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En Bruselas, el límite de 30 km/h genera controversia

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Tránsito por las calles de Bruselas. Foto: EFE

EUROPA

La medida impulsada por las autoridades favorece la movilidad “limpia”.

Tras la estela de ciudades como Madrid o Berlín, la región de Bruselas se dispone a limitar a 30 km/h la velocidad máxima autorizada para 2021, una controvertida medida impulsada por las autoridades para favorecer la movilidad “limpia”.

La idea que busca impulsar los desplazamientos a dos ruedas o a pie no es revolucionaria, pero llega en un contexto de creciente movilización por la lucha contra el cambio climático, marcada en Bélgica por las protestas estudiantiles.

En otras capitales europeas, como Berlín o Madrid, el 80% de la red es ya “zona 30”. A finales de octubre, será el caso también de Lille (norte de Francia), otra gran ciudad que quiere ser “más respirable” con menos coches.

El gobierno regional de Bruselas, constituido esta semana y liderado por socialistas y verdes, se concede 18 meses para “generalizar” esta limitación, que afecta ya al 55% de su territorio en zonas residenciales, comerciales o en las inmediaciones de los colegios.

El 1° de enero de 2021, las limitaciones de 50 km/h y 70 km/h se reservarán para las principales arterias, las grandes avenidas o la circunvalación interior alrededor del centro de la ciudad y sus túneles obsoletos.

Incluso con este calendario, los especialistas califican de “ambiciosa” la medida, puesto que será necesario instalar reductores de velocidad y prever controles sin los que “el sistema pierda credibilidad”.

“Nuestros estudios demuestran que sin estos cambios el 90% de los conductores no respetarán el límite de velocidad”, afirmó Benoît Godart, portavoz de Vias, la agencia belga de seguridad vial. Para Godart, “si solo se ponen dos letreros anunciando el inicio y el fin de la zona 30, y ya está, no servirá de nada”.

El reto ahora es encontrar el presupuesto para este proyecto, tanto en la región como en sus 19 comunas, lo que ya ha provocado las críticas de la oposición de derechas.

Y, como era de prever, la zona 30 “generalizada” molesta también a los taxistas, que tachan la medida de “inútil”.

Actualmente, “la congestión del tráfico impide superar los 30 km/h o 40 km/h”, dijo Fethi Dhib, taxista que ejerce desde 1987 en Bruselas.

Vulnerables.

Los problemas de circulación en la capital belga son muy similares a los que se observan en Moscú o Londres, que figuran entre los primeros puestos de las ciudades con más atascos.

En Londres, aplicar un nueva limitación de 15 millas por hora (alrededor de 24 km/h) sería una pérdida de tiempo, puesto que “la velocidad media es de 6 millas (10 km/h) en el centro”, protestó recientemente en la BBC Steve McNamara, de la Licensed Taxi Drivers Association.

Pero estas limitaciones que son sinónimo de “espacios públicos apacibles” también cuentan con defensores en ciudades, en las que, además de bicicletas, pululan ahora también patinetas eléctricas.

“Nos alegramos al saber que el nuevo gobierno ha hecho caso a las expectativas legítimas de los ciclistas bruselenses”, reaccionaron las asociaciones Gracq y Fietsersbond, militantes históricas por el uso cotidiano de la bicicleta, en constante alza en la ciudad de Bruselas.

El vocero de Vias asegura que la zona 30 ofrece “más seguridad a los usuarios más vulnerables, los peatones y ciclistas”. “Un peatón atropellado por un vehículo a 30 km/h tiene unas tres veces más posibilidades de sobrevivir que si (...) el vehículo circula a 50”, añade.

Por esta razón, Dudley Curtis, un ciclista británico de 42 años, defiende, junto a las limitaciones de velocidad, “más bicisendas separadas” del tráfico. “Estar rodeado de coches (...) a veces es terrible”, agrega.

Una opinión que comparte Parthena Papadopoulou, aunque no por las mismas razones, ya que como peatona, desconfía “más bien las bicicletas”. “Tienen todos los derechos y nosotros ninguno, se lanzan y ya está”, se queja.

Sobre la limitación a 30 km/h, esta funcionaria griega de la UE señala una cierta incoherencia de los poderes públicos. “Poco a poco quieren eliminar los coches, pero vienen a llorar cuando cierran las fábricas”, sentencia.

Menos atropellos y menos emisiones

Los defensores de la circulación a un máximo de 30 km/h sostienen que reduce los atropellos y la gravedad de lesiones en caso de que estos se produzcan; disminuye el nivel de ruido procedente del tráfico; facilita la integración del tráfico ciclista en la calzada; reduce la emisión de contaminantes procedente del tráfico; reduce la necesidad de semáforos y señales: menor mantenimiento y menor contaminación visual; y favorece la disuasión del uso del vehículo motorizado.

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