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Día Mundial del Linfoma: ¿qué cosas hay que saber?

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Dra. Eloisa Riva, profesora de la Cátedra de Hematología del Hospital de Clínicas.

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Con motivo de este día, una especialista explica sobre la enfermedad y sus distintos tratamientos.

El linfoma, o cáncer linfático, es una enfermedad que viene en aumento en todo el mundo; y representa la sexta causa de muerte por cáncer a nivel global. En Uruguay, más de 300 personas son diagnosticadas con esta enfermedad cada año. A diferencia de otras enfermedades, no nace en un órgano para luego expandirse hacia los demás, sino que afecta en forma conjunta o sucesiva a diferentes ganglios del organismo.

Hoy 15 de Setiembre se celebra el Día Mundial del Linfoma, y con este motivo, la Dra Eloisa Riva, Profesora Adjunta de la Cátedra de Hematología del Hospital de Clínicas, explica cómo funciona la enfermedad, así como cuáles son las posibilidades de tratamiento.

—¿Qué es el linfoma?
—El linfoma es una enfermedad maligna que se origina en el sistema linfático, un sistema que está distribuido en todo el cuerpo, incluyendo los ganglios linfáticos, el bazo, el timo, las amígdalas y otros órganos como el tubo digestivo, la piel, la tiroides y el encéfalo.

—¿Qué clases de linfoma existen?
—Los linfomas se dividen en 2 grandes grupos: linfomas de Hodgkin (también llamado enfermedad de Hodgkin) y linfomas no Hodgkin. Ocurren tanto en niños como en adultos. Los linfomas de Hodgkin son los menos frecuentes y predominan en pacientes entre los 15 y 30 años y luego de los 50 años. Los linfomas no Hodgkin son un grupo muy heterogéneo de enfermedades que abarcan desde entidades indolentes que incluso pueden no requerir tratamiento hasta subtipos muy agresivos que requieren tratamiento inmediato e intenso.

—¿Cuántos casos por años se diagnostican en Uruguay?
—En Uruguay la incidencia de llinfoma de Hodgkin es de aproximadamente 2 casos cada 100000 habitantes por año, lo que significa que cada año se diagnostican alrededor de 60 casos nuevos. La incidencia de linfomas no Hodgkin es superior, de alrededor de 10 casos cada 100000 habitantes por año, que significa alrededor de 300 casos nuevos por año. Los linfomas no Hodgkin ocupan el 8º lugar dentro de los cánceres más frecuentes en Uruguay en el hombre y el 9º en la mujer, según los datos de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer.

—¿Cuáles son los síntomas?
—La presentación clínica es muy variable. Ocasionalmente, el paciente se encuentra asintomático y el diagnóstico se realiza por exámenes de rutina. Los síntomas dependen del sitio de inicio del linfoma, la velocidad de crecimiento y el tamaño alcanzado. Los síntomas más frecuentes son el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos a nivel de cuello, axilas o ingles —en general indoloro— sudoración a predominio vespertino, fiebre prolongada sin causa clara, adelgazamiento involuntario y cansancio. También puede constatarse prurito generalizado, más habitual en los linfomas de Hodgkin. Otros síntomas relevantes son anemia, sangrado y/o infecciones. En algunos casos el linfoma afecta algún órgano en particular y produce síntomas por esta afectación, por ejemplo a nivel neurológico, digestivo o cutáneo.

—¿Cuáles son las causas?
—No se ha identificado una causa común para estas patologías. Sí se ha demostrado asociación con determinados factores predisponentes, como inmunodepresión (por HIV y otras deficiencias inmunes), enfermedades autoinmunes, virus, bacterias, tóxicos y radiación. El linfoma no es una enfermedad hereditaria ni contagiosa.

—¿Hay alguna forma de prevenir esta enfermedad?
—Realmente no hay un método establecido. Se sabe que el HIV aumenta el riesgo de desarrollar un linfoma por lo que se recomienda evitar los factores de riesgo de contagio de este virus (drogas intravenosas, relaciones sexuales sin protección) es importante. Por otra parte, algunos estudios han encontrado que el sobrepeso y la obesidad generan aumento de riesgo de linfoma, por lo cual se recomienda mantener un peso saludable, si bien faltan estudios que permitan definir cuánto influye este factor de riesgo en el desarrollo de la enfermedad.

—¿Cuál es el tratamiento?
—Depende del subtipo histológico, la etapa de la enfermedad, la estratificación pronóstica y el estado clínico del paciente. Básicamente se cuenta con las opciones de quimioterapia, inmunoterapia, trasplante de médula ósea y radioterapia. La tolerancia al tratamiento es variable, individualmente y también dependiente del plan elegido. Hay linfomas indolentes que nunca requieren tratamiento, en tanto hay otros muy agresivos que requieren tratamiento de quimio-inmunoterapia y transplante de médula.

—¿Y cómo se decide entre todas estas opciones?
—La elección de la mejor alternativa terapéutica se basa en la evidencia aportada por ensayos clínicos internacionales, y en Uruguay nos guiamos por los algoritmos de tratamiento recomendados por guías internacionales. El Fondo Nacional de Recursos brinda, desde 2005, cobertura para el uso de Rituximab, anticuerpo monoclonal anti CD20, para algunos linfomas no Hodgkin (linfoma difuso de células grandes B, linfoma del manto, linfoma folicular y leucemia linfoide crónica). Además proporciona la cobertura de trasplante de médula ósea en los casos en que está indicado.

¿Han habido avances en los tratamientos?
—En los últimos años, se ha avanzado enormemente en la identificación de nuevos blancos terapéuticos y el desarrollo de fármacos con diversos mecanismos de acción como los nuevos anticuerpos monoclonales, inhibidores de puestos de control inmunitarios, CAR-T cells, entre otros. Algunos de estos nuevos fármacos se encuentran disponibles en Uruguay, si bien aún no tienen cobertura por el sistema.

—¿Cuál es la tasa de recuperación de la enfermedad?
—El pronóstico y la posibilidad de curación dependen del tipo de linfoma, su agresividad y respuesta obtenida con el tratamiento indicado. Para predecirlos se realiza, en cada caso, la estratificación según scores que contemplan estos factores comentados. Es imposible decir un porcentaje de respuesta, recaída o sobrevida en un grupo tan heterogéneo de enfermedades y es fundamental contar con todos los datos pronósticos que permitan dar al paciente esta información, adaptada a su caso particular.

—¿Se puede curar?
—Hay linfomas curables y otros que se controlan con tratamiento, aunque no se llegue a la curación. En estos casos hablamos de remisión de la enfermedad. Luego de completado el tratamiento se debe continuar los controles hematológicos con regularidad, con el objetivo de identificar síntomas que sugieran recaída así como evaluar posibles efectos secundarios vinculados a la terapia realizada.

Leucemia linfoide crónica

La Leucemia Linfoide Crónica (LLC) es un síndrome linfoproliferativo, al igual que los linfomas. Es la forma de leucemia más frecuente en el adulto, y su incidencia aumenta con la edad. Se origina en un tipo de glóbulo blanco llamado linfocito. Su incidencia es de 5,7 casos nuevos cada 100000 habitantes, lo que representa aproximadamente 150 casos nuevos por año en nuestro país. “En los últimos años ha habido enormes avances en el área de LLC, tanto en el conocimiento de la biología de la enfermedad como en el diseño de nuevos fármacos muy efectivos, en especial en el subgrupo de pacientes con LLC agresiva. Si bien es una enfermedad por el momento incurable, la mayoría de los pacientes presenta buena respuesta al tratamiento y larga sobrevida”, explicó la Dra.Eloisa Riva .

Actividades por el Día del Linfoma

En Uruguay existen tres asociaciones de pacientes que apoyan a pacientes con linfoma y familiares. La fundación Por la salud del paciente con leucemia o linfoma (Porsaleu), el Grupo Linfoma Uruguay y la Asociación Uruguaya de Leucemia y Afines. El viernes, de 12 a 14, Porsaleu estará realizando una actividad en su sede de la calle Buenos Aires, para informar a la población sobre el linfoma y la importancia de una consulta precoz. “El objetivo es que quiénes sufren la enfermedad conozcan otros pacientes. Que vean que existe una cura y que hay vida después del linfoma”, explicó la Dra. Elena Delisa, vocera de Porsaleu

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