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Enseñanzas que se comparten

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Se terminó el 2014 y en su última semana en Eme de mujer hicimos varias listas de deseos. Una nota titulada Nueve cosas que les pedimos a ellos para 2015, describió qué cosas que nos alegrarían a las mujeres de nuestras parejas, desde que estén en detalles que parecen insignificantes a que nos sorprendan y fomenten su lado romántico.

Otra entrega fue una lista de metas que podía imprimirse y nuestras lectoras podían sumar opciones o tomar algunas como bailar, sonreír o soñar. Al finalizar el 2014 también le dimos la bienvenida al 2015 con ítems que incluían anhelos que iban desde amar mucho, salir de viaje o el consejo de ponerle buena onda al año que se inicia. Animarse a tropezar, ser felices y hacer felices a otras personas también estaban.

Lo que no estuvo en ninguna nota fueron dos enseñanzas que esta semana subrayó una amiga en una de esas conversaciones de mujeres que invitan a pensar y hace que las ideas den vueltas en la cabeza. Quizá sin saberlo, esa persona dejó dos enseñanzas que bien pueden ser frase de cabecera de cualquiera de nosotras.

"Creer para ver" y "Aquí y ahora". Las frases se soltaron como un azote, un aguijón que solo alguien que a uno lo quiere puede animarse a disparar. Aquí y ahora para que cada momento pueda disfrutarse sin lastres pasados y sin reproches. Y la otra enseñanza y quizá la más difícil de aplicar —"creer para ver"— que va contra la tan arraigada frase "ver para creer". Primero se cree, después se ve. Las dos sentencias están fresquitas, pero seguro tienen 365 días para dar buenos frutos. Ojalá todas las tomen.

PARA EL 2015

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