Dientes humanos encontrados en una cueva en Israel donde residieron nuestros antepasados hace unos 400.000 años, arrojaron luz sobre las costumbres prehistóricas de alimentación, muy alejadas a cómo comemos en una mesa.
El procedimiento consistía en coger un trozo de carne de tamaño considerable con una mano y agarrarlo fuertemente por un extremo con los dientes, mientras con la otra mano se empleaba el filo de un pequeño cuarzo para cortarla o desgarrarla en el aire, de tal manera que el individuo pudiera ingerir un pedazo razonable.
Pero estos modales podían tener sus riesgos y los menos experimentados llevarse un tajo en la mejilla, encías o dientes.
Otra de las conclusiones sugiere que estos homínidos tenían músculos muy desarrollados debido a la combinación de comidas duras, desde carne hasta semillas.
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