

El bioquímico español Juan Carlos Izpisúa vislumbra dos futuras aplicaciones de la tecnología CRISPR-Cas9. La primera sería en "los precursores de los gametos masculinos y femeninos para parejas con síndromes recesivos muy severos. De esta manera, la corrección génica no se haría en el embrión, sino en las células precursoras de los gametos, y se mitigarían ciertos aspectos éticos y de seguridad", explica. Con esta intervención se podrían corregir, por ejemplo, las mutaciones de cáncer de mama y ovario.

La segunda opción es usar el CRISPR directamente en el útero para corregir "enfermedades genéticas severas, como la trisomía que origina el síndrome de Down, en estados de gestación avanzados", detalla. En estos casos el proceso no sería perfecto, pues no se corregirán todas las células del feto. Pero sí se podría dirigir el CRISPR a los órganos más afectados, por ejemplo cerebro y corazón, con la esperanza de cambiar suficientes células como para corregir el problema. "Aún nos falta bastante investigación, por ahora hablamos de corregir una sola mutación, con lo que esta tecnología no sería extensible a otros problemas", advierte.

El trabajo deja también una importante sorpresa. Las secuencias de CRISPR contienen unas guías de ARN que buscan el punto exacto del genoma sobre el que hay que intervenir y unas enzimas que cortan el fragmento defectuoso. La secuencia también incluye una plantilla con la versión correcta del gen. Una vez cortado el genoma, los mecanismos naturales de reparación de la célula vuelven a pegar la secuencia genética añadiendo la versión proporcionada. La gran sorpresa es que los óvulos no usan la versión introducida por CRISPR, sino que duplica la propia copia correcta del gen que ya porta en su genoma.

Este fenómeno no se había observado antes ni en animales ni en las células somáticas humanas, las que dan lugar a todos los tejidos del cuerpo, lo que apunta a que las células reproductoras tienen un mecanismo único y robustísimo de autoprotección que no se lleva bien con adiciones externas. Desde un punto de vista evolutivo tiene sentido, pues son las células encargadas de perpetuar la especie. Falta responder es si esto impide corregir defectos genéticos cuando estos están en el óvulo y no en el espermatozoide.

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