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Empresa constructora impulsó iniciativa para mantener a obreros ocupados en cuarentena

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TIEMPO DE ENCIERRO

Los empleados recibieron videos con cursos prácticos y se les brindaron materiales para que hicieran trabajos y reparaciones que necesitaban en sus casas.

El lunes termina la licencia especial de la construcción, pero hay una empresa cuyos empleados no han parado en todo estos días de cuarentena voluntaria. Collet Lacoste Arquitectura y Construcción previó la suspensión de la actividad con tiempo suficiente como para atender a aquellos que no entran dentro de la modalidad de teletrabajo, pero que también necesitan mantenerse activos con lo que saben hacer: trabajar con sus manos.

Para estos últimos -32 obreros- diseñó dos estrategias. La primera fue ofrecerles cursos diarios vía videos enviados por WhatsApp que contribuyeran a mejorar su actividad. “Con antelación le pedimos a un técnico de INCA para que armara unas clases sobre pintura. Son distintos capítulos sin imágenes, solo hablados. A su vez, tomamos de internet cursos de construcción, sanitaria, electricidad básica… con imágenes sencillas, tipo historieta. Los teníamos archivados y los íbamos mandando y viendo los resultados”, detalló Francisco Collet Lacoste, dueño de la empresa.

La segunda estrategia apuntó a brindarles a los obreros los materiales que necesitaban para realizar trabajos y reparaciones en sus hogares. “Cada uno tenía que manifestar qué necesidades tenía en la casa, cosas que pudiera hacer de pintura o de albañilería. Por ejemplo, un obrero que vive pasando el peaje pidió materiales para hacerle una habitación más a uno de sus hijos; otro obrero, para hacer un bañito agregado a la casa; otros quisieron materiales de pintura o de herrería para hacer una reja. La ventaja es que eltienen oficio, saben lo que hacen. Esto fue un guante que se adecuó a la mano de cada uno”, contó Collet Lacoste.

Los materiales se los acercó la empresa a sus hogares y lo único que se les pidió a cambio fue que se filmaran realizando los trabajos. Fue como seguir con el cuaderno naranja que cada empleado tiene en la empresa, cuaderno en el que anota las tareas diarias. “Convertimos la obra del cliente o de la institución que nos contrata en hacer la pequeña obra en la casa, entonces tenían que dar cuenta de lo que iban haciendo”, apuntó el empresario.

También se tuvo presente la parte humana del obrero y se envió un video con principios para la convivencia familiar. “Hubo una comunicación diaria con cada uno. Es muy importante el rol del capataz como comunicador, sabe cuántos hijos tiene el empleado y sus preocupaciones. Ese vínculo humano es lo que hay que tratar de mantener porque tres semanas es mucho tiempo para estar desconectado de tu medio de trabajo”, señaló Collet Lacoste a El País.

Retorno.

La implementación del programa empezó en el momento en que se inició la licencia especial de la construcción y concluirá esta semana, con el esperado regreso a la actividad normal el próximo lunes ya con todos los protocolos de seguridad prontos para ser aplicados. “El personal ya está avisado y con gran ilusión de recomenzar”, anunció el constructor.

Evaluación.

Collet Lacoste evaluó como muy positiva esta experiencia de formación y trabajo en casa del personal apoyándose en cuatro puntos básicos.

El primero fue que se cumplió con la meta principal del proyecto, que era tener al personal de obra ocupado en sus hogares. “Se logró evitar el desánimo de la inactividad y la realidad superó las expectativas”, destacó el empresario.

Segundo, se fortaleció la unidad entre los integrantes de la constructora porque aparecieron videos familiares que ampliaron el conocimiento que cada uno tenía de la vida de sus compañeros. “Se dio una integración más profunda entre personal técnico y personal de obra, que es uno de los objetivos de la empresa”, acotó.

Tercero y no planificado, se reforzó la unidad familiar de los operarios porque muchos encararon las tareas con la ayuda de su pareja o de sus hijos.

Y por último, “se notó una gran fuerza anímica de parte de los integrantes de la empresa hacia nosotros, los dueños, una fuerza anímica de esperanza que lógicamente impulsa a todos a seguir adelante y a no fallarles”, destacó Collet Lacoste.

El empresario remarcó que “la construcción es una actividad humana y el hombre sigue estando en el centro de esa actividad. Entonces, en la medida que atiendas a la persona, podés tener consecuencias mucho mayores a las que puedas planificar porque la naturaleza humana tiene una potencialidad desconocida”.

Añadió que por accidente, al proponer esta iniciativa, terminaron tocando “un punto que demostró que el hombre está para mucho más de lo que aparentemente se ve. La naturaleza humana es un misterio insondable”.

"Hay un virus sanitario y un virus mental"

Collet Lacoste Arquitectura y Construcción se dedica a la restauración de edificios con valor patrimonial. Recientemente, por ejemplo, fue responsable de restaurar La Victoria de Samotracia, la estatua de la fachada del Castillo Pittamiglio. Cuenta tanto con personal técnico (arquitectos, ingenieros) como con personal de obra (albañiles, pintores, trabajadores en yeso, sanitarios). Sobre la forma en que la llegada del coronavirus afectó su actividad, Francisco Collet Lacoste señaló que “hay un virus sanitario y un virus mental. No podés estar viendo todo el día malas noticias, las estadísticas no te aportan a lo que humanamente podés hacer porque te sentís impotente al ver que muere gente. Acá hay autoridades que toman medidas y vos tenés que dedicarte a lo tuyo, a sostener tu micro entorno”.

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