El navío Lord Clive hundido frente a Colonia conserva un tesoro millonario e intentan recuperarlo

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Recreación del Lord Clive y Colonia

RIO DE LA PLATA

El buque naufragó en 1763 cuando atacaba Colonia del Sacramento; en mayo de 2004, una expedición encabezada por Rubén Collado lo encontró, aunque todavía espera los permisos para rescatarlo.

Frente a las costas de Colonia del Sacramento yace hundido el navío Lord Clive, como se llama el buque de 64 cañones, 50 metros de eslora, 12 de manga y 10 de puntal que fue la nave capitana de la denominada “real primera invasión inglesa” al Río de la Plata. El Lord Clive pertenecía a la Compañía de Indias Orientales. Llegó a estas costas junto al Ambuscade (británico), el Nuestra Señora de la Gloria (portugués) y ocho bergantines con mercadería. El 6 de enero de 1763, los tres navíos atacaron Colonia del Sacramento, pero a pesar del gran poder de fuego, el Gobernador de la Banda Oriental (luego Virrey del Río de la Plata) Pedro de Cevallos, logró hundir a la nave capitana por lo cual los restantes barcos huyeron regresando a Río de Janeiro.

Según los documentos de la época, este poderoso navío traía dos tesoros: el que venía a bordo desde Inglaterra y otro más pequeño, de la recaudación de impuestos que cobraba Buenos Aires, botín que fue interceptado a otro barco durante la travesía. También estaba provisto de cinco arsenales para ser distribuidos en distintas ciudades y regiones de Sudamérica con el motivo de incentivar una revuelta entre los criollos y el Reino de España, además de otras cargas y alistamientos.

Luego de una exhaustiva investigación, en 2004 el buzo argentino Rubén Collado logró encontrar el Lord Clive, y a través de su descubrimiento puso en conocimiento de la población uruguaya la historia de este barco.

Oriundo de la ciudad de La Plata, desde niño Collado se sintió atraído por las historias y leyendas de piratas y corsarios, una pasión que lo acompañó toda su vida hasta que en los años 80 se trasladó a Montevideo para cumplir su sueño. A partir de entonces se dedicó al rescate de naufragios. Fue pionero en esta actividad y logró interesar a gran parte de la población en la historia de numerosos naufragios.

Estudio: hace 18 años que Collado trabaja sobre el Lord Clive. Foto: AFP
Collado trabajó sobre el Lord Clive. Foto: AFP

Su primer éxito llegó en 1993 cuando pudo compartir con la sociedad uruguaya el hallazgo de monedas y distintos objetos de la Fragata Nuestra Señora de la Luz, hundida en 1752 frente a la ciudad de Montevideo. Este trabajo fue autorizado por el ex presidente Luis Lacalle Herrera. Con parte de lo que correspondió al estado se construyó una moderna escuela secundaria en la ciudad de San Carlos (departamento de Maldonado), mientras que Collado creó el Museo de Tesoros y Naufragios en Punta del Este, que luego fue trasladado a Colonia del Sacramento.

Recración del Lord Clive y Colonia
Recración del Lord Clive y Colonia en Museo Virtual de Colonia del Sacramento.

Actualmente, la hija de Collado, Mariana, y el uruguayo Nelson Wulf, están tratando de conseguir una nueva autorización del gobierno uruguayo para poder traer el barco a tierra.

Según las leyes uruguayas, para poder llevarlo a cabo es necesaria la autorización del gobierno a través de los ministros de Defensa y de Educación y Cultura, más la posterior firma del presidente de la República de Uruguay.

Es en esta parte de la historia cuando aparece Nelson Wulf, el comerciante uruguayo que fue contactado inmediatamente después del hallazgo por Collado para trabajar a su lado y ocuparse de conseguir los permisos de rescate. Actualmente, junto a Mariana, la hija de Collado, se encuentra abocado a lograr ese objetivo. En diálogo con La Nación, Wulf da cuenta del hallazgo del buque y los pasos a seguir para finalmente traer el barco a tierra y convertirlo en un museo.

- ¿Cuándo y cómo Rubén Collado toma conocimiento del hundimiento del navío Lord Clive?

-A finales de los años 90, Rubén Collado se encontraba charlando con un naufrólogo (historiador que se especializa en barcos antiguos hundidos) y, mientras compartían la alegría de Collado de haber hallado la fragata Nuestra Señora de la Luz, él le cuenta la historia del navío Lord Clive.

-¿Qué documentos históricos dan cuenta de este tipo de episodios y dónde se encuentran? ¿Son de libre acceso?

En los países que conformaban los imperios europeos, existen archivos históricos donde se conserva toda la información de los viajes navales realizados en los distintos períodos coloniales, con sus rutas, cometidos y resultados de los viajes. Muchos cuentan con los manifiestos de carga y el destino final (si llegaron a puerto, si fueron hundidos, desguazados o vendidos), como es el caso de Lord Clive que antes pertenecía a la Marina Británica portando el nombre de H.M.S. Kingston y luego fue vendido a La Compañía de Indias Orientales, siendo rebautizado como Lord Clive. También existe documentación de época que se puede obtener a través de la prensa de aquellos años, por ejemplo, La Gaceta de Francia o las Cartas de Lisboa. La mayor parte de la información se encuentra en los archivos históricos de cada país. En España podemos nombrar especialmente el Archivo de Indias y en Sudamérica los Archivos Nacionales en Montevideo y Buenos Aires. La mayoría son de libre acceso, pero algunos documentos sólo son exhibidos a historiadores. De todas maneras, siempre es buena idea contar con gente especializada en el tema ya que los documentos suelen estar escritos en español antiguo o en otro idioma y resulta bastante difícil de interpretar.

-A partir de tomar conocimiento del hundimiento del Lord Clive, ¿cómo fue el proceso de su búsqueda y cuánto tiempo demoró hasta dar cuenta de su localización?

A partir de aquella conversación con el historiador, la idea de rescatar el Lord Clive quedó rondando en la cabeza de Collado, pero como todavía tenía programadas varias actividades relacionadas a la fragata recién rescatada Nuestra Señora de La Luz, este tema quedó postergado por unos años. A principios del nuevo siglo, en 2000 se comenzó la investigación sobre el barco, que tiene una gran historia incorporada ya que su llegada a las costas de Colonia del Sacramento ocurrió en 1763, y fue técnicamente la primera invasión inglesa al Río de la Plata. Collado se comunicó con el historiador y comenzó a viajar en busca de datos y archivos que convalidasen la historia narrada por el naufrólogo. Con la información ya reunida, se abocó a conseguir el permiso de búsqueda que debía otorgar el gobierno uruguayo, gestión que demoró unos tres años aproximadamente. Una vez obtenido el permiso, comenzó la búsqueda con el barco “Sancho” y toda la tripulación necesaria, aunque previamente fue necesario convencer a dos amigos para que invirtieran en esta nueva aventura. Como la investigación documental fue bien realizada y se contaba con el equipamiento tecnológico adecuado (magnetómetro, sonar de barrido lateral y de buceo), en pocos meses fue localizado el casco hundido del Navío Lord Clive. Resultó de fácil identificación ya que, como la historia indica, fue cubierto con piedras de la muralla original de Colonia para evitar que fuese reflotado. Los encargados de descender hasta el casco son los buzos profesionales Leonardo Alpuin y Sander Pirez, especialistas en aguas turbias.

-¿Cuál es exactamente su ubicación? ¿A qué profundidad se encuentra? ¿Cómo se realiza la búsqueda en aguas turbias como las del Río de la Plata, sin visión alguna?

-La ubicación exacta es confidencial, pero puedo decir que se encuentra a unos 350 metros de la costa de la bahía de Colonia del Sacramento, a una profundidad estimada de entre 7 y 10 metros, según la marea. La búsqueda se realiza con equipos de especiales, como ya dije, magnetómetro protónico, sonar de barrido lateral, GPS, etcétera, y luego los buzos profesionales bajan al lugar establecido mediante un cabo de vida y un narguile por el cual respiran. Deben trabajar al tacto, ya que no hay visibilidad alguna.

-¿Cuándo y cómo encontraron finalmente el navío? ¿Qué fue lo primero que rescataron del fondo del Río de la Plata?

-En marzo de 2004 comenzó la búsqueda dentro de la zona asignada por el gobierno uruguayo y en mayo, con la suerte de nuestro lado, el Sancho golpea con algo la hélice, que queda averiada. Mientras el buzo Sander Pirez se tiraba al agua para ver qué había sucedido, Rubén observaba en la pantalla de uno de los equipos que se trataba de un maderamen (un palo de madera grande). El buzo lo sacó a la superficie y resultó ser del navío Lord Clive. Esto se comprobó cuando los buzos Sander y Leonardo Alpuin volvieron a descender y se encontraron que a pocos metros estaba el casco de un barco cubierto de piedras, tal como cuenta la historia.

-¿Cuántas personas participaron de la expedición?

-En total 7 personas: los dos buzos, dos tender (son buzos que se encuentran a bordo asistiendo a los que están sumergidos), un capitán, un marinero y Collado.

-¿Cuál fue el costo estimado de toda la misión? ¿Contaron con apoyo del gobierno?

-El costo estimado de la misión de búsqueda, que incluye los viajes para conseguir la información documental, los tiempos para realizar los trámites burocráticos y finalmente el trabajo con los equipos y embarcaciones adecuados, el personal especializado (buzos, marineros, técnicos radaristas, entre otros) requirió una inversión de alrededor de 1 millón de dólares. En cuanto al apoyo por parte del estado, de acuerdo a la Ley uruguaya, el permisario (así le llaman al buscador del naufragio) se encarga de correr con todos los gastos que la operación requiera, tanto en la etapa de búsqueda como durante el rescate.

-¿Cuántas veces descendieron al navío una vez que lo encontraron? ¿Qué trabajos realizaron en el lugar?

Una vez encontrado el Lord Clive, se buceó un par de veces. Una para determinar que era el barco buscado y otra con una empresa argentina especializada en reflotamientos de buques hundidos que vino a Colonia a fin de evaluar si era factible traer el casco entero a superficie y cuál sería la mejor técnica a aplicar para lograr este objetivo. Durante el buceo de identificación del pecio, se sacaron un par de vasijas, suelas de zapatos y otros objetos que se encontraban sobre la cubierta superior de barco. Luego de documentar todo fotográficamente, fueron devueltos a su sitio original.

-¿De cuánto se estima el valor de los tesoros que transportaba?

-De acuerdo a los documentos de época, el navío Lord Clive traía 64 cañones de bronce, un cofre con valores de 100.000 libras esterlinas de la época, un cargamento de ron, 5 arsenales, mercadería para comerciar y otro cofre con los impuestos de Buenos Aires que había sido conseguido días antes cuando la flota capturó a una barcaza que los transportaba. El valor actual estimado podría estar entre 700 y 1000 millones de dólares.

-¿Pudieron constatar si los tesoros permanecen ahí?

-No

-¿Qué dice la ley uruguaya sobre este tipo de expediciones y hallazgos de tesoros hundidos?

-La ley uruguaya dictamina que la Comisión de Patrimonio Histórico regula la forma de llevar adelante el rescate, términos que forman parte del contrato que se firma entre el permisario y el estado. Por otra parte, entre el personal siempre debe haber un arqueólogo full time, responsable de supervisar las tareas de extracción.

-¿Qué requerimientos hace falta completar para rescatar los tesoros a la superficie?

-Acá es importante hacer una precisión. No queremos sacar un tesoro, lo que pretendemos es traer a superficie un casco de un barco, con todo su contenido, para hacer un museo. Aunque es fundamental rescatar la carga para, de esta manera, pagar a los inversionistas y al Estado, a quién por ley le corresponde un 50 por ciento de lo rescatado. Un 5 por ciento es para Prefectura Nacional Naval (PNN) y el 45 por ciento restante para Rubén Collado. Actualmente lo que hace falta, lo más importante, es que el gobierno autorice el rescate.

-¿Cuál fue la última novedad que tuvieron en ese sentido?

La última novedad es que el expediente de solicitud de rescate se encuentra en una sección anterior a la firma del ministro de Defensa Javier García. Una vez firmado (en caso de ser positiva la autorización) éste la envía al Ministerio de Educación y Cultura para luego terminar con la firma del presidente de la República.

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